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CóRDOBA
NATALIA BARRAUD

"Si tuviera que explicar por qué tuve cáncer me atrevería a decir que fue por origen emocional y no físico"

A partir de un control que se había hecho por solidaridad con una colega, la periodista y locutora fue diagnosticada con cáncer de mama en 2022. Lo que siguió fue una operación veloz, sesiones de quimioterapia y la necesidad de –como buena comunicadora– contarlo todo. Así nació ‘Mama mía, ¿por qué tuviste cáncer?’, un libro que cuenta su propia historia pero que también busca sacar de las sombras al cáncer y visibilizar el incumplimiento de leyes vinculadas a la temática.

Natalia Barraud
NATALIA BARRAUD. “Hay dos leyes sancionadas hace más de 10 años y no lo sabe nadie: la ley de reconstrucción mamaria y la ley que reconoce a la mastología como una necesidad”. | Fino Pizarro

“En nuestro país el cáncer de mama, por el volumen de pacientes que afecta, es la suma de cinco cánceres juntos”, empezará diciendo Natalia Barraud a PERFIL CÓRDOBA.

Con esa preocupación en mente y con su libro bajo el brazo, golpeó las puertas de Planeta (ella quería que su libro llegara a la mayor cantidad de personas posible) pero finalmente ‘Mama mía, ¿por qué tuviste cáncer’’ fue editado por El Emporio, de la mano de Tamara Sternberg.

Escrito en nueve meses y utilizando su propia historia como disparador, la periodista aborda la necesidad de poner en discusión leyes que no se aplican y la ausencia prácticamente de mastólogos en la Argentina.


–¿Hace cuánto te diagnosticaron?
–Hace ya un año y un mes. La vi en redes a Karina Vallori calva y me asusté muchísimo; eso me movilizó para hacerme un chequeo y descubrieron que tenía un carcinoma. Cuando recibí el diagnóstico me regalaron un libro que se llama ‘El cáncer como camino de sanación’ y fue mi compañía durante todo el tratamiento. Antes la medicina estaba muy separada de la psicología, hoy se integran conocimientos complementarios como la Biodescodificación y otro tipo de saberes. Me metí en ese mundo y descubrí un montón de cosas: es impresionante la cantidad de hechos y fechas que se conectan con mi enfermedad. Si yo hoy tuviera que decir por qué tuve cáncer de mama, me atrevería a decir que tiene un origen emocional y no físico.

–¿Qué fue lo primero que pensaste cuando tuviste el diagnóstico?
–Si tuviera que describirlo con una imagen, sería como si alguien pegara una campanada, un sonido de metal y la caída de un telón. Creí que se acababa mi vida porque, cuando a vos te dicen la palabra ‘cáncer’, pensás en la muerte.

–¿Hay mucha desinformación?
–Sí, y mala prensa. Desde lo que vemos en las películas hasta los discursos de los líderes políticos, que a lo peor de la sociedad le llaman ‘el cáncer de la sociedad’. A Hitler lo nombraban ‘el cáncer de Europa’.

–El poder de las palabras.  
–Sí. Se asocia con cosas tan espantosas que es como si el paciente de cáncer contagiara. Además tenés que luchar contra la mirada condenatoria del otro.

–¿Te pasó?
–Sí. Una noche salí a regar las plantas, ya estando pelada y una vecina escondió a sus hijos para que no me vieran. Entonces mi venganza, entre comillas, fue revertir la situación. Empecé a usar todas las herramientas aprendidas en la vida, el periodismo, la actuación, todo lo que sabía, y creé un clown de mí misma. Empecé a jugar y a hacer humor con la peluca, porque entendí que había que deconstruir la palabra cáncer y encontrarle un nuevo significado.

–¿Cómo estás hoy?
–Bárbara. Me siento bien. Tengo que tomar medicación durante cinco años y controles de por vida. Creo que todos tenemos un registro de la historia de nuestra familia en nuestro cuerpo. Por nuestras venas corre la sabiduría, la desesperación, el miedo y cuando uno tiene un diagnóstico de este tipo recurre a la raíz más profunda de su ser y ahí puede encontrar un montón de respuestas. Por eso yo escribí sobre mi familia.

