El subcomisario Alexis Magnano confesó, en un juicio a fines del año pasado, que robaba motocicletas secuestradas en controles vehiculares que realizaba la Policía de Córdoba para luego venderlas a terceros. Por eso recibió una condena de dos años y 10 mese de prisión por parte de la Cámara 4ª del Crimen.
Pero, al parecer, no fue el único hecho en que habría delinquido. Él y tres compañeros, más el jefe de la comisaría de Estación Juárez Celman, acaban de ser acusados por irregularidades en allanamientos.
A comienzos de 2018, un efectivo había sufrido el robo de un teléfono móvil. Para recuperarlo pidieron una orden de allanamiento que concretaron en domicilios de barrio Ciudad de los Niños, el 15 de febrero de ese mismo año. En el procedimiento no encontraron el celular robado, pero al terminar se llevaron diferentes bienes de las casas allanadas, entre ellos un televisor y una moto.
El vehículo fue entregado, posteriormente, a un policía amigo.
Por ese hecho, el fiscal del fuero Anticorrupción, Matías Bornancini, elevó a juicio a quien considera habría sido el cabecilla de la maniobra, Alexis Mario Magnano; y a otros tres policías, Néstor Fabián Beas, Daniel José Díaz y Jairo Martín Palomeque.
El fiscal solicitó que los cuatro sean juzgados por presunto abuso de autoridad. Para el comisario de la dependencia policial, Pascual Vargas, pidió una acusación por presunto incumplimiento de los deberes de funcionario público por haber omitido los controles necesarios que evitaran semejante situación.
Todos se encuentran en libertad porque las eventuales penas que podrían recibir en caso de condena son menores a los tres años de prisión, por lo tanto son excarcelables. El comisario Vargas está retirado de la fuerza, mientras que el Tribunal de Conducta Policial puso a Magnano en situación pasiva.
En tanto, los abogados defensores de los acusados se opusieron a la resolución del fiscal Bornancini y el expediente es analizado por el Juzgado de Control.
Antecedentes. Los hechos ya juzgados, en diciembre de 2019, tienen ribetes insólitos. Según lo que se determinó en un juicio abreviado donde Magnano confesó su responsabilidad, vendían a terceros o devolvían motos a sus dueños tras el pago de determinados montos de dinero.
Pero lo escandaloso es que en el patio de la comisaría exponían los vehículos para la ‘venta’ o ‘recupero’. Uno de los potenciales compradores fue quien formalizó la denuncia porque no aceptó pagar el precio que le exigían.
