COLUMNISTAS
LOS REPATRIADOS EN EL FUTBOL LOCAL

Si te va bien, no volvés

La derrota de River con el novato Universidad de San Martín de Perú y la de San Lorenzo ante el Caracas, en el estreno de ambos en esta edición de la Copa Libertadores de América da que pensar.

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La derrota de River con el novato Universidad de San Martín de Perú y la de San Lorenzo ante el Caracas, en el estreno de ambos en esta edición de la Copa Libertadores de América da que pensar. Uno está tentado de decir que, viendo la primera fecha del Clausura y este debut de dos equipos reforzados convenientemente (al menos, eso me dicen todos los días desde los canales deportivos y un diario especializado), que el fútbol argentino sigue con su vuelo bajo. Un amigo me dijo ayer: “Coincido en que el fútbol argentino está a la miseria, pero después, la Copa la gana Boca y ¿de qué nos disfrazamos?”. Es una chicana. Quienes defienden nuestro juego vernáculo con este argumento y el de Arsenal campeón de la Sudamericana saben que son excepciones, no la regla.

Tanto San Lorenzo como River perdieron feísimo, con planteos equivocados e individualidades en niveles subterráneos. Pero es el nivel que hay, alguna vez vamos a tener que aceptarlo.

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San Lorenzo, por caso, anunció contrataciones “notables”. Pero Placente llegó con seis meses de inactividad, D’Alessandro viene de una baja temporada en Zaragoza (lo mejor de su carrera sigue siendo lo que hizo en River... hace cinco años) y si a algún hincha del Benfica le preguntamos por Bergessio, es probable que ni siquiera lo recuerde.

Para que quede claro: si a un jugador le va bien en Europa, no lo dejan volver, salvo decisiones personales como las de la Brujita Verón o el Kily González; o conflictos, como el de Riquelme. Nada de esto menoscaba las calidades de los tres refuerzos principales de San Lorenzo, pero la verdad sea dicha. Es más, si uno compara a futbolistas que emigraron a mediados de los 90, como Ayala, Crespo, Burgos, Zanetti o Almeyda con los actuales, se dará cuenta de que aquellos no volvieron más, hecha ya la excepción de Verón y el Kily. Ambos, de haberlo elegido, hubiesen terminado sus carreras en Europa. Aún hoy, varias de las llamadas que recibe la Brujita en su celular son de Roberto Mancini, DT del Inter, para pedirle que vuelva a Italia. Y ni hablar de casos anteriores, como Batistuta, Chamot, Sensini, Redondo y el mismo Cholo Simeone, que no regresaron más.

Los de esta generación se están volviendo antes de tiempo. Exceptuamos a Riquelme del medio, que se hubiese quedado a vivir en Villarreal de haber respetado la autoridad del técnico Manuel Pellegrini. Lucas Mareque, lateral de Independiente, se había ido al Porto, un equipo importante de Europa, y jugó muy poco. Rodrigo Archubi, surgido de la tan elogiada cantera de Lanús, estuvo de paso en el Olympiakos de Grecia. Y se vino a River. Por ahí también llega Sebastián Leto, adquirido hace un año por el Liverpool, donde no juega nunca. Su DT, Rafa Benítez, tiene tantos futbolistas antes que él, que ni se debe acordar de que está en el plantel. Lo mismo pasó con Gabriel Paletta, el zaguero de Boca. El propio Javier Saviola casi no tiene lugar en el Real Madrid. La sigue peleando, pero en cualquier momento se lo trae River.

En resumen: les va muy bien a Tevez y a Mascherano en la Premier League inglesa, a Messi (que nunca jugó en la Argentina) en España y a los del Inter en Italia. No mucho más. Tecla Farías, Lucho González y Lisandro López juegan seguido en el Porto y el Pipi Romagnoli alterna en el Sporting. Pero la Liga Portuguesa no está en el podio, quizá por eso no estén mencionados aquí. El Chelito Delgado recién llegó al Lyon francés, está intentando hacer pie. Lo mismo para con los que están en Grecia u otras plazas europeas de menor nivel. Insisto con la idea: si les va bien, no se vuelven. No los dejan o no quieren volver. Recordemos que Ramón Díaz quiso traer a Julio Cruz y a Cavengahi, y no pudo. Claro, sus momentos exitosos en Inter y en Burdeos respectivamente lo impidieron.

Viendo a River, nos quedamos con una impresión similar. Si bien por la tele se percibió cierta saña contra Simeone, el equipo jugó pésimo. Pese a todo, sigo creyendo que le va a ir bien. Aunque le cabe lo de San Lorenzo: sumó refuerzos que fueron muy promocionados y todavía ni siquiera mostraron una puntita de lo que podrían hacer. Archubi, ya fue apuntado, fue y vino de Grecia, jugó mal lo poco que el Cholo lo puso. Rosales volvió de Holanda como una estrella (otro que se vino antes de tiempo) y ahora, no sólo no es titular, sino que cuando entra aporta poco. Abreu y Cabral están tratando de entender qué se les pide, algo que requiere trabajo y concentración. Ponzio también regresó antes de tiempo, aunque fue por una elección de vida. Le iba bien en el Zaragoza y hasta fue convocado varias veces para la Selección.

Como siempre, se exageraron las cosas. El San Lorenzo de los sueños y el River dinámico del Cholo perdieron feo contra mediocres equipos sin tradición. Y perdieron bien. En el fútbol, reunir apellidos importantes no basta para lograr resultados. Hay que trabajar, entrenar, darle variantes y tiempo, algo que en la Argentina parece no existir.

El tema, ahora, es mantener el equilibrio sin dejar de leer con atención lo que ocurre. Es una sana forma de entender por qué pasan las cosas que les pasaron esta semana a San Lorenzo y a River. Ni más ni menos que eso.