“Yo creo que Malagueño no es tan dormitorio como muchos piensan”, afirma Leandro Oviedo, secretario de Coordinación del municipio. Y con esa frase da el puntapié para hablar de uno de los desafíos centrales que enfrenta esta ciudad en expansión: la falta de trabajadores calificados para cubrir los puestos que la propia Malagueño genera.
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“Tenemos un problema concreto: muchas industrias, como Holcim, tienen un 30% de trabajadores que vienen de afuera. Eso es un déficit para nosotros”, reconoce Oviedo. “No estamos pudiendo cubrir con profesionales propios los puestos de mando medio y técnico. Y eso nos obliga a buscar gente de otras localidades”.

Frente a este escenario, el municipio decidió tomar el toro por las astas y apostar fuerte a la formación profesional. La principal herramienta es la Universidad Popular de Malagueño (UPM), que según Oviedo, “es nuestra universidad municipal, donde dictamos cursos y oficios adaptados a lo que el mercado necesita”.
Capacitación en la UPM
Los resultados ya se ven: “Hace dos años teníamos apenas tres gasistas matriculados en todo el ejido. El año pasado egresaron 17, y este año seguramente un poco más”, relata. “Ahora también estamos dictando dos cursos de electricidad: uno general y otro industrial. Tampoco teníamos electricistas matriculados. Muchos venían de Córdoba o Alta Gracia, y ahora queremos que esos oficios tengan salida local inmediata”.
A los cursos de gasistas y electricistas se suman los de instaladores sanitarios –“completamos un poco el círculo del sistema de construcción”– y ya está en marcha uno de durlockeros: “También estamos por largar un curso de drywall. Es un oficio muy demandado y no teníamos formación acá”.
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Pero la estrategia no se queda en los oficios. “Queremos elevar el nivel profesional. Que Malagueño no sea solo el que lleva la carretilla, sino también el que proyecta. El electricista, el gasista, el durlockero, el técnico”, insiste Oviedo. “Exactamente: trabajadores calificados en todo sentido”.

También apunta a las tecnicaturas y profesiones más formales. “Nos pasa que de las 10 inmobiliarias que hay en la ciudad, ocho son de afuera. No tenemos martilleros públicos locales. Tampoco estudios de arquitectura propios”, dice. Y resume el objetivo: “Queremos generar un ecosistema nuestro. Tener inmobiliarias nuestras, estudios nuestros, desarrollos nuestros”.
Alianzas educativas
Para eso, Malagueño está trabajando en alianzas con la Universidad Provincial de Córdoba y también con la UNC. “Con la Universidad Nacional queremos montar un centro de investigación que no solo nos sirva a nosotros como municipio, sino también al sector industrial. Que podamos innovar, estar a la vanguardia”, explica. Y pone un ejemplo concreto: “Tenemos una fábrica que quiere desarrollar bolsas biodegradables pero resistentes. Para eso necesitamos conocimiento aplicado, y ahí es donde entra el centro”.
Toda esta estrategia requiere una inversión fuerte del Estado local. “Invertimos en infraestructura y en espacios. Por ejemplo, la instalación eléctrica de la sede donde funciona la UPM nos va a costar entre 10 y 15 millones de pesos”, detalla. “Sabemos que las instituciones no son solo los edificios, pero tienen que funcionar en un lugar digno. Y eso también es parte del compromiso”.
Para Oviedo, el camino está claro: “Nosotros apostamos a la capacitación. A formar gente local que se quede en Malagueño y que pueda trabajar acá. Queremos dejar de importar trabajadores y empezar a exportar talento”.