Pueden distinguirse dos estrategias de negocios muy dispares entre las empresas que compiten por llegar al mercado con una vacuna anti-Covid-19. Se encuentran, por un lado, las que privilegian la rentabilidad inmediata y, por el otro, las que adoptan una visión de largo alcance.
Las primeras, por ejemplo Moderna Inc., presionadas por sus accionistas, buscan aproximarse al "valor de mercado" de las vacunas, esto es, a lo que los clientes estén dispuestos a pagar, lo cual las limita a los países ricos y a plazos relativamente cortos. Las otras, por ejemplo, AstraZeneca-AZ, implementan un enfoque mucho más sofisticado: ganar mercados globales aplicando precios accesibles en una primera fase para consolidar la rentabilidad del negocio más tarde. Exploremos este segundo caso.
El acuerdo entre AZ/Oxford University/OU, por un lado, y el grupo Insud de Argentina (mAbXience) y la Fundación Slim y Liomont de México, por el otro, relativo a una vacuna candidata de vector viral contra el Covid-19, contiene tres puntos de interés: 1. Reitera precedentes similares; 2. Demuestra la flexibilidad con que puede operar la división internacional del trabajo en industrias intensivas en conocimiento, como lo ha mostrado el caso de la microelectrónica, mejor aprovechado por Asia que por América Latina; y 3. Configura un patrón que puede atenuar la inequidad en la distribución global de la vacuna.
Pueden distinguirse dos estrategias de negocios muy dispares entre las empresas que compiten por llegar al mercado con una vacuna anti-Covid-19. Las que privilegian la rentabilidad inmediata y las que adoptan una visión de largo alcance
El modelo es como sigue: con el apoyo financiero del gobierno de su país, una Universidad de investigación de excelencia-OU, junto con una empresa spinout, se hace cargo de la I+D básica y aplicada de frontera, incluyendo ensayos clínicos colaborativos de seguridad y eficacia.
OU licencia sus derechos de propiedad intelectual y transfiere su know-how a una empresa multinacional-EMN (AZ en este caso) con suficiente músculo logístico como para hacerse cargo de desplegar la cadena de valor downstream de la vacuna con alcance global. Así, AZ subcontrata a empresas de diversos países para producir la vacuna, proveyéndoles know-how, asistencia técnica, un banco de virus y el material celular básico a cultivar y purificar con requisitos de alta exigencia, con la condición de que la vacuna llegue al público a precios accesibles. AZ se asegura así un negocio perdurable de miles de millones de dosis alrededor del mundo.
Finalmente, una fundación se hace cargo de reasegurar el riesgo de los sub-licenciatarios downstream.
La carrera por la vacuna del coronavirus, cerca de la meta final
El compromiso de AZ y el de sus sublicenciatarios de vender a precios accesibles expira una vez que que la pandemia sea controlada: no se trata de sacrificar beneficios, sino tan sólo de posponerlos tras haber cubierto el riesgo inicial.
La condición respecto de los precios fue impuesta originalmente a AZ por el Jenner Institute y el Oxford Vaccine Group, OU, como parte de su acuerdo de desarrollo y distribución global. A su vez, AZ traslada esas exigencias a sus sublicenciatarios downstream encargados del scaling-up y el fill/finish del antígeno.
Vale en este punto recordar un hecho básico de la economía de las vacunas, entre otras. Mientras que los costos upfront de I+D en cuestión son sustanciales, el costo unitario de producción de la vacuna en sí equivale al de una taza de café, si bien bajo muy exigentes estándares de producción. Todo ello posibilita el tipo de división internacional del trabajo que estamos ilustrando el cual, a su vez, es facilitado por las masivas escalas de producción que justifica un enorme mercado virgen.
El acuerdo AZ-OU/Insud/Liomont/Fundación Slim, donde ésta última "asegura" a Insud y Liomont el riesgo en caso que la vacuna falle, guarda notables semejanzas con otros acuerdos. Veamos el de AZ/OU con la empresa familar Serum Institute of India-SII, cerrado originalmente en abril 2020.
Vender vacunas baratas no necesariamente implica hacer beneficencia; por el contrario, puede ser un brillante negocio
En este caso, la Fundación Gates "asegura" la producción a riesgo por parte de SII, así como la Fundación Slim lo hace con mAbXience y Liomont. El compromiso de las fundaciones asciende a u$s 150 millones y u$s 52.2 millones, respectivamente.
A los efectos de reducir riesgos aún más, SII, que produce unos 1.500 millones de dosis de gran diversidad de vacunas por año y cuenta con una trayectoria de 53 años, ha cerrado acuerdos para producir vacunas anti-Covid-19 con cuatro desarrolladores distintos, en una estrategia de diversificación análoga a la adoptada por los programas de vacunación anti-Covid-19 del Reino Unido y Finlandia. SII se alista para producir 500 dosis por minuto de la vacuna candidata de AZ/OU.
El caso de SII ilustra muy bien el enfoque "paciente" que mencionamos al comienzo: vender vacunas baratas no necesariamente implica hacer beneficencia; por el contrario, puede ser un brillante negocio. El tipo de negocio que le permitió a la familia Poonawalla, propietaria de SII, convertirse en una de las cinco más ricas de la India (u$s 13.000 millones en activos netos).