En medio de la marcada polarización entre Cambiemos y el kirchnerismo que atraviesa el escenario electoral del país, con casi un tercio de los votantes consolidados en cada una de estas fuerzas, existe una porción del electorado que tendrá en sus manos la definición de los resultados. A pesar de que aún no están definidos todos los competidores que participarán en las compulsas a nivel municipal, provincial y nacional en las que votarán los cordobeses, ya se vislumbra la importancia que tendrán los denominados “votos útiles”.
¿Quiénes son? Para el analista Luis Dall’Aglio quienes votan de esa manera, suelen ser personas que en las encuestas previas a las elecciones aparecen como indecisos aunque muchos no lo sean realmente. “Son gente mayoritariamente de segmentos medios, muy informada, que no encuentran una representación política adecuada en el escenario electoral por lo que terminan dándole un sentido propio a la elección votando para que no pase lo que no quieren que pase”, indicó el especialista.
De acuerdo a estudios de la consultora Delfos, que dirige Dall’Aglio, entre el 17 y el 22% de los electores cordobeses define su voto el mismo día de los comicios. Una encuesta de 700 casos realizada en la ciudad de Córdoba por Delfos, a pocos días de la elección para gobernador del 5 de julio de 2015, mostró que el 17 por ciento de los consultados terminaron de definir su voto el mismo día en que concurrieron a las urnas.
Del mismo estudio se desprende que el 80% de estas personas tienen entre 18 y 49 años de edad, que se dividen entre mujeres y hombres en mitades casi exactas y que el 75% de ellos pertenecen a niveles socioeconómicos medios y medios-bajos con un nivel de estudios medio. Un voto “útil racional y táctico”. La teoría política utiliza estas categorías para definir los comportamientos de algunos segmentos del electorado y la mayoría de los analistas consultados, coinciden en indicar que estos votantes son los que definirán el resultado de las urnas.
Para el politólogo Mario Riorda, se trata justamente de una opción racional que generalmente se presenta en las segundas vueltas electorales y en las que una persona termina votando por una opción que no es la que quisiera elegir idealmente y termina apoyando a la segunda mejor opción que representa para él “lo menos malo” dentro de la oferta de candidatos disponibles. Quien prefiere no utilizar el término táctico o útil por considerar que hace referencia a una tradición economicista de la política, es el analista político Andrés Daín, aunque concuerda en que se trata de personas que intentan optimizar el uso de su voto dejando de lado sus preferencias iniciales y eligiendo la segunda opción “menos peor”.
“Yo lo llamaría votante híbrido, atravesado por los discursos y lenguajes del kirchnerismo y el macrismo. Votantes que no son ideológicamente de centro, pero están al medio de los dos lenguajes dominantes sometidos a las tensiones e influencias de ese contexto”, aseguró Daín.
Las campañas. Daín considera que la forma que tome el debate de la campaña electoral y las agendas que puedan marcar las distintas fuerzas serán importantes para atraer a ese votante que a la postre definirá el resultado.
“El polo kirchnerista va a intentar plantear la agenda socioeconómica haciendo foco en los problemas sociales y macroeconómicos como la inflación, el desempleo y la devaluación. Por su parte, el polo macrista intentará despolitizar el discurso, enfriar la campaña y hablar básicamente de seguridad, corrupción y narcotráfico, dejando afuera la cuestión social. Quien imponga su agenda entre el electorado que no pertenece al núcleo duro de los partidos mayoritarios tendrá más chances de ganar la elección”, anticipa Daín.
En ese sentido, Riorda destaca uno de los puntos importantes en las campañas actuales que tienen que ver con la utilización de los medios digitales y las redes sociales en las que hay un consumo más diversificado de noticias e información que en los medios tradicionales.
“Las redes sociales llevan a la profundización de ciertos posicionamientos ideológicos o de intereses múltiples que implican una radicalización en cuanto a que las redes eliminan los filtros de lo políticamente correctos y aumentan la circulación de prejuicios tornando las campañas más violentas y negativas. Además hay un consumo tribal con temáticas y agendas variadas donde se suele consumir información de la propia ‘tribu’ a la que se pertenece, sociológicamente hablando”, indicó el analista. Las estrategias de campaña también tendrán aquí una fuerte disputa para convencer a los electores que utilizan el voto útil.