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CóRDOBA
OTRO FÚTBOL

Miguel Puebla no es sólo el hermano de Damián

Se destaca desde hace tiempo en la Liga Cordobesa, pero las oportunidades que anheló de llegar al fútbol grande no aparecieron. Con 23 años sigue soñando con ‘dar el salto’, mientras disfruta del presente de su hermano menor Damián, la figura de Instituto en el 2024. Miguel tiempo atrás vivía de ‘changas’, pero ahora consiguió trabajo en una empresa de mantenimiento y logística. Un laburante de barrio San Jorge que no se resigna.

Miguel y Damián Puebla
HERMANOS JUNTOS. Damián y Miguel, de adolescentes, con la camiseta de Ferroviario de barrio San Jorge. | CEDOC Perfil.

Miguel Puebla es un laburante. Es capaz de hacer cualquier 'changuita’ que le pidan. Se da maña para todo. Por eso, desde hace un tiempo trabaja en una empresa que hace mantenimiento. Le pone el hombro a la situación, se lo enseñaron en su casa su papá Miguel y su mamá Noelia y lo aprendió en su barrio: San Jorge. Por eso, no se resigna a su sueño de que las puertas del fútbol grande se le abran con alguna oportunidad. No claudica, más allá de que tenga 23 años. Miguel Puebla juega con la ‘10’ en la espalda, es guapo, encarador, maneja las dos piernas, tiene buen remate, juega en Villa Azalais, en la Liga Cordobesa, y hace unos años hizo un golazo inolvidable para el ascenso de Avellaneda. Además, es el hermano mayor de Damián Puebla, la figura estelar de Instituto en este 2024.

“Estoy feliz por lo que le está pasando a mi hermano. Él se debía jugar en la Primera de Instituto. Estoy contento, lo disfruto y lo apoyo lo mejor que pueda”, le cuenta Miguel a PERFIL CÓRDOBA. Tiene la tonada cordobesa bien marcada, al igual que su vínculo familiar. Por eso, cuando están tomando mate entre ellos, él se anima a darle consejos, decirle que esté tranquilo, que tenga la mente fría, que las cosas le van a seguir saliendo bien. Entonces, cuando lo ve salir al Monumental repleto o hacer goles o escuchar los elogios que recibe Damián, Miguel se emociona; como cuando dialoga con este medio y se quiebra. “Como hermano mayor, cada vez que hablo de mi hermano me emociono mucho”. Y da sus razones. Y comenzamos a narrar su historia.

Estuvo cerca de jugar en Instituto. “Estuve cuando estaba Bovaglio, pero no alcancé a quedar en Primera. Y a los dos meses, mi hermano me dio la noticia que iba a jugar en la Primera de Instituto”, cuenta. Las cosas de la vida. Fueron dos meses en los que no se sintió bien, porque él le quería cumplir el sueño a su abuelo, también llamado Miguel, que era fanático de la ‘Gloria’. “Pero tuve que hacer un click, y lo hice, para poder disfrutar lo que le pasaba a mi hermano”, explica y reconoce: “Sí, mi hermano está cumpliendo un poco mi sueño, porque yo había ido con la expectativa de firmar contrato y debutar en la Primera de Instituto como me había dicho mi abuelo”.

Cuando en 2019 hizo el gol del ascenso de Avellaneda, hubo una enorme repercusión y Miguel soñaba con recibir algún llamado. Pero esas comunicaciones importantes no llegaron. Hubo propuestas de clubes del interior, pero no esas que esperaba. “Tuve muchas trabas”, dice lamentándose. A veces las oportunidades son esquivas y los anhelos quedan en penumbras. “Cuando tenía 17 años, estaba en Villa Azalais, me llamó Talleres para ir a la liga local. Pero no se pudo, hubo trabas. Hubiese sido otra cosa si iba a Talleres. Mi vida hubiese sido distinta, incluso me hubiese cuidado diferente. Tenía la edad justa”, relata y su voz tiene un tono de lamentación.

Los que lo han visto jugar advierten que el juego de Miguel es similar al de Damián y él mismo lo confirma: “Tenemos parecido el remate, la misma forma de sacarse el hombre encima, manejamos las dos piernas. Tenemos una pegada parecida, jugamos casi igual y en el mismo puesto. Tenemos la misma identidad de juego”.

Años atrás Miguel le contó a este cronista que hacía trabajos de albañilería o de pintura, pero “que la calle está dura” y a veces no salía nada. Ahora está trabajando para una empresa que hace logística y mantenimiento para terceros. “Hago de todo un poco”, cuenta y se ríe.

—¿Qué sueños tenés para vos y para tu hermano?
—Yo sigo teniendo la expectativa de que este año pase algo conmigo en el fútbol. Vengo haciendo muy buenos años en la Liga y tengo el sueño de que suene mi teléfono para algún club. Y para mi hermano el sueño es que siga disfrutando lo que está viviendo. Hay muy pocos chicos a los que, a su edad, les pasa esto en nuestro barrio. Creo que, con este nivel, va a durar poco en Córdoba. Por eso disfrutamos el día a día con él.

Miguel Puebla

ESTAMPA. Miguel Puebla en el terreno de juego, donde es feliz y sueña.

  • El factor ‘suerte’ es importante
  • Por: Julio Oronado (*)
  • Miguel Puebla es un jugador desequilibrante, como el hermano. Se nota que no le tienen miedo a nada, son de San Jorge, nos les tiembla la pera para jugar e ir al frente. En lo actitudinal, tiene un plus. No lo conozco personalmente, pero sí puedo decir, por lo que he visto, que futbolísticamente está curtido, tiene una coraza especial. ¿Por qué no llegan tanto los jugadores de la Liga Cordobesa a Primera? Creo que la LCF no es una vidriera. ¿Quiénes llegaron? Dellarosa, Allende, ‘Wanchope’, Silvio Romero, Nahuel Bustos, Zapelli, Zelarayan. Estos últimos dos son cracks, no hay forma que no los vean, pero los otros son delanteros y trascendieron porque hicieron muchos goles, por eso los llamaron y pudieron dar el salto. No hay tantos jugadores en los últimos años formados en la LCF de mitad de cancha para atrás, que llegaron. Siempre los delanteros son los que trascienden. Después, en la Liga hay montones de casos de chicos que podrían estar jugando en Europa, pero como se dice “no les dio la cabeza”, tienen problemas de adicciones o no se quieren ir de Córdoba. ¡Cuántos casos hay de chicos que les gusta ir al baile, juntarse con amigos y no quieren entrenar de manera profesional! Los ves jugar y ves sus condiciones para triunfar, pero no quieren, no les interesa, no es su prioridad y es respetable. No es el caso de Miguel Puebla, más allá de que, reitero, no lo conozco personalmente. En general el factor más importante por el que los jugadores de nuestro fútbol doméstico no llegan, es porque el torneo no trasciende, no se habla de la Liga y los clubes grandes no ven, quizás, a esos jugadores. Y el factor suerte también es importante. Se tienen que dar un montón de cosas. Por ejemplo, su posibilidad es cuando enfrentan a Talleres, Belgrano o Instituto, porque sino no vienen a la Liga a verlos. La tienen que romper ese día para llamar la atención y a veces tiene que ver con la suerte.
  • (*) Periodista especializado en la Liga Cordobesa.