En la Argentina estamos viviendo una situación muy especial. Mientras en el país se vive una crisis muy grave por el aumento de la pobreza, debida al congelamiento de los salarios, el deterioro de los ingresos de los jubilados y el aumento de la inflación desde el comienzo del gobierno de Milei. Se suma el desempleo, falta de consumo y cuentas sueldo de trabajadores cerradas.
A todo esto se añade que el Ministerio de Seguridad promovió la adopción de un protocolo de control de las movilizaciones y manifestaciones callejeras, que permite a las fuerzas de seguridad reprimir muy severamente y mandar a prisión a los manifestantes, sin fundamento.
Además, como ya se denunció, se cerró el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad y se eliminaron todas las actividades de apoyo y promoción a políticas de género, e incluso la paralización de programas como el de prevención de embarazos no intencionales en la adolescencia, Plan ENIA, que desde 2018 produjo una disminución de más del 50% de estos embarazos, que benefició a niñas y adolescentes del país.
Se dejaron de proveer alimentos y apoyo económico a los comedores comunitarios para investigarlos, en momentos en que alrededor del 60% de los niños en el país son pobres y en sus familias se realiza con suerte una comida por día, por lo tanto, la necesidad de los comedores comunitarios es mayor.
A este cierre de los comedores comunitarios se sumó la suspensión de la distribución de alimentos, que culminó con la denuncia agravada por el vencimiento de muchos de esos insumos.
Mientras, el presidente Milei viaja por el mundo para hablar, recibir premios y sacarse fotos con partidos, organizaciones de extrema derecha y personajes exitosos conservadores, que supuestamente van a invertir en el país. Algo que hasta ahora no se produjo.
El Ejecutivo decidió prohibir a nuestros diplomáticos apoyar y hablar de la Agenda 2030, algo que va en contra de todo el mundo.
Frente a esta deserción de los compromisos internacionales que Argentina firmó, incluso la incorporación de muchos en la Constitución Nacional, las agencias de Naciones Unidas y los responsables de los tratados de derechos humanos regionales y mundiales le pedirán cuentas al Gobierno.
Por eso, los premios y supuestos éxitos del Presidente, por ahora, solo implican el rechazo del país en los ámbitos multilaterales.
Es imprescindible recuperar la sensatez y el respeto de esos compromisos, y así poder recuperar la dignidad de vivir con nuestro trabajo, algo hoy perdido.