La selección de Katherine Tai para conducir la política comercial exterior de los Estados Unidos implica un importante cambio. Tiene una larga trayectoria en el USTR y el Comité de Medios de la Cámara de Representantes donde se especializó en la OMC y en la gestión para la aprobación de los acuerdos de libre comercio; trabajó para la inclusión de estrictas normas laborales en el Acuerdo USMCA recibiendo elogios de las organizaciones AFL-CIO. A diferencia de Robert Lighthizer, que trabajó como lobista de empresas, Tai se desempeñó en la función pública y académica sin compromisos con el sector privado.
En las entrevistas concedidas a partir de su vinculación con el Partido Demócrata mencionó que la política comercial es un instrumento más de la política exterior para crear oportunidades para los ciudadanos. Biden afirmó que su política exterior debe orientarse a la clase media. Habrá que esperar cómo se traducen estos slogans de campaña en acciones concretas para aumentar la competitividad del sector productivo.
Tai podrá encarar el mejoramiento de las relaciones multilaterales en la OMC trabajando con la Unión Europea porque comparten una visión común. Pero tendrá muchas dificultades para desandar las políticas vigentes con respecto a China donde ambos partidos coinciden en la necesidad de enfrentar ese desafío con firmeza para obtener concesiones y una apertura real del mercado de ese país Habla mandarín y conoce la sicología oriental. Los buenos modales de Biden no deben confundirse con debilidad. Las políticas para contener a China tienen un amplio apoyo en las encuestas donde se la visualiza como culpable de la desindustrialización. Las relaciones entre ambos países dependen más de la disposición negociadora de China que de los Estados Unidos.
La mirada introspectiva de la nueva administración dejará poco lugar para una política latinoamericana que contribuya con acciones concretas para la recuperación de la región de la devastación provocada por el Covid. Hará falta un gran esfuerzo diplomático, inexistente hasta ahora, para que América Latina ocupe un lugar destacado en la agenda demócrata.
*Diplomático.