El fútbol visibiliza, pone en escena situaciones que se dan a diario en casi todos los países del mundo y que, por lo tanto, se naturalizan o relativizan. Negocio estrafalario y show a escala global, este deporte también tiene un poder pedagógico sin comparación. Vinicius Juniors lo entendió estos días, cuando subió un video con una compilación de insultos racistas que recibe cada fin de semana en los estadios de toda España. “Tengo un propósito en la vida y si tengo que sufrir más y más para que las generaciones futuras no pasen por situaciones similares, estoy listo y preparado”, dijo. Un delantero para cambiar algo del mundo.
Cansado de escuchar “mono”, “negro cabrón” y “vete a recoger plátanos”, el crack brasileño respondió así a la expulsión que había recibido en el encuentro contra Valencia, luego de que denunció que un hincha le hizo gestos de mono. El encuentro se suspendió durante ocho minutos y Vinicius, que no quería seguir jugando, salió por una roja que luego fue cancelada. “No era la primera vez, ni la segunda, ni la tercera. El racismo es normal en LaLiga. La competición cree que es normal, la Federación también y los adversarios la alientan”.
El video funcionó como cachetada, sobre todo hacia aquellas personas que niegan una historia, o una realidad. El presidente de La Liga, Javier Tebas, defensor de las sociedades anónimas en el fútbol y votante de Vox –el partido de extrema derecha española– se sorprendió cuando un periodista lanzó una pregunta:
—¿Cuántos trabajadores negros hay en LaLiga? –lanzó. Tebas quedó en silencio. Y luego dijo: “Pues mira, no los contamos”.
Fue mejor esa respuesta que la que dio después, cuando relativizó los insultos racistas a Vinicius: “Los grandes jugadores, como Cristiano y Messi, eran los que más insultos recibían, homófobos en un caso y otro contra la discapacidad intelectual”.
A eso, y a todo, respondió la hinchada del Real Madrid el último miércoles ante el Rayo Vallecano, cuando desplegó en el Fondo Sur una bandera con una frase terminante: “Vinicius somos todos, basta ya”.
Orillas. La ola contra el racismo que lideró Vinicius Juniors cruzó el mundo y llegó hasta América Latina. No solo por la solidaridad que le envió el presidente de Brasil, Lula –“No es posible, en pleno siglo 21, tener un prejuicio racial tan fuerte en tantos estadios de fútbol. Es injusto que un pobre chico a quien le ha ido tan bien en la vida, que tal vez se convertirá en el mejor del mundo sea insultado en cada estadio en el que juega”, planteó el jefe de Estado brasileño– o porque el Cristo Redentor quedó negro en solidaridad con el futbolista, sino porque en Argentina, esta semana, Hugo Rodallega se sumó a lo que visibilizó Vinicius del otro lado del oceáno.
“No mejoramos como humanidad nosotros. Un desastre lo que pasa en el mundo entero. Ya el tema del racismo cansa. Que te llamen mono y negro... Eso es una falta de respeto. Da tristeza”, declaró el futbolista colombiano de Independiente Santa Fe luego de la derrota ante Gimnasia, por la Copa Sudamericana.
Fue en la misma semana en que la Conmebol notificó a Racing de una sanción por insultos racistas de su hinchada en el partido contra Flamengo, el último 4 de mayo. La multa será de 100 mil dólares “por la infracción al artículo 15.2 del Código Disciplinario de la Conmebol” y será debitado automáticamente del monto a recibir por los derechos de TV. Los cantitos contra los brasileños que surgieron del Cilindro costaron eso. Quizás, si Vinicius no hubiera hablado, esa multa no hubiera existido. Por suerte, Vinicius habló.
Una vara distinta
La foto recorrió el mundo. Futbolistas del Mallorca y Valencia sosteniendo una pancarta que decía “Racistas, fuera del fútbol” –que recorre los distintos estadios de España durante la fecha de este fin de semana– y unos metros detrás, alejado de esa frase, el defensor franco-guineano Mouctar Diakhaby.
El central, obviamente, no está a favor del racismo, aunque sí a la diferencia de trato e interés de las distintas organizaciones, LaLiga, el mundo del fútbol y el mundo en general. ¿Por qué? Porque a diferencia de lo que ocurrió esta semana con Vinicius, Diakhaby denunció hace dos temporadas haber sido víctima de un insulto racista de JuanCala en un encuentro entre Cádiz-Valencia. El Valencia llegó a retirarse del campo de juego en solidaridad con Diakhaby. Pero finalmente y ante el riesgo de perder los tres puntos, el equipo regresó sin el central francés. La investigación que abrió LaLiga terminó cerrándose por falta de pruebas. Incluso su presidente, Javier Tebas, aseguró: “No dijo eso”.