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CRUELDAD

Redes sociales, Palestina e Israel

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Si Goebbels viviera en los tiempos de las redes sociales tendría un orgasmo múltiple ya que en Facebook y en Twitter un mensaje se puede reproducir por cientos de miles de usuarios en pocos segundos. Me pregunté por Goebbels en estos días en que el conflicto entre Israel y Hamas comenzó a escalar nuevamente. Cada vez que ocurre algo entre Israel y alguna parte de Palestina (Gaza o Cisjordania) aparecen con mucha fuerza los simpatizantes propalestinos para compartir o retuitear los vejámenes y las injusticias que comete, según ellos, Israel. Esta intensidad de repudio no ocurre con otros conflictos muy graves de la región como la guerra civil siria o el conflicto interno iraquí.

Los medios gráficos hacen su trabajo. Muestran imágenes que impactan, y las que más impactan son las de niños asesinados por algún bombardeo. No se les puede echar la culpa a los medios, un bombardeo de Hamas interceptado por una plataforma antimisil de Israel no es tan impactante como un niño. La imagen se comparte en las redes y muchas veces se mezcla con otra información sesgada que lleva omisiones llamativas de fuentes dudosas. Aparecen mapas propagandísticos donde se muestra el presunto avance sobre tierra palestina por parte de los israelíes que, si uno presta atención, subvierte la historia de los últimos sesenta años. Las redes sociales demuestran que se puede desinformar y difamar viralizando contenido apócrifo. Y aunque después se explique que determinadas imágenes eran falsas, una vez viralizado el contenido el daño está hecho. No importa cuán instruida sea la persona que lo comparta ya que su nivel de información sobre lo que realmente ocurre en Medio Oriente puede ser escaso. El nivel de educación no asegura que una persona corrobore todo lo que comparte, no hay tiempo, todo tiene que ser a la velocidad en las redes. Además, cuando el mensaje tiene una presunta carga moral la buena intención del activista hace que se sienta obligado a participar del mensaje.

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Lo más perverso que vi en estos días en las redes es que alguien compartió un sitio donde se cuenta la cantidad de bebés palestinos asesinados en el conflicto desde el año 2000 hasta la actualidad en relación con la cantidad de bebés asesinados del lado israelí. Cuando uno abre la página dice que por cada bebé israelí asesinado hay 11,9 palestinos. La indignación es inmediata e imagino al próximo usuario de Facebook compartiendo la información. La página, que tiene un gran diseño gráfico, nada dice sobre la organización terrorista Hamas que gobierna Gaza, ni cómo utiliza a sus niños y mujeres como escudos (ocultar armas en jardines de infantes y hospitales o pedirle a la población que se inmole en los techos ya es un clásico), ni que su objetivo no sólo es tener su propio Estado sino también eliminar a los judíos del mundo. La página nada dice sobre cómo Israel se ocupa de proteger a su población con refugios y tecnología para interceptar misiles del Hamas que van a lugares poblados. Por eso hay menos víctimas de un lado que del otro.

En esta ocasión pude observar en las redes que la comunicación israelí también dio su batalla propagandística. Las Fuerzas de Defensa Israelíes envían videos de sus operaciones, la localización de los lanzacohetes y los túneles construidos por Hamas. Los grupos anti-Hamas hacen lo suyo agitando la bandera de la democracia, y la página del primer ministro Netanyahu no para de informar sobre la cantidad de ceses del fuego que Israel respetó y que, en su totalidad, Hamas quebró.

El problema de los conflictos armados y las redes sociales es que la inmediatez de estas últimas sólo logra poner de manifiesto retazos de crueldad y no la complejidad para parar una guerra.

*Politólogo (Universidad de San Andrés) @martinkunik