Desde el comienzo de la pandemia, uno de los puntos de mayor incertidumbre de la sociedad es la capacidad de los recursos de salud para afrontar la demanda, la posibilidad de terapias intensivas colapsadas y la temida situación de tener que priorizar a unos enfermos por sobre otros.
Ante esta situación, el Gobierno provincial dispuso la creación de un Comité de Bioética y Derechos Humanos para abordar en específico los dilemas derivados de la atención de pacientes con coronavirus.
El objetivo es establecer una serie de protocolos para los profesionales de la salud, para darles respaldo legal ante una decisión y, además, brindarles herramientas de procedimiento. También para garantizar una atención igualitaria a todos los pacientes.
La coordinación del Comité está a cargo del doctor Armando Andruet, experto internacional en Bioética, miembro de la Academia de Ciencias Médicas y presidente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales.
Andruet dialogó con PERFIL CÓRDOBA para dar precisiones sobre los alcances de este comité y además respondió interrogantes sobre la “selección” de pacientes críticos, la demanda de recursos y el trato de los médicos con pacientes y familiares afectados de coronavirus.
“Se han establecido dos protocolos. Uno es el protocolo vinculado con Bioética y Derechos Humanos, que se denomina ‘Recomendaciones bioéticas desde el enfoque de los derechos humanos en pandemia Covid’. Y el otro protocolo se llama ‘Criterios de asignación de recursos en situaciones de crisis pandémica’, advierte el exintegrante del Tribunal Superior de Justicia.
—¿Cuál es el criterio médico y ético que recomiendan aplicar en el abordaje de la pandemia?
—En el ámbito de la bioética hay dos pensamientos: una tradición que sostiene que hay que priorizar el valor de la vida y la dignidad humanas y otra que sostiene que, en definitiva, lo que hay que hacer valer, es el valor utilitario de la persona.
Nuestro protocolo está basado en la primera tradición. Es decir, en el principio sin discriminación, sin prejuicio y el tratamiento a todos por igual, bajo el concepto de la dignidad humana. Se tiene que respetar la dignidad humana y los derechos fundamentales de una persona.
—¿Qué se intenta asegurar con estos protocolos?
—Que cualquier ciudadano será tratado de la misma forma porque hay protocolos procedimentales. Se unifican los criterios de atención para que una persona no sea tratada de manera diferente en Córdoba o en Villa María. Y esto es fundamental para que la trazabilidad de los casos pueda ser realmente medida.
—Otro de los puntos que se aborda en este protocolo es la comunicación y la información que brindan los médicos a pacientes y a sus familiares, ¿Qué criterio recomiendan?
—Esto es muy importante no solamente para la ciudadanía -poder conocer cómo van a ser tratados si se enfermansino también asegurar que los médicos puedan generar un canal de información con el grupo de familiares. Porque existe la posibilidad que a ese familiar enfermo no lo vean nunca más. Con los cordones sanitarios que se establecen en estos casos no se puede acceder. Entonces ahí es cuando los médicos deben tener mucha claridad para explicarle a los parientes cuál es el procedimiento que se va a seguir y como se desarrollará.
—¿Cómo se tiene que actuar ante la posibilidad del colapso de una terapia intensiva? ¿Qué sucede si llegara el momento extremo de elegir a quién se le pone o no un respirador? ¿Se va a priorizar a una persona joven por sobre un adulto?
—El protocolo general asegura que la excepcionalidad y la emergencia de la enfermedad bajo ningún punto de vista pueden soslayar las exigencias legales. En una situación de catástrofe o emergencia, se establece lo que se conoce como ‘triaje’, es decir un método de selección. El punto es bajo qué criterios se selecciona. Los triajes ayudan siempre en un proceso deliberativo en donde la decisión nunca es individual, del médico, la decisión siempre es, en definitiva, del equipo médico.
La realidad es que los años son los que marcan los envejecimientos que tenemos y es un dato absolutamente concreto. De todos modos, el protocolo es muy cuidadoso sobre el marco teórico del respeto a la dignidad humana y que el viejo y el no viejo valen lo mismo, pero indudablemente las condiciones del más viejo lo ponen en una situación de mayor vulnerabilidad frente a la enfermedad que un joven, eso está claro.
El protocolo va orientando a que el más viejo, aunque tenga alguna patología no sea abandonado, se le darán todos los tratamientos compasivos y terapéuticos disponibles hasta que se pueda recuperar. Si es posible habrá una disponibilidad mecánica de ventilación o una ventilación manual hasta donde sea posible.
Y esto no significa que unos valgan más que otros. Es que, en realidad, si eventualmente hay una demanda excesiva hay que tener criterios de selección. Pero en la selección no va a haber un juicio discriminatorio entre un viejo que no vale nada y el viejo que vale algo. Los criterios son necesariamente técnicos o clínicos.
La vejez o los años no deben ser vistos como una barrera de discriminación, los años tienen una barrera de la naturaleza que, en definitiva, uno trata de ayudar todo lo que más puede.
—Si bien Córdoba hoy no está en una situación crítica de tener que seleccionar a quien se le coloca o no un respirador, este protocolo es la guía que se tendrá que utilizar en una situación extrema en una terapia intensiva. ¿Es tamos lejos de ver imágenes como las de otros países?
—Afortunadamente el sistema sanitario de Córdoba en estos momentos no tiene una situación compleja de recursos. Tanto en el sector público como en el privado, se ha logrado un equilibrio muy razonable. Deberíamos tener mucha desgracia y mucho descuido para que las cosas se vayan de las manos.
Justamente la razón por la que se ha hecho este protocolo es para evitar que si llegara a haber una situación de super demanda de unidades de terapia intensiva, los médicos tengan un procedimiento que los ayude a tomar decisiones, y asegurarles a los ciudadanos que eventualmente se enfermen que van a ser tratados todos de igual manera y con la misma dignidad ante la enfermedad, lo cual no significa que todos vayan a curarse ni sanarse.
—¿Cuál es la esencia de esta guía y de estos protocolos?
—Diría que la esencia está en mirar un futuro donde las personas se sientan lo más tranquilas posible frente a una enfermedad, que van a ser tratados con el mayor respeto, con la mayor decencia, evitando darle tratos humillantes y siempre pensando en salvar la mayor cantidad de vidas.
Con todos. Andruet afirma que este instrumento tiene en consideración a los ciudadanos que eventualmente pueden ser parte del proceso de la enfermedad, a los médicos para que lo reconozcan como tal y a la vez también al propio Estado: “El Estado tiene que poner la máxima disposición de recursos tecnológicos y humanos, acá no puede haber una mezquindad de recursos”.
Prioridades. El coordinador del Comité sostiene que dentro de esos principios establecidos también se asegura que debe ser prioritario el cuidado de la salud de los equipos sanitarios: “Es un tema excluyente. Si no tenemos médicos no hay quien cure. Por ejemplo, el manejo de los respiradores requiere de mucho conocimiento”.