–¿Esa fue la génesis de este libro?
–Sí, al tener a mi familia lejos, a través de mis redes sociales hice muchas publicaciones y empecé a tener respuestas de personas que no eran solo familiares, que me contaban cosas muy personales. Y me di cuenta que había en mí una necesidad de comunicar y que la gente tenía una necesidad de leer. O sea que la génesis fueron las redes.

–¿Qué publicabas?
–El video que más alcance tuvo fue uno donde mostraba la sala de quimioterapia, claro que solo me mostraba a mí. Me decían que yo estaba haciendo docencia, porque nadie sabía en qué consistía una quimioterapia; de hecho yo tampoco lo sabía. No se está hablando del cáncer debidamente, la gente cree que es un monstruo gigante y los pacientes nos vemos en la necesidad de dejar tranquilos a los demás. Entonces decidí armar una historia donde estuviera la cronología completa de mi tratamiento, para que un paciente pueda ver cuáles son los pasos que se siguen.

–¿Y cómo empezaste a escribir el libro?
–Cuando me quedé calva me senté en la galería, agarré mi notebook y empecé a escribir como si fuese una gran catarsis. Sentí que lo mejor que podía hacer era ordenar mi pensamiento a través de la escritura. Empecé a tener cada vez más material. Me di cuenta que mis hijos no sabían casi nada de mí y dije: voy a escribir la historia de nuestra familia para que les quede a ellos. Pero no por si yo me moría, sino porque ellos desconocían quién era yo. Y a medida que fui yendo a controles me calcé el traje de periodista y empecé a preguntar y la información que recibía era tan abundante que pensé que tenía que salir de las puertas de mi casa.

–¿Qué tipo de información?
–Por ejemplo, que en Argentina, el cáncer de mama suma año tras año un promedio de 22.000 mujeres y que le gana a cinco cánceres juntos. Y no tenemos casi mastólogos, que es la persona que tiene que operarlo.

–¿Hay leyes al respecto?
–Hay una ley que se escribió hace muchos años que dice que las mamas son patrimonio de los ginecólogos, así que a la mayoría de las mujeres argentinas las operan los ginecólogos. Pero hay otra que declara la necesidad de la especialidad de mastología, una ley a la que sólo adhirió Buenos Aires. Y he visto mujeres con amputaciones feroces y tajos espantosos. Yo tuve la fortuna de ser operada por un mastólogo que se formó en Italia, que es la cuna de la reconstrucción de cáncer de mama y me ha hecho una operación tan increíble que nadie se daría cuenta. Y ese es un derecho que tenemos todas las mujeres. Si esa ley que se sancionó hace 10 años estuviera en vigencia, hoy muchos médicos podrían estudiar acá la especialidad y aplicarla porque sobran pacientes y no tienen dónde atenderse. Lo que descubrí también es que existe una ley de reconstrucción de mamas, que dice que el Estado tiene que hacerla de forma gratuita y tampoco se aplica porque no hay mastólogos. Y creo que la sociedad tiene que saberlo.


El humor como motor

Cuando supo cuándo se le iba a caer el pelo, Natalia Barraud le pidió a su hijo menor que se lo cortara, entonces empezaron a jugar y a divertirse y echaron mano a lo lúdico para sortear la enfermedad. “Es el capital legado a mis hijos. En muchas situaciones duras habíamos recurrido al humor y eso nos salvó. Antonio Seguí decía algo así como que el humor sirve para sobrevivir al espanto y estoy completamente de acuerdo. Lo importante es no dejarse acobardar por el miedo, buscar ayuda y poder expresarlo”, dice Barraud.

Presentación
‘Mama mía’ se presenta este viernes 13 de octubre a las 19 en la Carpa Central de la Feria del Libro.