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PANORAMA ELECTORAL

“Voto temerario”, la nueva tendencia tras las PASO y que hay que seguir de cerca en en octubre

Hay una diferencia con el conocido “voto castigo”. La contradicción se refleja de manera contundente con Javier Milei, que irrumpe como el candidato que menos confianza genera entre sus competidores, pero al mismo tiempo es quien mayor expectativa de cambio genera a futuro.

Javier Milei
Javier Milei | NA

“Cuando los votantes perciben un escenario negativo inminente, son más propensos a elegir opciones nuevas, incluso si estas son más riesgosas”. De esta forma, el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales del Hub de Conocimiento Insight 21 se refiere a la nueva tendencia que emergió tras las PASO y que podría consolidarse en las elecciones de octubre: el ‘voto temerario’.

El informe pone de manifiesto que no se trata del conocido ‘voto castigo’. “Ese es un concepto político que se refiere a la práctica de los votantes de castigar a un partido político debido a su insatisfacción con su desempeño previo en el gobierno. De esta manera, los votantes manifiestan su descontento apoyando a un partido político alternativo”, se cita en el informe.

Y añade: “Numerosos analistas sugieren que Javier Milei ha capitalizado este tipo de voto, siendo el candidato que mejor captó la bronca acumulada. Sin embargo, sería un error reducir este fenómeno al ‘voto castigo’. De hecho, lo que se vislumbra es una nueva tendencia en el comportamiento electoral de la Argentina y es el ‘voto temerario’”.

Para que aumente el ‘voto temerario’ deben darse dos condiciones: un descontento social alto y generalizado, y una opción política que refleje un cambio radical.
Para indagar estos factores, el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de Universidad Siglo 21, desarrolló el estudio en cuestión en el que participaron más de mil argentinos de diferentes regiones del país.

En el ‘voto temerario’ el votante se inclina por opciones novedosas y más extremas, incluso si éstas resultan poco confiables o se encuentran poco consolidadas.
“Este tipo de voto está motivado por la búsqueda de cambios significativos (aunque conllevan alto riesgo) y ocurre principalmente en escenarios donde se percibe un futuro negativo inminente. Cuanto mayor sea la percepción de indefensión respecto al futuro, mayor la disposición a asumir riesgos”, dice el informe.

Así, para que aumente el voto temerario deben darse dos condiciones: un descontento social alto y generalizado, por un lado, y una opción política que refleje un cambio radical, por otro lado. Respecto al primer componente (descontento social alto y generalizado), se observó que “el 60,4% de los argentinos señala que sus ingresos económicos no son suficientes para satisfacer sus necesidades, y el 75,4% no se encuentra satisfecho con su capacidad de ahorro”, sostiene el informe.
Sumado a ello, el 80,2% considera que el gobierno no logra combatir adecuadamente la corrupción, 77,3% considera que la gestión de políticas públicas no es transparente y el 66,7% considera que el gobierno no representa las opiniones y preferencias de los ciudadanos. Finalmente, sólo el 21,5% considera que la Argentina va mejorar en el futuro.

Ahora bien, para poner de relieve el segundo componente (una opción política de cambio radical), se analizaron las reacciones emocionales positivas que generan los candidatos de las PASO. De acuerdo al estudio, de los cuatro candidatos medios (Milei, Massa, Bullrich y Rodríguez Larreta), el libertario es el que genera menores niveles de confianza (sólo el 31,25% de sus votantes mencionó la confianza), pero sin embargo es el candidato que posee los niveles más altos de esperanza y cambio (en el 54,81% de sus votantes).

El escenario opuesto se observa en los restantes candidatos, donde son mayores sus niveles de confianza (valores promedio del 60,43%) y menores niveles de esperanza o percepción de cambio (24,44%). De esta forma, Milei se posiciona como el candidato que menor confianza genera entre sus votantes, pero el que mejor refleja una opción radical de cambio.

“Así, los datos recabados corroboran que están dadas las dos condiciones para que aumente el voto temerario: un descontento social alto y generalizado y una opción política que refleje un cambio radical”, señala el informe.

“Estos factores llevan a que gran parte de la población esté dispuesta a asumir riesgos considerables al elegir opciones políticas menos convencionales y más extremas. Los datos indicarían que en la medida en que ambos factores tiendan a incrementarse, mayor será la propensión al voto temerario en la población”, concluye el estudio.