Entre los encantos que tiene Bariloche en esta época del año quizás el más cautivador —además del precio más o menos razonable de la comida— es la tonalidad que adquieren los bosques, cuyos colores recorren una amplia gama que va del verde a un ocre que termina desembocando en el rojo. Pero no pasa solo con los bosques. Al menos en este momento.
En el interior de la Catedral, ese cromatismo se está manifiestando también en otro nivel: la banda de jazz Escalandrum, liderada por el baterista Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto de Astor, no deja nota sin tocar y los géneros por momentos se confunden. Está el sonido característico del jazz, por supuesto; pero por momentos también se advierten elementos del tango, en un movimiento que es exactamente el inverso al que se daba en el autor de “Adiós Nonino” —quien en cierto modo llegaba al jazz partiendo del tango—, como si su nieto imitara el gesto de su abuelo pero en sentido contrario.
El concierto es parte de la inauguración del primer Festival Internacional de Música de Bariloche. La catedral está repleta; las entradas se agotaron en unos pocos minutos. Después de cada tema, la gente aplaude con fervor, y el “Pipi” Piazolla toma el micrófono para introducir y explicar detalles de la siguiente composición. De vez en cuando mira a la cámara, le hace algún gesto. Las miradas del público están todas concentradas en él. Unas horas antes, y luego del ensayo, nos había dicho que era la primera vez que tocaba en Bariloche y, ante la pregunta ineludible, que le habrán hecho en innumerables oportunidades, dijo que lleva el apellido Piazzolla con orgullo y responsabilidad, y que en todo caso le pesó sólo cuando estaba en la escuela: en esos años sentía que le exigían más que a sus compañeros. Pero después las cosas cambiaron.
A mediados de los noventa empezó a acompañar a músicos reconocidos como Lito Vitale o Richard Nant —músicos que no tocarían con alguien que no sabe tocar, se apuró en aclarar— y fue ganando más confianza. “Además en esa época yo practicaba diecisiete horas por día, y después diez horas diarias; o sea, nunca quise demostrar nada; lo que quise es estar preparado”, y ahora por cierto —volvamos de nuevo al espectáculo— se está advirtiendo toda esa preparación en el solo de batería en el que se lo ve derrochar toda clase de virtuosismo. De hecho acabamos de usar la palabra “espectáculo” porque ese solo acaba de hacer entrar al concierto en una dimensión de espectacularidad ampliamente celebrada por el público.
Pero el punto culminante de la noche se da sin lugar a dudas cuando tocan “Adiós Nonino”, ya con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de Río Negro, la más austral del país, dirigida por Martín Fraile. Se trata de un arreglo que es la combinación de todos los arreglos que hizo Astor con diferentes ensambles, y que estuvo a cargo del pianista y compositor de Escalandrum Nicolás Guerschberg, quien finalmente logró salir airoso de algo que, a priori, no parece nada fácil: extrapolar las melodías del acordeón a un instrumento como el saxo.
Poco después del cierre, la gobernadora electa y ex ministra de Turismo y Cultura de Río Negro, Arabela Carreras, con quien también dialogamos, se mostró más que satisfecha por la inauguración de la primera edición del festival. “Hay músicos del mundo que quieren venir a Bariloche a formar parte del FIMBA, a tal punto de que ya prácticamente tenemos cerrada la grilla del año próximo; es decir, este éxito, que nos conmueve profundamente, significa que podemos volver a asociar la marca Río Negro con la música de alto nivel internacional”, dijo, y respecto del eclecticismo en la selección de los artistas, agregó que “la clave es la calidad, no el género. Entonces nosotros estamos trabajando en todos los géneros para el gusto de toda la población, con altísima calidad: estamos hablando de cumbia, de folclore, música popular brasilera, jazz, es decir, estamos hablando de incluir a todos los géneros siempre y cuando logremos un piso de calidad”.
Además de la Orquesta Filarmónica de Río Negro y de la banda Escalandrum, en el festival ya se presentó también el artista brasileño Chico César, la orquesta “Oniant”, que trabaja con instrumentos autóctonos y nuevas tecnologías, y en los próximos días —finaliza el sábado 18—estará la Camerata Bariloche, Liliana Herrero y el eximio pianista Joel Tortul.
