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OPINION

Vivir en la cultura de la emergencia

29-12-2019-emergencia
El conflicto permanente todo lo va tapando y esa cultura de la emergencia nos invade y nos impide ver la realidad, donde el argentino promedio cada vez se conforma con menos y con lo más básico. | CEDOC PERFIL

Estamos desde hace mucho tiempo en presencia de un estado de emergencia permanente en nuestro país. Encontrar las causas y fenómenos de esta consecuencia nos insumirían otro espacio. Vivimos como sociedad el hoy, no existe la planificación en un país que no alcanza con el transcurso del tiempo a resolver los problemas más esenciales que hacen al hambre, la educación, la salud, la inflación entre tantos otros, los conflictos se reiteran con el paso de los gobiernos por una sencilla razón y es que no se resuelven.

La sociedad angustiada mira atónita y con escasa reacción las medidas que a lo largo de los distintos gobiernos van y vienen con marchas y contramarchas sin rumbo. Nos desangramos muchas veces en discusiones estériles sin ni siquiera escuchar ni mucho entender de qué se trata.

Los argentinos vamos construyendo nuestra propia “cultura de la emergencia” donde no se discuten políticas públicas a largo plazo ni se generan en nuestra clase dirigente los acuerdos y consensos más elementales que nos permitan crecer como sociedad y dar ejemplos a las generaciones venideras de que nos estamos ocupando del presente y del futuro creyendo que nunca vamos a tener que rendir cuentas.

El conflicto permanente todo lo va tapando y esa cultura de la emergencia nos invade y nos impide ver la realidad, donde el argentino promedio cada vez se conforma con menos y con lo más básico. Lo institucional va quedando relegado, como algo indiferente que a la gente no le llega ni satisface en sus necesidades más elementales, sin pensar que sin instituciones fortalecidas es imposible construir una sociedad que resguarde nuestros derechos y garantías constitucionales.

Salir de esta cultura de emergencia como sociedad es nuestro gran desafío, proyectarnos con debates serios, generando los consensos en nuestro deber, entender que quien está a mi lado no es un enemigo sino todo lo contrario, comprender que en el disenso crecemos y que desde allí logremos lo mejor de cada uno en la reconstrucción de una sociedad fragmentada por un destino incierto hacia el cual no sabemos muy bien dónde vamos.

Ojalá que todos los argentinos y argentinas, sin distinción y por sobre todo quienes tienen mayor responsabilidad de conducción, sepan comprender que debemos dejar de desperdiciar oportunidades y de seguir viviendo en modo “transición”.

Es posible proyectarnos juntos a vivir en una sociedad más justa, igualitaria, inclusiva, solidaria y con perspectiva de género, adaptándonos a los cambios políticos, sociales y culturales de una sociedad que camina cada vez más rápido. Consolidemos nuestras bases y puntos de partida tal como lo dice nuestro preámbulo en uno de sus párrafos: “promover el bienestar general, asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros y para nuestra posteridad…” Es nuestro deber por nosotros y los que vendrán.

Marcelo Bee Sellares 
Abogado