CORONAVIRUS
Historia de las enfermedades

Médicos en peligro

Algunas historias de médicos que entregaron su vida en su lucha para conocer la etiología de las afecciones que nos aquejan.

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Theodor Maximilian Bilharz (1825-1862) dedicó su vida y profesión al estudio de los parásitos que afectan a cientos de millones de personas en todas las latitudes, aunque predominan en los climas tropicales. Muy joven, Bilharz fue jefe de Patología de la Universidad de Friburgo. En 1850 dejó la comodidad de los claustros académicos para viajar a Egipto donde se dedicó a estudiar la schistosomiasis ocasionada por un parásito que fue llamado, en su honor, bilharzia.  Este médico que sufrió la enfermedad en carne propia describiendo minuciosamente sus síntomas, murió meses más tarde mientras atendía pacientes en una epidemia de tifus. Fue enterrado en El Cairo y cerca de su tumba fue sepultado Hans Eisele, doctor en uno de los campos de exterminio nazi.

Suerte semejante a la de Bilharz sufrió Howard Taylor Ricketts (1871-1910), el norteamericano que descubrió a los gérmenes que fueron bautizados con su nombre, las rickettsias, que producían la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas. Le llevó 4 años demostrar que este germen, un precursor de las bacterias, era transmitido por la picadura de una garrapata. Murió en México, víctima del tifus exantemático que estaba investigando. En ese entonces, el presidente Porfirio Díaz ordenó tres días de duelo por la muerte del científico.

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Un colega de Ricketts, Jesse Lazear (1866 - 1900) profesor del John Hopkins Hospital viajó a Cuba en el año 1900 para demostrar que la fiebre amarilla era transmitida por un mosquito. Se ofreció de voluntario, fue picado por un mosquito -el Anopheles Aegiptii- y murió víctima de la enfermedad. Gracias a este sacrificio el doctor Carlos Finlay pudo demostrar sus teorías y se combatió al vector de la fiebre amarilla. Este hallazgo salvo millares de vidas, entre ellas las de los obreros que trabajaban en el canal de Panamá.

Stanislaus von Prowazek (1875-1915) recorrió el mundo estudiando enfermedades infecciosas. Gracias a sus investigaciones se determinó al agente causal del tracoma, enfermedad responsable de muchísimos casos de ceguera especialmente en Medio Oriente. Fue director del Instituto de enfermedades tropicales de Hamburgo y fue comisionado para estudiar un brote de tifus exantemático en Belgrado y Constantinopla, al mismo tiempo que Ricketts investigaba esta enfermedad en México. Von Prowazek, al igual que su colega norteamericano, murió de la misma enfermedad. El brasileño Henrique da Rocha Lima aisló el agente causal del tifus transmitido por un piojo y lo llamó Rickettsia prowazekii en honor a los dos investigadores fallecidos en cumplimiento del deber.

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En esta pandemia del coronavirus que nos avista, el 12.5 por ciento de los contagiados es personal de salud, y entre ellos, los médicos son los más afectados. Sin embargo, en muchas ocasiones son discriminados como vectores de la enfermedad, y su trabajo menospreciado, sumado a que, muchos de los médicos en formación, no cobran por su trabajo.