Su trabajo es silencioso, exhaustivo, detallista y encierra una inmensa pasión. Lejos de las pompas o el alto perfil, su tarea fue una de las claves a la hora de mitigar las consecuencias de los tres grandes brotes de coronavirus que sufrió Córdoba hasta el momento, como el geriátrico de Saldán, el Hospital Italiano y el Mercado Norte. Son los ‘rastreadores del virus’, un equipo interdisciplinario comandado por epidemiólogos que buscan identificar al virus, ese enemigo invisible que acecha al mundo, y cercarlo para lograr que no siga transmitiéndose e infectando.
Este trabajo detectivesco implica llamadas, contactos personales, recorridas de territorio, diagramación de mapas y mucha planificación en conjunto con el resto del equipo integrado por psicólogos, asistentes sociales, médicos y personal del Ejército, entre otros.
Ahora se enfrentan a un nuevo desafío vinculado a la aparición de casos en los barrios Villa el Libertador y Remedios de Escalada, generados tras dos celebraciones de cumpleaños no autorizadas en el marco del aislamiento social preventivo y obligatorio.
Córdoba: unos violaron la cuarentena para jugar al fútbol y otros armaron una fiesta
PERFIL CORDOBA accedió al área de epidemiología del Ministerio de Salud donde dialogó con tres de los coordinadores de este equipo: Laura López, a cargo del programa de zoonosis; Ana Willington, referente de vigilancia epidemiológica en la provincia, y Eugenio Cecchetto, jefe del Área de Epidemiología, quienes describieron parte de su tarea. “Nuestro trabajo comienza antes de la confirmación de un caso positivo. A nosotros nos llega una notificación desde el momento en el que hay un caso sospechoso. En ese momento ponemos en marcha la investigación”, explica Willington, una de las más experimentadas, con una amplia trayectoria vinculada al mal de Chagas en la provincia.
“En paralelo, tenemos un equipo que sigue los pasos de quienes llegan del exterior y en los últimos días también de los camioneros que ingresan a la provincia”. Los centros de salud privados o públicos que tratan los casos sospechosos son quienes toman el primer contacto y estas instituciones ya tienen un entrenamiento en materia epidemiológica que resulta fundamental para los días siguientes, en caso de que el testeo arroje resultados positivos.
“Ellos consultan al paciente si estuvo en contacto con viajeros que llegaron del exterior, si estuvo en contacto con algún caso positivo y también con cuántas personas mantuvo un contacto estrecho”, agrega Willington. Si el caso se confirma a través del Laboratorio Central se disparan otro tipo de acciones donde el rol de los rastreadores comienza a jugar fuerte. A partir de allí comienza una búsqueda exhaustiva de los contactos de la persona y en paralelo comienzan las acciones de aislamiento, no solo de la persona sino también del grupo familiar, acción destinada a evitar que se sigan generando nuevos contagios.
“Le preguntamos por sus contactos laborales, lugares donde se dirigió a hacer compras, con quién se vio, por dónde se movió hasta 48 horas antes. También se hacen hisopados con los contactos estrechos, para saber si son personas asintomáticas”, detalla el epidemiólogo Cecchetto y agrega: “Hay una parte inicial de investigación y se evalúa si ellos pueden hacer aislamiento en su domicilio o derivarlos a un centro de terapia intermedia para que estén más cómodos durante los días de aislamiento”.
Artesanal
La magister Laura López destaca que el trabajo de vigilancia epidemiológica es “artesanal”, algo en lo que coincide todo el equipo. “La entrevista con el paciente nunca es una. Nos ponemos en contacto varias veces. Porque a medida que pasa el tiempo tal vez se recuerdan nuevos contactos. Vamos a la zona y hacemos investigación entre los vecinos y en los locales donde pudo haber comprado. A veces no somos bien recibidos y tenemos que trabajar este tema también. Una vez que obtenemos los primeros datos evaluamos si hay circulación y damos aviso a las fuerzas de seguridad, momento en el que se pone en marcha un abordaje integral del tema”, destaca.
Los rastreadores señalan que en el seguimiento de la enfermedad es muy importante el factor tiempo. Desde el momento en que se detecta un caso positivo, las siguientes 12 horas resultan claves para intentar cercar al virus. Sergio Jurczyszyn, coronel del Ejército, destaca la devoción con que el equipo de epidemiología trabaja: “Aquí no hay horarios. Se trabaja desde temprano hasta muy tarde. A veces nos llaman a las 2 de la mañana para que bloqueemos una zona A partir de allí trabajamos toda la noche y a las 6 de la mañana ese espacio amanece en Zona 1”.
Equipo
El área epidemiológica cuenta con 28 rastreadores y 17 personas en call center que hacen seguimiento de los viajeros y también de los contactos estrechos asintomáticos de las personas. “Calculamos que de cada caso positivo hay en promedio unos 20 contactos estrechos. Es muy importante esta estructura porque le hacemos un seguimiento hasta el alta clínica”, comenta Willington. “Cuando tomamos contacto con una familia también hay un trabajo muy importante en tranquilizarlos, ya que desde el momento en que se les comunica la enfermedad se generan ansiedades y temores”, añade.
Tensión
El equipo epidemiológico considera que el brote vinculado al Hospital Italiano fue más complejo. “Por la guardia pasaban por día unas 600 personas. Cuando geolocalizamos a los 1.200 trabajadores fue impresionante el panorama con que nos encontramos”, detalla López. Respecto al brote del Mercado Norte explicaron que se abordó a través de tres operativos en diferentes momentos. Además, se puso a disposición un 0-800 para identificar otros casos. “Fue muy importante poner en cuarentena a muchas personas hasta contar con los resultados”. La gran mayoría de los casos que se encontraron fue por esta búsqueda de contactos estrechos.
Cuidados
Si bien se han difundido hasta el hartazgo las medidas de prevención a través de múltiples canales, los epidemiólogos pueden observar de cerca los graves efectos que tienen las acciones irresponsables de la población. Es por ello que remarcan la importancia del distanciamiento social, el uso de tapabocas, lavarse las manos y la utilización de alcohol en gel. “Si una persona pasa por una zona de contagios y adopta estas medidas de seguridad, el riesgo de contagio es mínimo”, enfatizaron en conjunto.