COLUMNISTAS
los kirchner siguen a los tumbos y hay rumores de renuncia

Por qué juegan al suicidio

Es un tipo importante. Movedizo. Influyente. A veces bastante irascible, pero siempre atado a su particular (¿o generacional?) concepción sanguínea de la lealtad. Por eso, sólo acepta que se difundan los temores que, hoy por hoy, lo desaniman un poco sólo a cambio de que no se revele su identidad y se lo presente como “un kirchnerista muy conocido que no está dispuesto a dejar de creer en lo que creyó”. El diálogo con PERFIL se produce vía mail.

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Es un tipo importante. Movedizo. Influyente. A veces bastante irascible, pero siempre atado a su particular (¿o generacional?) concepción sanguínea de la lealtad. Por eso, sólo acepta que se difundan los temores que, hoy por hoy, lo desaniman un poco sólo a cambio de que no se revele su identidad y se lo presente como “un kirchnerista muy conocido que no está dispuesto a dejar de creer en lo que creyó”. El diálogo con PERFIL se produce vía mail.
—Estoy enormemente preocupado por el cariz que toman las cosas en la Patria. Según como yo lo veo, estamos a un paso de que no haya condiciones de gobernabilidad. Luego, habrá renuncias y crisis institucional. Y Dios sabe qué más.
—¿Podría ser más explícito, a vuelta de correo?
—Se lo resumo así. Se angostan hasta la asfixia los resortes de la gobernabilidad. Las expectativas están invertidas y todo el mundo juega al revés de las propuestas gubernamentales. La reacción del “dueto” es inversa a la que prescribiría un médico clínico: en lugar de abrir, cierran; en vez de profesionalizar, rugen; cuando hay que hablar, rumian. Si las AFJP terminan como la 125, acuérdese de esto: Cristina concreta lo que amagó el fatídico viernes que viajó al Chaco. Por lo demás, si no termina como la 125, vienen meses agobiantes por razones diferentes del calor. Mercados corcoveantes, malhumor in crescendo, un clima comunicacional irrespirable.
Por si hicieran falta aclaraciones, el término “dueto” refiere a Cristina y Néstor Kirchner. Y la referencia a “lo que amagó” la Presidenta aquel “fatídico viernes que viajó al Chaco” refiere al día posterior al voto no positivo de Julio Cobos en el Senado sobre las retenciones agropecuarias y a las supuestas (pero muy difundidas) intenciones de la Señora de cantar hurras e irse a su casa, agobiada y deprimida por los vientos en contra.
Ahora, cuando el Gobierno soporta los cimbronazos de la nueva crisis política que ha generado al proponer la sospechada reforma del sistema jubilatorio, son cada vez más los analistas y políticos (incluso oficialistas, como se ve) que dan casi por hecho, que un traspié en el Congreso sobre el tema AFJP sería demasiado para Cristina. Y el sillón de Rivadavia quedaría vacante.
Los insistentes rumores pueden sonar a versiones interesadas, a provocaciones mediáticas de enemigos o aliados, o amigos que vivieron en carne propia los ya clásicos despechos kirchneristas y cuyas heridas sangran todavía. Hay elementos, sin embargo, para pensar seriamente que esos mismos rumores son amasados con maquiavélico desprejuicio desde los propios salones de la Casa Rosada o las habitaciones de la quinta de Olivos. Aparte de que los Kirchner se mostraron desde el vamos como expertos en exhibirse como víctimas de traiciones y conspiraciones, vale la pena recordar que no fueron precisamente fuentes opositoras quienes echaron a rodar que Cristina quedó de cama cuando perdió por el desempate de Don Cleto. Funcionarios y legisladores, siempre en un impostado off the record, desparramaron la versión.
Se sabe que los Kirchner son de jugar fuerte, en muchas ocasiones al todo o nada, y que esa actitud les permitió (durante su primer mandato, es decir, el de Néstor) reconstruir cierto sentido de la autoridad en la Argentina. Pero también quedó claro que en el segundo mandato se les exige otra cosa (acaso la madurez prometida por CFK durante su campaña) y que, por ello mismo, ya hay un consenso generalizado en cuanto a que aquello que antes construía hoy destruye e irrita cada vez más. Si, antes, hasta el colon sangrante de Néstor pudo resultarles útil para autoimprimirse signos de humanidad, ahora parece suicida ponerse a jugar con la presunta debilidad emocional de quien fue votada para feminizar el liderazgo político del Estado. Para hacerlo más sensible. Más amplio y unificador. La sociedad argentina sigue necesitando líderes, aunque, por lo visto últimamente, ya no banca los caudillismos ni mucho menos las jefaturas autoritarias, corporativas, feudales o autistas.
En su obra cumbre, Emile Durkheim (considerado uno de los padres de la sociología junto a Max Weber) analizó la fenomenología del suicidio y sus factores sociales, culturales y psicopáticos. Entre ellos, describió al “suicidio altruista” como aquel que resulta de una supuesta obligación o misión impuesta o autoimpuesta, y que siempre será el resultado de la pérdida o el inaceptable fracaso de aquella. Claro que, en El suicidio, Durkheim también habló del “suicidio egoísta”, el que surge del ensimismamiento y algún sentimiento de condena hacia los demás.
Durkheim no llegó a tipificar los suicidios en términos políticos. ¡Qué bien nos hubiera venido ese manual!