Perfil
CóRDOBA
CULTURAS JUVENILES

Otakus y manifestaciones políticas en Argentina y Chile

En octubre de 2019 cientos de jóvenes chilenos se manifestaban en las calles de Santiago contra el gobierno de Sebastián Piñera. Mayoritariamente se distinguían por utilizar símbolos propios de consumos culturales asociados al cine, al animé y a los videojuegos. Cuatro años después, miles de jóvenes argentinos militan por su candidato favorito en clave de memes, imágenes generadas con IA o colectivamente emitiendo comunicados a favor o en contra.

otakus12-11-2023
POP. A la izquierda una pegatina callejera de un 'Massa nipón'. A la derecha, alguna de las consignas que llevaron los jóvenes chilenos en 2019. | CEDOC Perfil

En octubre de 2019 cientos de jóvenes chilenos se manifestaban en las calles de Santiago de Chile contra el gobierno de Sebastián Piñera. Mayoritariamente se distinguían por utilizar símbolos propios de consumos culturales asociados al cine, al animé, a los videojuegos. De este lado de la Cordillera, cuatro años después, miles de jóvenes argentinos militan por su candidato favorito en clave de memes, imágenes generadas con inteligencia artificial o colectivamente emitiendo comunicados a favor o en contra. 

Al respecto, PERFIL CÓRDOBA dialogó con Martín De Mauro Rucovsky, crítico cultural e investigador de Conicet.

De Mauro Rucovsky define al universo otaku como un espacio en donde “circulan un conjunto amplio de códigos semióticos: citas, modismos, una cadencia corporal y una ética propia”. En cuanto a la manera en la que eso se difunde en nuestras latitudes, asegura que se refleja en “los modos de construir comunidad y de organizarse o también en el pirateo de materiales y procedimientos que logra saltar a la escena pública, como el mashup que viene incidiendo alrededor del candidato de Unión por la Patria que lo retrata dibujado con técnicas de animé”.

Aunque la política tradicional en este año electoral pareciera no saber cómo hablarle al segmento etario que va de los 16 a los 35 años, esa masa de votantes tomó el protagonismo en las redes sociales. 

Para el investigador, la cultura otaku es mucho más que un consumo de objetos o productos, es “un modo de hacer e intervenir políticamente en la arena social, ya sea porque renueva los modos tradicionales, agregando conjuntos poblacionales o sumando sectores sociales sin participación previa: freaks, nerds, geeks, fandom, vidas sueltas y solitarias o porque tiene la capacidad de adoptar modos renovados del disenso. Lilia Lemoine y Milei han adoptado roles cosplay en distintas ocasiones porque hacen de la praxis política un acto ritual dentro de un marco normativo en donde logran desplazar tradiciones a fuerza de reintroducir una programática propia, un fondo ideológico muy marcado que es ciertamente tan tradicional como vetusto”.

-En el caso chileno, la manifestación fue contra el gobierno de Piñera, en el caso argentino, ¿hacia dónde se dirige el descontento?
-No hay posiciones homogéneas y unificadas. En ese sentido, lo que sí vislumbro es una captura constante sobre esa ambigüedad de fondo, pueden apoyar a las nuevas derechas y sus tradiciones más vetustas como acompañar proyectos más emancipatorios en términos culturales. Sin embargo, no puedo dejar de indicar la estridencia que supone la captura que implica el ideario de LLA como zona de promesas, aquí lo que está en juego es una apuesta por la liberación ante la épica masculinista del superhéroe, en la gesta organizada de lo extraordinario o la cruzada contra el crimen y la corrupción se alzan las voces desinteresadas del bien. Todos y cada uno de los tópicos narrativos que encontramos en una saga de Marvel, DC, Ramiro Marra, Dragon Ball Z, One Piece, Victoria Villaruel, Naruto o Lilia Lemoine.  Las subjetividades otakus que coinciden con LLA en los códigos gamers, las citas de la cultura otaku y el animé shonen, las voces plebeyas, la interpelación hacia lo marginal y lo periférico, reintroducen un reparto de lo sensible que pierde en heterogeneidad porque es más jerarquizante y, paradójicamente, más monocorde que los propios códigos disponible dentro de sus grupos.  

-En el contexto de crisis económica, ¿qué descontento colectivizan los pares argentinos? ¿Crees que la cultura animé es también una herramienta democratizante para la juventud argentina que consume esa cultura? 
-En términos que conecta a la cultura otaku pero que la desborda, los desvíos y fugas se conjugan sobre una cantera anímica muy precisa: es la frustración, el desánimo, el cansancio repetido como agotamiento y el tedio vital que se han vuelto marcas transversales de nuestra época. No hay una salida monocorde en quienes consumen y producen cultura gamer, freak ni otaku, no hay una confluencia estricta con Milei y LLA aun cuando desde ese espacio se participen de sus juegos de roles. En esa sintonía, los agrupamientos otakus se dirimen entre la reproducción de la lógica del consumo: ‘no nos permite comprar merchandising’, ‘las trabas a las importaciones de productos’, como aclaman distintos manifiestos. 

- ¿Cómo caracterizarías a los argentinos? ¿Cuáles serían similitudes o diferencias entre otakus chilenos y argentinos? 
-A diferencia de los otakus argentinos, nuestros vecinos trasandinos salieron a la arena pública con una intensidad expansiva, durante la revuelta de 2019 se convocaron en brigadas, ensayaron coreografías en plazas, la parafernalia del manga y mucha referencia televisiva del animé. Sin embargo, esa visibilidad en el contexto de la revuelta y el estallido no es signo de una capacidad de organización sino de un índice de reactividad asociado al acontecimiento. En ese desfasaje de tradiciones sociales y políticas, lo que se puede observar de nuestro lado de la cordillera es una captura de esos códigos en términos de una permisibilidad del enrarecimiento a través de la avanzada conservadora de LLA. En esa captura que contiene a los perimidos, acallados y tímidos de la subcultura subterránea veo una carga singular de nuestro contexto. Por contraste de escenarios, y para sumar a la caricatura sociológica del asunto, la confluencia otaku chilena se agrupó de un modo más autonomista y con mayor capacidad de confluencia hacia un ideario contestatario, antiautoritario y revulsivo. Sin embargo, y para hacerle justicia a nuestros compatriotas, los argentinos dieron un giro de tuerca hace poco y difunden comunicados y manifiestos que hacen agujeros en las tradiciones previas, ya sea apoyando como verdaderos representantes del manga y el animé original o por vía de la refrenda más contestataria, ensayando desvíos imprevisibles sobre el ideario anarcocapitalista que LLA les ofrece. Algo que se puede intuir por estos lados es un modo de convocatoria en distintos manifiestos, lo que presume una capacidad de organización colectiva previa. Pero también un llamado que interpela abiertamente a estudiantes, jóvenes de escuelas secundarias y ‘pibes silvestres’ y que, frente a esa adherencia tan pregnante, un sentimiento de superioridad manifiesta (en muchísimos ámbitos educativos se escuchaba ese rumor libertario vengativo a cielo abierto) se produjo también un llamado de contraofensiva, del tipo ‘no dejes que hablen en tu nombre’, se trata de una comunicación entre pares que les advierte ‘esta gente más grande te está usando’”.