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Un diciembre sin piedras

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Ahora sí comenzó la presidencia de Alberto Fernández. Quedaron atrás el mensaje presidencial y los festejos, las metas de gobierno y la alegría de que ya llega la plata al bolsillo de todos.

Empezaron los actos de gobierno: doble indemnización, devaluación, nuevos impuestos, aumentos salariales al sector público y privado por decreto, bono y ajuste de las jubilaciones. Ahora sabemos que el ahorro del gasto se hará pagando a los jubilados menos de lo que indicaba la ley de movilidad del gobierno de Macri, aprobada bajo una lluvia de piedras. No es con todos los “abuelos”, algunos importan más que otros. Ruptura del principio de igualdad. El Gobierno sabe que el aumento desigual de las jubilaciones provocará amparos y juicios al Estado. Se patea para adelante una decisión de fondo que construya un sistema previsional sostenible.

Se aumentará la recaudación vía retenciones a exportaciones agropecuarias y, en menor porcentaje, a la minería y el petróleo. Un paquete de retenciones selectivo, que castiga al electorado que no lo votó y protege a Vaca Muerta y a los gobernadores extractivistas.

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Alberto añora una presidencia dotada de superpoderes como la que supo disfrutar cuando acompañó a Néstor. Poderes extraordinarios que lo eximan de la aprobación del Parlamento –donde Cristina también tiene poder– y, llegado el caso, lo quiera enfrentar. Aunque puede que solo fuera prenda de negociación, su apuesta de máxima fracasó. La sola aspiración de concentrar poderes en manos del Ejecutivo no fue una buena señal para el Congreso y la oposición.

Vayamos a otros datos políticos. El Presidente mostró sus cartas ganadoras: sumó el lavagnismo al Gobierno, ampliando su alianza, y con el apoyo de bloques provinciales tiene quórum propio y mayoría asegurada. Se le despeja el panorama legislativo, aunque con estos últimos habrá que negociar caso por caso, en acuerdos onerosos para el gobierno federal.

El campo sindical no muestra fisuras. Todos juntos volvieron a la Casa Rosada y se encolumnaron detrás del Presidente, doble indemnización mediante, sumada a la promesa de un decreto de aumento salarial. Con los movimientos sociales ocupando cargos en el Gobierno, se garantiza la paz social.

La alianza de Alberto con los gobernadores se robusteció: estos suspendieron el pacto fiscal y podrán aumentar sus recursos vía impuestos de ingresos brutos.

Peronismo, kirchnerismo, albertismo (¿?), sindicalismo, movimientos sociales, todos recibieron los incentivos necesarios para acompañar el proyecto. Pero la base electoral, sobre todo la más kirchnerista, quedó desencajada frente al congelamiento de las jubilaciones. Se leyó en redes sociales: “Ahora los kirchneristas tienen que militar el ajuste”. ¿Durará eso? ¿Hasta cuándo apoyarán este programa? Sectores como los docentes universitarios, investigadores científicos, judiciales, se quedaron en shock cuando notaron que se suspendía el 82% móvil de sus jubilaciones. Esto muestra desconocimiento del plan económico de Alberto y su equipo, que les cayó como balde de agua fría. Al final lograron que se exceptuaran estos sectores y otros regímenes especiales, dejándolos frente al resto de la sociedad como defensores de un privilegio. ¿Acaso en una situación de “emergencia previsional” no tendrían también que ser solidarios como el resto de los jubilados del régimen general que cobran por encima de la jubilación mínima? ¿Cómo tomará la sociedad semejante desigualdad de trato, sobre todo en momentos en que en toda la región dominan la agitación y la movilización popular?

Por el lado de la oposición, se puso a prueba la unión de Juntos por el Cambio. Los legisladores votaron unidos, pero quedó en evidencia la preocupación de los gobernadores radicales por garantizarse recursos y, en el futuro, gobernabilidad. Apareció una fisura en la estrategia opositora que habrá que monitorear, por si se agranda y se hace grieta.

Alberto comenzó a construir su poder presidencial. La experiencia de los estadistas dice que las decisiones impopulares hay que tomarlas en los primeros cien días de gobierno. Lecciones aprendidas por Alberto después del gradualismo de Macri. No pasaron ni 15 días de la asunción… ¿Esto es todo? ¿O qué seguirá? Por lo pronto, disfrutemos de un diciembre sin piedras…

*Politóloga. Directora de Ciencia Política UBA.