CORONAVIRUS
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Bolsonaro viola el distanciamiento y usa el coronavirus para movilizar a su electorado

El presidente saludó ayer a seguidores en la inauguración de un hospital en Brasilia. Pese a la pandemia, desafía a la OMS, China, y su ministro de Salud, Luiz Mandetta.

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Cobarde. Asi, dice el barbijo que cubre el rostro del presidente, cuestionado por su gestión de la crisis. | cedoc

Jair Bolsonaro está embarcado en una cruzada contra la ciencia, el sentido común y el orden internacional liberal. Con la inspiración de Donald Trump, pero sin la billetera ni el poder del presidente de Estados Unidos, el ex capitán del Ejército decidió utilizar la pandemia para fortalecer su base electoral y fabricar enemigos en el exterior: China, Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su estrategia, sin embargo, puede volverse en su contra a medida que escalan los muertos y casos positivos de coronavirus, que llegaron ayer a 1.124 víctimas fatales y más de 20 mil infectados.

El jefe de Estado volvió ayer a violar la cuarentena, al darse un baño de masas con sus seguidores en Aguas Lindas de Goias, un municipio ubicado a 57 kilómetros de Brasilia. En la inauguración de un hospital, saludó a sus simpatizantes, sin respetar las órdenes de distanciamiento social emitidas por el gobernador del estado, Ronaldo Caiado. El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, que acompañó a Bolsonaro en el acto, criticó la actitud de su jefe político: “Intento evitar las aglomeraciones de personas. Se lo recomiendo a todos los brasileños”. Pero al núcleo duro bolsonarista, que representa alrededor de un tercio del electorado, “aún no le cayó la ficha” sobre el riesgo que implica el coronavirus. 

Oliver Stuenkel, profesor de la Fundación Getulio Vargas, aseguró a PERFIL que Bolsonaro utiliza la crisis para movilizar a sus seguidores. “La respuesta a la pandemia muestra que el modelo de gobernar es atacar enemigos imaginarios o reales. Hay que identificar algún culpable, alguna conspiración, ya sea interna o externa, real o ficticia. No es prioridad la gestión de la crisis”, asegura. La estrategia, muy efectiva para galvanizar el apoyo de los más radicales, alejó a sectores moderados que lo votaron en 2018. Según un estudio reciente de Datafolha, la gestión de Bolsonaro solo es aprobada por un 33% de los brasileños, mientras que la de su ministro de Salud por el 76%.

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Al igual que Trump, que criticó a la OMS, a la que acusó de “Chinacéntrica”, Bolsonaro tuvo cortocircuitos con su director general, el etíope Tedros Ghebreyesus, al que sacó de contexto al argumentar que había que privilegiar la economía sobre la cuarentena. Uno de sus principales asesores, el diputado Osmar Terra, que sonó para reemplazar a Mandetta en Salud, afirmó esta semana que “no hay que seguir ciegamente” las recomendaciones de ese organismo. 

¿Está Brasil desafiando al orden internacional liberal? Según Stuenkel, sí. “Brasil en este momento es una potencia revisionista que cuestiona y ataca todo el sistema internacional que ha sido creado después de la Segunda Guerra Mundial. Es una especie de estrategia prewilsoniana, antiliberal, y antimultilateral”, sostiene.

La crisis política y sanitaria preocupa a gran parte de la dirigencia y la elite brasileña. En un artículo publicado en la revista Epoca, Hussein Kalout, ex secretario especial de Asuntos Estratégicos durante el gobierno de Michel Temer, escribió lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir: “No podemos darnos el lujo de dejar que la locura promovida por algunos miembros del Ejecutivo continúe sin contrapuntos ni límites. Ya es hora de detenerlo. Esto es literalmente una cuestión de vida o muerte”.

 

Epidemia

◆ El Ministerio de Salud de Brasil informó ayer 68 nuevas víctimas fatales y 20.727 casos positivos.

◆ El Estado de San Pablo es el más afectado del país, con 540 muertos. 

◆ El gobierno nacional anunció que distribuyó casi un millón de test a la población.

◆ Las cuarentenas y medidas de distanciamientos fueron impulsadas por los gobernadores, pese a la oposición de Jair Bolsonaro.