Luego de ser elegida a fines del 2011 como una de las siete maravillas naturales del planeta, Iguazú fue uno de los destinos estrella de los viajeros del mundo. El crecimiento de la cantidad de visitantes fue sostenido año a año, alcanzando el récord en 2019. Pero luego, la pandemia. Esa catástrofe inesperada que llegó dramáticamente para cambiarlo todo. Con el parque cerrado por muchos meses, la frontera con Brasil cerrada, la ausencia de turistas extranjeros y hasta la baja del caudal de las aguas, auguraban un futuro complicado.
La realidad es que las cosas fueron acomodándose y hoy, aún en este lento proceso de recuperación, vuelve a convertirse en un atractivo destino. Algunas cosas cambiaron. Hoy las visitas son obligatorias en grupos y acompañados por guías, que dan información y ordenan el trayecto. Son más de 200 y en grupos de 30 visitantes, consiguen que todo sea más fluido y más prolijo. Al no producirse aglomeraciones, es posible disfrutar de la Garganta del Diablo, por ejemplo, con comodidad y menor bullicio.
Se extraña la visita de los coatíes, que fueron dejando los sectores donde eran los amos y señores y robaban la comida de los turistas. La presencia de los animales más grandes que antes no se acercaban y la falta de alimento, los llevó a otros sectores.
El recorrido comienza abordando el pintoresco tren que se adentra en la selva subtropical, refugio de más del 50% de la biodiversidad del país.
El circuito inferior, al momento de nuestra visita, estaba cerrado al público, pero con posibilidad de cercana apertura. Eso nos facilita la difícil elección de cual visitar primero. Abordando el tren en la estación Central y descendiendo en la estación Cataratas, se accede al circuito Superior. La caminata nos permite observar los saltos desde diferentes perspectivas, con seis miradores y bancos para deternerse a mirar el delta del Iguazú.
De nuevo en el tren, se llega hasta la última estación: Garganta del Diablo, la máxima atracción a la que accedemos luego de caminar 1.100 m., por prolijas pasarelas metálicas.
Todo está pensado para que sea accesible para todos: rampas de acceso, espacio para sillas de ruedas en el tren ecológico de la selva, sillas especiales adaptadas para transitar las pasarelas y hasta carros a motor, para que se desplacen personas con capacidades reducidas. La carteleria tambien está pensada para lectura Braille.
Hay tres senderos para caminar: el más cercano a la entrada es el Sendero Verde (600 m. de longitud), que es el primer contacto directo con la exhuberante vegetación. Va desde la estación central hasta la estación Cataratas. Un poco más desafiante y atractivo, es el sendero Macuco (3,5 km de ida, 7 km total), que termina en el salto Arrechea donde se puede, incluso, disfrutar de un baño en el espejo de agua. Es un sendero para conectarse con la naturaleza, con la posibilidad de ver muchísimos animales en su hábitat natural. Finalmente, el sendero Yacaratiá, que se puede recorrer en vehículos 4x4 y que lleva a Puerto Macuco, desde donde salen las excursiones acuáticas.
El estruendo de la caida de agua de más de 80 m. de la Garganta del Diablo, se escucha mucho antes de llegar a ella. Asomado a las barandas, se vive el poder feroz y atronador del agua, la fuerza de la naturaleza. La bruma que produce el agua, combinada con los rayos del sol, forman increíbles arco iris cuyos colores compiten con el verde de la selva, el cielo azul, la espuma blanca y el rojo del agua, a su paso por la tierra colorada misionera. Es un espectáculo imperdible que hipnotiza a todo el que lo disfruta. Dan ganas de convertirse en un vencejo, el ave que sólo se encuentra allí y que atraviesa la cortina de agua para anidar en las rocas que están detrás.
Tips de viaje
Podés buscar información y sacar las entradas anticipadas en la página: www.iguazuargentina.com
- Actividades: hay que ir dispuesto a caminar. Los paseos y senderos tienen largos recorridos, para los que hay que ir preparados con buen calzado, bastante agua y sin dudas, sombrero y protector solar. Abonando la entrada, se tiene el derecho de transitarlos todos. También está incluido el tren que nos acerca a ellos sin otros pagos extra. Pero también es posible contratar diferentes excursiones pagando aparte, todas interesantes.
- La entrada al parque para residentes de Argentina (llevar DNI) $ 610. Menores de 6 a 16, $ 350. Si la intención es volver al día siguiente, hay que validar el ticket en la entrada del parque y al regresar sólo paga el 50 % del importe.
- Todos los paseos tienen que ser en compañía de un guia. Se contrata en el mismo parque y cuesta $300 por persona, los mayores, y $200 los menores
- La caminata nocturna a la luz de la luna, sólo se hace cinco días al mes, hay que reservar por Internet y cuesta $6.000 por persona adulta y $3.000 los menores de 6 a 12.
- La actividad Gran Aventura cuesta $7.000 por persona, dura poco más de 2 horas y combina lancha y vehículo todo terreno.