CULTURA
Aniversario

Araca la cana | Historia de las detenciones de Osvaldo Pugliese

El maestro Pugliese sufrió como ningún otro tanguero las persecuciones políticas desde los tiempos de la Década Infame. Una evocación a 26 años de su fallecimiento.

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Osvaldo Pugliese. | .

Osvaldo Pugliese fue un hombre respetado por todos. En sus casi 90 años de vida, nadie le encontró una “agachada”, una “macana” para reprocharle. Su compromiso con el tango, con la palabra, y con sus ideas fue inquebrantable. A pesar del alto costo que debió pagar por mantenerse fiel a sus pensamientos, no sólo con las detenciones y las prohibiciones, sino también por cómo lo cuestionaron colegas como Julio De Caro y hasta muchos fanáticos de su orquesta, que nunca terminaron de aceptar que su ídolo fuera comunista.

Pero Pugliese nunca claudicó. Soportó persecuciones, detenciones y falta de trabajo, pero no negoció nunca sus principios. A 26 años de su muerte, ocurrida el 25 de julio de 1995 en la ciudad de Buenos Aires, que unos años antes lo había nombrado “Ciudadano ilustre”, en la primera vez que se otorgó la distinción, en 1986, evocamos una parte de su historia que no siempre fue bien recordada en los tantos libros que evocan su vida y su carrera artística. Quien sí hizo un relato pormenorizado del sufrimiento del maestro, su familia y su orquesta por las persecuciones fue su hija, Beba, en un libro que le dedicó a su padre, “Osvaldo Pugliese. Testimonios de una vida”, publicado en 2010.

En el libro, Beba, que también desarrolló una importante carrera musical con su orquesta y distintas formaciones musicales, recuerda con lujo de detalles los padecimientos a los que el poder de turno sometió a don Osvaldo, que por defender sus ideas, terminó preso durante la llamada “Década Infame”, durante la “revolución de los coroneles”, durante la presidencia del General Juan Domingo Perón y también en épocas de la “Revolución Libertadora”. Y no cayó preso en tiempos de Arturo Frondizi porque se activaron las alarmas, “Araca la cana”, y logró escaparse.

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Su despertar ideológico surgió durante la Guerra Civil Española. Después de leer sobre el tema en el diario Crítica, se acercó a sus amigos del sindicato de músicos y les preguntó “Che, ¿cómo se maneja esto del Partido Comunista?”. Así se afilió, aunque su tarea gremial había comenzado antes, reclamando ante los abusos y los incumplimientos de los empresarios.

Su compromiso casi lo deja sin debut en las años de la Década Infame. Después de hacer reemplazos, de integrar formaciones musicales donde la estrella era otro, o compartía el cartel, a finales de la década del 30, con prestigio y experiencia musical adquiridos en casi dos décadas de esfuerzo y dedicación, Osvaldo Pugliese pudo formar su propia orquesta, con la que debutó el 11 de agosto de 1939 en el Café El Nacional.

Pero ni ese debut pudo ser tranquilo. Faltaban cinco días para el anunciado debut, y Pugliese estaba preso. Enterado el dueño del café,”el señor Prado, un gallego democrático y progresista”, como lo definía el creador de “La Yumba”, se solidarizó con el maestro. “En cinco días ustedes debutan, con Pugliese o sin él. Y cuando Pugliese salga de la cárcel, que venga a tocar”,. le dijo a los músicos. Finalmente,  debutaron todos el día indicado.

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En el ’45, cuando ya gobernaba la “revolución de los coroneles”, Pugliese y su orquesta la pasaban mal. Muchas veces llegaban a actuar y se enteraban en la puerta que habían suspendido la actuación o la policía se llevaba preso al pianista o a toda la orquesta hasta que pasara la hora de su presentación.

Tampoco zafó don Osvaldo de “gayola” en tiempos de las dos primeras presidencias de Perón. En 1948 ya no tenía trabajo, o lo contrataban y se suspendían las actuaciones. O llevaban presos a quienes lo contrataban. Hasta que finalmente, una redada en enero de 1955 lo hizo caer preso en la confitería “La comedia” y estuvo seis meses detenido en el penal de Villa Devoto.

Famoso y querido, la llegada de Pugliese a la cárcel fue un acontecimiento para los demás presos políticos que compartían las “ranchadas”. Pero fiel a sus principios, Pugliese rechazó cualquier privilegio y cumplía con sus obligaciones como uno más, se tratara de hacer la comida o de limpiar el lugar. El 10 de julio de 1955 fue liberado y su hija recuerda con humor, que de aquella detención, Pugliese se trajo la costumbre de tomar el mate amargo, que ella también adoptó desde entonces. Y destaca el noble gesto de Alberto Echagüe, cantor de tangos, que se puso a disposición de ella y su madre, María Concepción “Chola”.

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Beba había ido a buscar las liquidaciones que le correspondían a su padre a la Corporación Musical Argentina, pero con el maestro preso, le dijeron que no había nada para pagarle. Echagüe, que conocía la situación que atravesaban los Pugliese y escuchó la negativa de la entidad, se acercó a Beba y le dijo “No quiero que te ofendas, ni te sientas molesta por lo que voy a preguntarte. Sé de la situación angustiosa que están padeciendo en tu casa, el dolor que sienten, lo ingrato que es todo. Quisiera saber, en forma confidencial qué necesitan Osvaldo, vos, tu mamá… Yo sé que la situación es muy difícil para ustedes. Te dejo mi número de teléfono y mi dirección. Lo que precisen, lo que les haga falta, me lo dicen, prometémelo”, fueron más o menos las palabras del cantor.

Derrocado Perón, también la Revolución Libertadora encarceló a Pugliese. Fue en 1956, en la llamada “Operación Cardenal”, junto a todo el Comité Central del Partido Comunista. Terminaron todos en el barco “París”. Como tantas otras ocasiones, la orquesta tenía que presentarse en radio Splendid y cumplió con su contrato, aunque sin su pianista y director, adornando el piano con claveles rojos, ya por entonces, una marca de la protesta por la persecución política a Pugliese.

Fue tal el escándalo que se generó por la detención de Pugliese, de Rodolfo Ghioldi y Oreste Castronuovo, entre otros militantes anónimos, y la versión de que hundirían el barco con los prisioneros dentro, que tuvieron que liberarlos.

El siniestro “Plan Conintes”, de los tiempos de la presidencia de Arturo Frondizi también lo tuvo a Pugliese en la mira, pero la astucia de militante, y la solidaridad de  otros militantes, lo ayudaron a escapar de la policía, que lo quería detener en un hotel.

El agradecimiento del General Perón

“Gracias por saber perdonar” le dijo el general Juan Domingo Perón durante su tercera presidencia, cuando lo abrazó al maestro Osvaldo Pugliese en un encuentro de agradecimiento por haber participado en un festival de música popular. Fue el único que tuvo la grandeza de pedir disculpas. Atrás habían quedado mil persecuciones a un artista popular que defendió sus ideales, que fue ejemplo como artista y como director de orquesta, con un sistema de pagos a sus músicos que fue intachable en los más de 50 años de trabajo y que hasta le permitía ganar más a algunos músicos que al propio director de la orquesta.

Así era Osvaldo Pugliese, un tipo generoso, que se mantuvo firme en la brecha, que nunca dudó de sus ideales y que siempre tuvo tiempo para ayudar a los demás. Que pagó con la cárcel y las proscripciones su compromiso ideológico. Y que a 26 años de su muerte, sigue siendo un ejemplo para sus colegas músicos y para la quienes no lo olvidarán nunca.