“Mirá Gringo, creo que para resolver el conflicto de la salud pública hay que hacer dos cosas: una poner plata y la otra aumentar y profundizar el diálogo”. Un testigo de la conversación repitió las palabras que el legislador Francisco Fortuna le expresó al gobernador Juan Schiaretti, cuando este lo habilitó para que se involucrara en esta espinosa cuestión, que tiene a mal traer a las autoridades provinciales y genera un marcado malestar en buena parte de la sociedad.
El conflicto mantiene descolocado al Gobierno provincial, porque la solución no aparece a pesar del relevante incremento salarial dispuesto por decreto para el sector. “Hemos puesto una millonada”, reconoció un vocero del Centro Cívico, aunque se negó categóricamente a dar detalles sobre la inversión económica realizada. “No es solo plata”, replican los profesionales de la salud, que exigen una serie de cambios más profundos en la prestación del servicio.
Lo cierto es que Schiaretti tiene en carpeta una reforma al sistema de salud pública provincial que involucra también al sector privado.
Un especialista en el tema —alineado con la administración justicialista— dijo que el sistema de salud pública “es muy eficiente para afrontar las urgencias, los casos que requieren atención inmediata para salvar una vida. Brinda respuestas más que satisfactorias en ese tópico”.
Sin embargo, reconoció que “hay fallas cuando se trata de atención planificada, porque allí las respuestas no son las que debieran darse, al menos de manera mayoritaria”. Y en ese sentido, mencionó a la atención en consultorios, el tratamiento de patologías prevalentes y cirugías programadas, entre otras prestaciones que presentan falencias, muchas veces notorias.
Por eso, según la apreciación de los sanitaristas del oficialismo, se requiere un trabajo a largo plazo y ese proceso lo debe liderar el sector público con el aporte privado.
El informante también recordó otro tramo de la conversación con Schiaretti. El legislador le dijo al gobernador: “Durante la pandemia, la provincia puso 25.000 millones de pesos. Bueno, ahora va a tener que poner más”.
El peronismo no contiene. Otro calificado dirigente del justicialismo reconoció que el diálogo con los médicos en determinadas ocasiones se vuelve caótico por la falta de un líder o un referente que se convierta en interlocutor. Y consideró que esa situación se da porque el peronismo dejó de ser un factor de contención en los sindicatos y por esa razón pasa lo que pasa.
Al seguir con algún detenimiento el desarrollo de este conflicto, se observa con claridad que los trabajadores no tienen una organización sindical tradicional y habitualmente no hay diálogo con las autoridades del área salud de la provincia.
Además, los miembros del sector afirman que no se sienten defendidos y protegidos por el Sindicato de Empleados Públicos (SEP) y por esa simple razón, han decidido transitar por otros caminos para encontrar una solución.
Pero no solo eso, en la reforma del sistema no solo se trata del pago de salarios o el aumento de la infraestructura, sino que hay que escuchar y dialogar para conformar un esquema a largo plazo que brinde la mayor cantidad de respuestas posibles.
“Es necesario tener una muy buena organización para acometer este servicio que es muy importante para la gente y sobre todo muy sensible”, remarcó otro de los funcionarios involucrados en el tema.
Juan Pablo Viglione, de la Comisión Interhospitalaria, estimó que no solo se trata del salario, sino que hay otras cuestiones mucho más profundas que deben resolverse. Este profesional formó parte de los profesionales que se reunieron con la ministra de Salud, Gabriela Barbás, quien ponderó el crucial aporte económico realizado por la provincia para incrementar los salarios de los integrantes del sector salud.
La comisión interhospitalaria representa a los 39 centros de salud públicos de que dispone el Gobierno en toda la provincia.
El diálogo que se trata de profundizar ahora tiene como interlocutores del oficialismo a la ministra Barbás y al legislador Fortuna, que es el jefe del bloque de Hacemos por Córdoba en la Unicameral.
Precisamente Fortuna señaló que él está en esa función “para colaborar” y negó que pueda ser designado ministro de Salud. “Estoy acá porque hace años que trabajo en el tema y trato de hacer mi aporte”, tras lo cual volvió a rechazar que vaya a ser designado titular de esa cartera.
Oscar González, el otro gran problema
Cerca del intendente de Córdoba, Martín Llaryora manifiestan que la situación del suspendido legislador Oscar González no afecta las chances del candidato a gobernador, aunque el tema inquieta a todo el peronismo.
González habló con una radio de Villa Dolores y más allá de la defensa que hizo de su persona y de negar responsabilidad en el luctuoso accidente que protagonizó —una mujer fallecida y dos adolescentes gravemente heridas— envió algunos mensajes para la interna: dijo que recibió el apoyo de Schiaretti y que habló varias veces con Martín Llaryora.
En el entorno íntimo del gobernador no cayeron bien esas palabras: “Es un caprichoso, con esta actitud solo genera daño”, opinó un dirigente que acompaña al gobernador desde el inicio de la gestión peronista, allá por 1999.
Voceros del intendente emplearon otro tono: “Martín habla con todo el mundo, pero no sabemos si se comunicó con González”. El lenguaje protocolar, en este caso, genera algunas suspicacias.
Los llaryoristas insisten en que el episodio González no daña al candidato a gobernador. “Es más, la pareja de Oscar, Cristina Vidal, será candidata a intendente de Villa Dolores y ganará por paliza”. En el PJ toman distancia de esta mirada optimista y dudan. Dudan mucho.