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futuro imperfecto

Política y el engaño (que nos gusta)

Hay un divorcio entre la dirigencia política y gran parte de la sociedad. Y este primer trimestre no se esperan buenas noticias.

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¿Sumo? Alberto Fernádez. | Pablo Temes

El año que pasó mostró una evidencia del divorcio entre la dirigencia política y gran parte de la sociedad.

Contra todos. En ambas elecciones de 2021 gran parte del electorado voto en contra. Un sector importante del votante del Frente de Todos fue a las urnas para que no vuelva un gobierno como el macrista y una parte no menor del voto de Juntos para el Cambio votó contra el gobierno y contra el kirchnerismo (que no necesariamente implica el mismo electorado). El voto núcleo de ambas estructuras políticas es cada vez más pequeño, aunque son profundamente intensos. Este empequeñecimiento de los votantes ideológico traerá sorpresas a futuro.

Es claro que el entusiasmo que motivó en su momento el ascenso de Mauricio Macri como lo “nuevo” en el espacio político se fue apagando, también la expectativa generada por Alberto Fernández como un candidato moderado y con capacidades de negociación trasversal se extinguió por completo. Hoy Alberto tiene menor imagen positiva que Cristina Kirchner, lo que hace preguntar (con meridana razón) al núcleo férreo del cristinismo qué aporte, qué diferencial le otorga el presidente invitado a liderar la fórmula del FdeT en 2019. Además, la autoproclamación de Fernández de ir por la reelección, genera entre los halcones k la misma sensación de un tío invitado a cenar que decide quedarse a vivir con en la casa de la familia. Por eso el deseo que embarga a los halcones es que Cristina vuelva a salir a la cancha en 2023.

El vacío que genera el todo. Quizás el año pasado dejó una valiosa enseñanza: el poder presidencial es autopoiético. La autopoiesis es un concepto creado por los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela en 1973 para designar la capacidad de un sistema molecular para mantenerse y autoreproducirse aún en situaciones extremas, como la falta de oxígeno y alimento. Este término es retomado por el sociólogo Niklas Luhmann: “Los sistemas autopoiéticos producen sus elementos y, para ello, deben referirse a sí mismos tanto en la constitución de sus elementos”, escribió el sociólogo alemán en La sociedad de la sociedad una de sus obras maestras. Probablemente Alberto nunca haya leído a Luhmann, pero sí concibe la lucha política al estilo de un luchador de sumo, lograr que el esfuerzo lo haga el otro, ganar por cansancio. Efectivamente en las micropujas de todo el año la más perjudicada ha sido Cristina frente a un Alberto aferrado al anillo de Julio Grondona cuya inscripción interior es “todo pasa”. El semana pos Paso mostró la elasticidad de Alberto para resistir el embate de la socia mayoritaria del FdeT, que en cualquier otro caso hubiera finalizado en una crisis institucional de mayor calado.

En este marco, los contenidos de los audios de la exdiputada Fernanda Vallejos (difundidos luego de la semana de la PASO) fueron increíbles y la vez sorprendentes por la crudeza con la que refirió a Alberto sin ambages. No pocos pensaron que esas expresiones representan a la opinión en el kirchnerismo duro sobre el ungido por Cristina. “Okupa” fue el término más suave que allí se escuchó. Vallejos de hija política de Unidad Ciudadana encabezó la boleta para diputados en la PBA en 2017, donde Cristina competía para Senadora (donde perdería por un puñado de votos contra Esteban Bullrich). Hoy ya fuera de la Cámara pasó a integrar el espacio ultraK Soberanxs encabezado por Alicia Castro y Amado Boudou.

Ante todo, creer. Este incidente recordó a la maravillosa película “La invención de la mentira” que trata de una sociedad (como la actual) pero que no conoce la mentira. En ese lugar sólo se dicen verdades por más hirientes que sean. Para poner un ejemplo de lo que ocurre en la película, no existe la ficción, los programas de “entretenimiento” son dictados por historiadores que relatan “hechos”. El protagonista, un atribulado y “looser” Mark Beillison (interpretado por el gran Ricky Gervais), a punto de perder todo por sus reiterados fracasos descubre accidentalmente retirando sus pocos fondos del banco que puede mentir. Este hecho produce una revolución en su sociedad de las verdades.

El affaire Vallejos muestra estrictamente lo contrario, la política se basa en el engaño, en la mentira socialmente compartida. No pocos se vieron atraídos en 2015 por el slogan de Macri de “Pobreza cero”, así como confiaron que Fernández tenía a mano una llave para poner en marcha la producción. El marketing político estudia de la mano de las neurociencias las formas de interpelar a los votantes con esta suerte de mentiras blancas. Mucho se criticó que Martín Guzmán planteara para este nuevo año una proyección del 33% de inflación en el presupuesto rechazado por el Congreso, pero si hubiese actuado con la “política de la verdad” foucoultiana diciendo “muchachos este año la inflación no baja de 50” hubiese resultado un escándalo mayúsculo. En este sentido, la famosa posverdad, no es sino el grado de verdad que una sociedad está dispuesta a soportar. En Argentina del pensamiento mágica este grado es muy bajo.

Futuro imperfecto. Lo que es esperable en este primer trimestre no son exactamente buenas noticias. Lo más probable es que el gobierno se adelante a los requerimientos del Fondo Monetario Internacional. Aumento de tarifas, aumentos de salarios por debajo de la inflación, aumento de la presión impositiva (sí más presión impositiva) son al menos las tres A de las políticas que se comienzan a implementar. Es probable que haya una devaluación acelerada a fines de achicar la brecha cambiaria. Aunque parezca parte de una magia medieval el FMI es devaluacionista, cree que con eso mejoraría la performance exportadora de un país como Argentina que es depende del sector agropecuario. Si la devaluación es fuerte, es también es probable que se aumenten las retenciones al agro, especialmente sobre las provenientes de la zona núcleo. Con este programa (que evitará a toda costa la palabra ajuste) es posible que el cierre con el FMI pueda ser presentado como un triunfo sin condiciones, que es el deseo de la sociedad. La alegría puede llegar a que se logre un período de gracia de dos o tres años, cosa que los pagos se posterguen hasta después de las elecciones presidenciales. Porque la vida es eso que ocurre entre elección y elección.

*Sociólogo (@cfdeangelis).