Sus abuelos le transmitieron el amor por el arte, su abuelo pintaba y al Axel Quincke niño esa actividad lo hipnotizó, pero -como los primeros amores no suelen ser los definitivos- a partir de los 9 años se terminó entregando a la pasión de su abuela: el piano. El instrumento era un elemento central en la casa de la familia Quincke, donde los padres solían tocar a cuatro manos en los ratos de ocio y al finalizar las obligaciones laborales.
Como su padre, Axel también se recibió de abogado y se especializó en derecho ambiental, pero el título quedó guardado como un recurso ante alguna adversidad y se entregó completamente a la música. “En mi casa se escuchaba mucha música clásica, sobre todo Beethoven y yo me levantaba a las 7 de la mañana con ese entusiasmo de lograr descifrar cómo tocar sus composiciones”, recuerda Axel en diálogo con PERFIL.
“Las sonatas para piano de Beethoven fueron algunas de las primeras obras que aprendí a tocar, sobre todo la ‘Sonata Patética’ o ‘La tempestad, obras que muchas veces incluyo en mis conciertos y son muy especiales. Más tarde conocí a la concertista y compositora Pía Sebastiani, quien fue mi profesora en el Conservatorio Beethoven y con la que aprendí sobre todo lo que es técnica e interpretación”, relató.
“Con el pasar de los años me centré más en compositores pos románticos como Sergei Rachmaninoff o Aleksandr Scriabin, de hecho, me especialicé en los estudios, preludios y sonatas de Rachmaninoff en Viena con Gustav Balanesco, (discípulo de Emil Gilels), y actualmente es uno de los compositores que más suelo interpretar”, repasó el músico.
En la casa familiar era difícil que la música no llegara de una manera u otra, los padres de Axel también habían sido los encargados de la filial de Mozarteum, una organización dedicada a la difusión de la música clásica en el país y a incentivar la formación de estudiantes de música. “Siempre que toqué el piano lo disfruté tanto que no lo entendía como un medio de trabajo, por eso estudié derecho, pero nunca ejercí y hace dos años resolví que me quiero dedicar a la música”, contó.
Nuevas grabaciones, giras internacionales y performances
-¿Cómo va a ser el material que estás grabando?
-Voy a incluir preludios, que son obras de introducción a otra cosa y son generalmente bastante cortas, no son como las sonatas que son más largas, después voy a agregar algunas improvisaciones mías y algún cover que estoy haciendo de Spinetta, por ejemplo, o Pink Floyd o Bowie. No estoy encerrado en la música clásica, al contrario, es mi forma de acercar este tipo de música a la gente joven.
-¿Qué músicos argentinos admirás?
-Martha Argerich, que justamente mi profesor actual es Alan Kwiek, un gran amigo de ella y es uno de los que organiza sus conciertos en Argentina. Incluso cuando tomo clases con él voy al departamento que era de Martha, que se lo dejó a él y donde está el piano de ella.
-¿Qué se siente tocar un piano que fue usado por artistas que admirás?
- Es increíble, justo recién regresé de Estados unidos donde fui invitado a dar un concierto en el piano Steinway & Sons restaurado del famoso compositor americano Cole Porter, desde el Waldorf Astoria. Fue un concierto en vivo transmitido por el Waldorf en sus redes y se trataba de un instrumento que también usaba Frank Sinatra.
-¿Cuál fue el lugar donde tocaste que te haya impactado más?
-Quizás fue la experiencia en la Radio de Amsterdam porque fue divertida la historia: cuando llegué a Amsterdam, venía de tocar en Viena, y en esa época -en la que todavía no existía Instagram- vos podías poner tu localización en Facebook y cuando una amiga vio dónde estaba me recomendó que fuera a la biblioteca nacional de Ámsterdam donde hay un piano vertical. “Sentate y tocá”, me dijo. Lo hice, fui y me puse a tocar y en poco tiempo se formó un semicírculo de público alrededor del piano y entre el auditorio estaba la editora de la radio Amsterdam FM, que es la más importante de Países Bajos. Ella me invitó a hacer un concierto para la radio y fue lindo por lo imprevisto y, además, hice todas improvisaciones mías.
-Entre tus obras también está la musicalización de la obra de teatro Inquietante y Extraña Soledad, de Carlos Gustavo Motta, una adaptación Libre de El Horla, de Guy de Maupassant, ¿te interesa continuar con ese tipo de desafíos?
-Sí, ahora justamente grabé música para un cortometraje de Juan Manuel Cordeiro. Le produje sonidos con piano y sintetizadores, con sonidos un poco más experimentales. Eso me encanta, incluso ahora organizo eventos con Djs en los que toco 40 minutos de piano acústico y después se suman los djs y otros instrumentos, como acordeón, flauta traversa, saxo, es una conjunción de diferentes estilos. También incluyo experiencias visuales y audiovisuales, proyecciones, artistas plásticos. Trato de no ser yo el protagonista, sino que lo sea la obra en sí.
“La música surge desde el silencio"
Axel Quincke ha dado conciertos en teatros, salas, embajadas, museos y espacios tanto dentro del país, como en Europa y Estados Unidos. Este año hará una presentación en la televisión local de Hamptons Nueva York (LTV), interpretando obras de los compositores Sergei Rachmaninov, Johannes Brahms, Ludwig Van Beethoven y Frederic Chopin, junto con la fundación Inspiration Plus Foundation y a su lado artista Dan Welden pintará obras en vivo (en base a la música) y la poeta Mindy Kronenberg recitará poesía en los intervalos entre las obras.
El 8 de Abril planea grabar un disco en vivo en Uno más uno, Palermo. Allí tocará un piano de cola, se incluirán sintetizadores y en el lugar habrá una exposición de esculturas y proyecciones. También habrá un círculo de percusión y finalizará con un Dj set.
“Aunque tengo muchas obras previamente estudiadas y que toco mucho, la verdad es que no sé lo que voy a tocar hasta que estoy ahí sentado frente al piano, y de hecho disfruto mucho que así sea, porque de esta manera la música surge desde otro lugar, que de hecho este es uno de los poderes más grandes de la música en mi opinión, surge desde el silencio”, concluyó el pianista.