¡Qué hermosas las sendas
Que no tienen fin!
¡Qué hermosos los días
Que no tienen noche!
¡Qué hermosas las cosas
Que nunca se hicieron!
(Rebeldía, Alfonsina Storni)
* * *
Ver a varios periodistas de distintas redacciones de Editorial Perfil aportando el mejor periodismo de investigación del actual diario Clarín. O ver varios directores de publicaciones de distintas épocas de Editorial Perfil conduciendo hoy el diario La Nación. O ver tantos columnistas emblemáticos del diario PERFIL en Radio Mitre, TN y pronto hasta en Canal 13, me lleva a reflexionar sobre las distintas escuelas y ciclos del periodismo argentino.
Me decía un amigo: “Es un fenómeno que no sólo se da en Clarín y La Nación, también en la dirección del diario oficialista Tiempo Argentino, en la mayoría de los medios gráficos de Szpolski y en el diario económico El Cronista hay periodistas que se formaron en Editorial Perfil”.
Y no es casual que, salvo los diarios populares, este fenómeno sólo encuentre su excepción en Página/12 y Ambito Financiero, donde se siguen destacando casi exclusivamente periodistas formados en sus propias redacciones. Es que Página de Lanata y Ambito de Julio Ramos fueron en los ochenta y a comienzos de los noventa, escuelas formadoras de talento suficiente como para autoabastecerse e irradiar al resto.
Parte de la explicación se encuentra en las mayores posibilidades de contratación de Clarín y La Nación que pueden, simultáneamente, desarrollar y mantener los talentos propios y contratar los mejores de los vecinos. Pero no todo el fenómeno se explica por eso, lo material sólo muestra sus consecuencias económicas.
Lo interesante son las causas que producen la novedad para continuamente recrearla y satisfacer las necesidades de innovación que tiene la sociedad. El periodismo es actor fundamental de los cambios culturales que se van produciendo en cada época.
Los que hoy critican al periodismo por conservador olvidan que los cambios progresistas actuales fueron también posibles porque el periodismo estuvo entre los primeros de los rebeldes de los noventa.
La ideología que exhibió el kirchnerismo fue tomada del Frepaso y del sector más progresista de la Alianza (Chacho Alvarez, Garré, Bielsa, cuadros posteriores del ARI, Ocaña, Timerman), forjada al calor del antimenemismo donde el periodismo fue la gran vanguardia. Las reminiscencias antiperonistas que quedan en el Frente para la Victoria son de esa cultura antimenemista.
Fue el periodismo quien demolió la imagen metafísica del mundo que tenía Menem. Los valores que hoy la mayoría de la sociedad considera políticamente correctos fueron divulgados por el periodismo en su crítica a los 90, mientras el menemismo gobernaba.
¿Cómo debería ser el nuevo periodismo para continuar siendo vanguardia de la sociedad y aportarle una síntesis superadora para el poskirchnerismo?
Con la llegada de la democracia, al periodismo le llevó un tiempo sacarse definitivamente los temores de la dictadura. Eso produjo que uno de los principales atributos del periodismo en la década pasada fuera la valentía. Animarse, confrontar, exponerse y no tener miedo fueron esenciales para la construcción del periodismo de la democracia. Y hoy esos mismos atributos ya no caracterizan a la vanguardia del periodismo porque están en todos los medios. A veces muy bien usados, otras no tanto.
Pero la inconformidad del posmenemismo no puede seguir siendo la misma sin convertirse por el solo paso del tiempo en conservadurismo. Tampoco la inconformidad ante el kirchnerismo podría ser un péndulo que nos volviera a valores de los noventa (promovidos primero por Ambito Financiero y Neustadt en los años 80), aunque fueran más o menos maquillados en variantes de diferente corrección política, desde el macrismo al sciolismo.
Dicho sea de paso, Scioli debe prepararse para superar el año próximo embates comparables a los que este año está sufriendo Macri. El 2013 será un año clave porque quien quiera tener posibilidades de ser recambio en 2015 deberá quedar posicionado en las elecciones de 2013.
El sábado de la semana pasada, en este mismo espacio y bajo el título “Iguales”, se reflexionó sobre cómo lo que parece encontrarse en las antípodas son momentos opuestos del mismo péndulo. Hoy se vuelven a escuchar críticas a un gobierno por ganar las elecciones con mensajes de izquierda y luego gobernar con ideas de la derecha. Tampoco las tensiones alrededor de la imprenta Ciccone son nuevas: a comienzos de los noventa, Cavallo había acusado a Yabrán de apropiársela.
Lo nuevo en periodismo superará la dicotomía entre periodismo militante (un traslado de la emotividad del periodismo deportivo a la política) y periodismo hegemónico, términos tan contradictorios en frases como intrínsecamente.
Desgraciadamente, eso nuevo todavía no emergió. Estamos en el clásico interregno donde lo que está muriendo aún no murió y lo que está naciendo aún no nació.
Pero se podría conjeturar con algunos atributos que debería tener esa sopa genética que parirá el futuro ciclo del periodismo. Probablemente la inteligencia pase a ser un atributo más valorado que la falta de temor. La síntesis de lo diverso, más que la capacidad para confrontar. El valor no sólo será medido por la disposición a rebelarse contra quienes lo merezcan sino a rebelarse frente a lo mediocre y conformista de uno mismo.
Los imaginarios del kirchnerismo comenzaron su proceso de caducidad. Poco a poco se convierten en dimensiones extraviadas. El ímpetu de la política de comercio exterior de Moreno irá perdiendo su efecto de la misma forma que los controles de precios con los que pretendió domar la inflación hace tres años.
Las demandas del futuro no encontrarán soluciones en las mismas respuestas del pasado. Dio vergüenza ajena escuchar a Alberto Fernández decir que Cristina Kirchner traiciona a Néstor Kirchner al reformar el Banco Central, quedándose sólo en la forma cuando en el fondo el ex presidente se quedaba con todas las cajas. O las tres encuestas, que se publicaron el fin de semana pasado en diarios oficialistas, que indicaban que la imagen positiva de la Presidenta no había caído; “justo” cuando PERFIL informaba que había perdido 17 puntos. Uno de los encuestadores abrió el paraguas en el diario Tiempo citando “la ley de la gravedad de las ciencias sociales: si los sujetos definen una situación como real, es real en sus consecuencias”.
La vanguardia muere de éxito. Para seguir siendo, precisa ser otra. El periodismo es vanguardia o pasado momificado.