A lo largo de la investigación judicial Oscar Hugo Síntora negó haber participado en el crimen de Regino Maders. Su viuda repite lo mismo y adjudica razones políticas para incriminarlo y cerrar el caso.
–Su esposo siempre negó haber participado, pero sin embargo un tribunal con jurados populares lo condenó y el Tribunal Superior confirmó la pena.
–Si yo hubiera tenido un teléfono para grabar, como se hace ahora, Hugo nunca habría llegado a estar preso. Primero, (el juez Guillermo) Johnson ofrecía plata para que hablara, para que contara cosas. Segundo, (el fiscal Luis) Villalba, que hacía excavaciones en el camino a Carlos Paz, cuando el arma la habían secuestrado y estaba en el depósito judicial. Se la habían sacado a unos menores de 14 años en un control vehicular en uno de los puentes, cuando habían pasado 13 años. Empezaron a mover todo esto antes de que la causa caducara. Todo, según el criterio de un Poder Judicial dominado por el poder político de turno. ¿A usted le entra en la cabeza que un hombre grande, instruido, con experiencia, hubiera utilizado un arma para matar a un senador de la provincia y se la hubiera dado a un niño? Un hombre experimentado la hace desaparecer. Yo no sabía de armas, pero tuve que aprender. Como no tenía plata para hacer fotocopias, leía los expedientes, los memorizaba y le contaba a Hugo. El arma que estaba en el depósito judicial es la que mató a Maders. Salió de ahí. Por el cañón, se comprobó que de esa arma salió la bala que mató a Regino Maders. Cada bala deja su estría. Otra cosa: después de tantos años no me entra en la cabeza que al señor Maders lo matan en el porche, al ingreso de la casa, donde su familia estaba durmiendo y la mujer no escuchara los disparos. ¿Qué hacía el señor Mario Negri golpeándole la puerta de su casa para que la señora se despierte, con el sobretodo y el maletín del señor Regino Mader, tendido en el en el piso?

–Si su marido no fue, ¿quién asesinó a Regino Maders?
–Personas que ya fallecieron. No sé si habrá escuchado el nombre del comisario ‘Tuerto’ Rocha. En esa época era muy pesado: él perteneció al D2. También Miguel Rubio. Todos policías.
–¿Quién lo mandó a matar y por qué?
–Supuestamente era para asustar a un político. El señor Rocha tenía una oficina de investigaciones y después puso una agencia privada en la Ruta 9, en una casona grande. Desde que lo llevaron preso a Hugo, jamás se acercaron.
–Era para asustar a un político, pero ¿mandado por quién?
–Por el gobierno de Angeloz. Sí, Angeloz. Él lo declaró en la instrucción, cuando la tenía (el juez, Jorge) Johnson. Contó que hubo una reunión en la casona de la Ruta 9. Ahora, ¿qué hacía Mario Negri en la escena del crimen? ¿Qué hizo cuando lo llevaron a la morgue? Él acompañó todo. Tengo otro recuerdo, cuando (José Manuel) De la Sota fue reelecto gobernador. Al día siguiente de las elecciones, dijo: “Gracias a mi gobierno hemos esclarecido el caso Maders”. En ese momento, el caso estaba en instrucción. Ni siquiera había fecha para la elevación a juicio. Eran 45 cuerpos (de expediente).
–¿Por qué cree que dijo eso De la Sota?
–En ese momento gobernaba (Néstor) Kirchner. La secretaria era Miriam, no recuerdo el apellido. Mi cuñada sí andaba en la política, militaba. Le dije: voy con vos, pero no me metas en la política. Fuimos a ver gente de los derechos humanos de Buenos Aires. Acá también golpeamos mil puertas. Nunca me voy a olvidar cuando fui al estudio del abogado (Oscar) Roger. Yo no tenía un peso, imagínese que yo trabajaba limpiando pisos. Era un estudio imponente. Salió y nos dijo: “Mire, señora, voy a ser claro y conciso. Su marido estaba condenado desde el día que lo sacaron de su casa. Córdoba tenía que cerrar tiempos políticos”. Exactamente eso nos dijeron también en Buenos Aires.
Estela Quevedo, viuda de Hugo Síntora: “Lo condenó un Poder Judicial dominado por el poder político”
–Además del arma, hubo un testimonio de Rubén Rodolfo Barrera que dijo que Síntora solía decir en los asados que él había matado a Maders. ¿Le comentó sobre esto su esposo?
–Barrera era vecino y cliente del negocio. Vivía de estafas. Tenía buena parla (sic), era entrador, como los estafadores. Era un tipo grandote. Establecieron como una amistad. Comían asados los viernes, con otros hombres.

–¿Cómo fue el día de la detención?
–Fue un 20 julio, sábado. Era la época de los saqueos. Tuvimos que cerrar (la despensa), perdimos toda la verdura. Nos empezamos a venir abajo. Ese día fue así: él estaba acá con mi hijo y yo había estado limpiando la casa. Me recuesto y escucho que el perro ladra raro. Me levanto. Cuando voy saliendo veo una luz roja en el pecho. Levanto la cabeza y veo a hombres grandes como la puerta, todos encapuchados. Traían cámaras. Todo quedó filmado. Tenían armas y unas pinzas como para desarmar toda la casa. Por delante llegó (el comisario) Nievas con la División Homicidios. Por detrás entró el Goat. En la calle Argandoña y en López y Planes estaba Gendarmería. Así se lo llevan. (El policía) Tula le había avisado: “Andate Hugo, porque te van a imputar el caso Regino Maders y te van a llevar preso”. Y él respondió: “No me voy porque a ese tipo yo no lo maté”.