No será una semana más para el agro y las entidades del sector. Después de idas y vueltas, declaraciones de referentes en el plano nacional y las tensiones que derrama la gestión política, la mayoría de las entidades que conforman la Mesa de Enlace frenarán la comercialización de sus productos. En algunos puntos, también habrá movilizaciones, sobre todo motorizadas por los autoconvocados del interior del país.
Un primer malestar se gestó cuando se definió la fecha del cese de comercialización. A fines de junio, en plena escalada y tensión en las rutas por la falta de gasoil los dirigentes de todos los eslabones de la cadena se reunieron convocados por la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias. Y se definió un paro comercial para el 13 de julio, es decir, dos semanas después.
“Muchachos, es ahora la crisis. Tienen que ser ahora las medias”, se escuchó entre analistas del agro. Pero quedó para mediados de julio. La misma fecha que desde las empresas comercializadoras de combustibles afirmaban que podría ser el momento bisagra para comenzar a normalizar la provisión de gasoil. Algo que, lejos de cumplirse, se ha agravado. La Federación de Transportistas de Cargas acaba de actualizar su reporte: ya no quedan provincias sin problemas de gasoil.
“La acumulación de problemas como la elevada presión impositiva, la intervención en los mercados, el freno a las importaciones y la crisis en la provisión y distorsión de precios del gasoil, lamentablemente se encuentran directamente relacionados con el accionar y las decisiones del Gobierno Nacional”, comunicó la Cámara Argentina de Consignatarios de Ganado, una de las entidades que se sumó al paro.
Desde CRA ratificaron su participación: “el 13 de julio estaremos, sin comercializar, demandando un cambio de rumbo cierto en lo económico y una modificación urgente de la política de abastecimiento de combustibles, pues resulta imposible continuar bajo las circunstancias políticas y económicas del presente, lo haremos en paz y con la consigna que defenderemos nuestros derechos, ante los atropellos de un Gobierno, que no escucha y que nos somete a la incertidumbre y la desazón día a día”.
En esa entidad hubo dirigentes cordobeses molestos por la “tibieza” que mostraron referentes nacionales. Los dardos fueron contra Carlos Iannizzotto, de Coninagro que manifestó que no hacía falta parar porque “el país ya está parado”.
En el medio pasaron cosas. La renuncia de Martín Guzmán al ministerio de Economía agitó las ya agitadas aguas de la macro. Silvina Batakis fue designada en su lugar el domingo por la noche y el jueves de esta semana presentó a su equipo económico. Allí despejó una de las X: Darío Martínez sigue en su cargo en la Secretaría de Energía.
En la semana también comenzaron las primeras lecturas sobre lo que significa la llegada de Batakis a Economía para el agro. Y no fueron buenas. Se recordó su mirada sobre la mayor espina que tiene el campo: las retenciones. Para Batakis son una herramienta que tiene el Estado no solo para trabajar fiscalmente, sino para avanzar hacia una distribución de sus recursos. En sintonía, y ya en su nuevo cargo defendió otro frente que tiene abierto la dirigencia agraria como es el del llamado impuesto a la renta inesperada. Para Batakis es lógico que los sectores –sobre todo el primario- que tuvieron ganancias extraordinarias por la guerra paguen más.
Los precios de los commodities subieron a valores históricos, con lo que la lectura de la novel ministra es cierta. Pero en su análisis evitó señalar que los insumos con que trabajan el agro también tuvieron subas históricas en dólares. Y eso se agrava para Argentina, donde la escasez de divisas está limitando la capacidad de compra de los insumos clave, como los fertilizantes.
“Creemos que vamos a comercializar la mitad de los fertilizantes que vendimos el año pasado. No tenemos dólares para anticipar las compras y los clientes no venden. Se puede conseguir algo de crédito pero nadie te cubre todo. Hay materiales como el fósforo, que no entran”, explicó un productor y comercializador mediano del sur de Córdoba.
Leve triunfo. Sobre este punto el agro y la industria anotaron un pequeño avance en las últimas horas. Sobre el final de la semana se confirmó que el Banco Central va a reducir de 90 a 60 días el plazo para el acceso a los dólares que se necesita para la importación de autopartes, fertilizantes y fitosanitario y los insumos necesarios para su fabricación en el país. Un gesto para los complejos industriales y agro industriales que ayuda, pero está lejos de desanudar las tensiones desatadas.