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Memes de Alberto por "Garganta Profunda" | Twitter

No sé qué pensar del furcio presidencial de la garganta profunda. Solo en el sentido del humor se da un sentido colectivo y urgente que derriba a los otros sentidos comunes. Hay sintagmas que viajan solos en las memorias compartidas. La gente de la revista La Garganta Poderosa tendría que haberlo asumido antes de ponerle ese nombre tan equivocado. Cuando uno dice “garganta”, mil vocecitas anónimas pegoteadas entre las neuronas sin uso te gritan a coro: “¡profunda, decí profunda, dale!”. Así que lo que el Presidente hace es magníficamente representativo. Nos representa.

Luego acaece la bendita memificación, el envoltorio egipcio del paquete, el tsunami de conveniencias y disturbios. Nacho Levy y la garganta profunda han salido a retuitear lo evidente: ojalá la publicidad inesperada que acarrea el furcio sirva para discutir de narcotráfico en los barrios. ¿Estaríamos conscientes de las decenas de organizaciones que la pelean a pico y pala en las trincheras más abandonadas del sistema si no fuera por el desliz de la lengua presidencial, por ese resbalón hacia el sintagma colectivo acallado en el blablá que nada dice, por una constatación súbita de aquello que la traductora al lenguaje de señas hizo explícito en la formalidad envarada del simposio? El teléfono de Nacho estalló de gente que –sin darse cuenta– los estaba poniendo a él y a su garganta en el centro de una discusión de la que siempre estuvieron algo al margen.

La era del meme llegó para quedarse. Es la publicidad más instantánea que nos toca consumir. Propongo inmediatamente una Subsecretaría de Memes para la difusión de los asuntos relevantes de nuestra realidad y las limítrofes. Ahre, seguro que ya existe.