CULTURA

Bigote y simetría

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El escritor Winfried Georg Maximilian Sebald, más conocido como Sebald a secas, autor de obras de un optimismo visceral como Pútrida patria, Sobre la historia natural de la destrucción, Vértigo, etc.), falleció a los 57 años al chocar contra un camión. Final esperable para una vida alocada, para oficios alejados del suyo, donde la velocidad se instala en la mente y no en el cuerpo. Pero no para él. Que boxeadores como Carlos Monzón o José María Gatica hayan muerto por accidentes automovilísticos sirve como metáfora de un deporte en donde se persigue el impacto físico, siendo sus protagonistas víctimas de la incapacidad de otro diálogo que no sea el corporal. Pero para este alemán que gustaba de largas caminatas donde macerar sus reflexiones acerca de la condición humana y el acoso de la barbarie, que incursionó en diversas técnicas narrativas –crónica de viajes, memorias, ensayo: hay también en sus libros fotografías que se hilvanan naturalmente a la narración; fotos que ocupan buena parte de la página, a veces hasta la mitad, lo que permite vender libros al precio habitual escribiendo menos–, poner el punto del fin en un accidente es, por lo menos, asimétrico.
Significa invertir la ecuación lógica de las cosas. Es, por ejemplo, posibilitar que el boxeador Mike Tyson muera subrayando un ensayo de la filósofa Hanna Arendt, o que el jugador de fútbol Maradona perezca leyendo al historiador Halperín Donghi. O peor: ¡que Arendt muera tras leer un tratado ontológico de Maradona!
¿Son los ojos de Sebald la parte inadecuada de su imagen? El párpado izquierdo está caído, como si le costara levantarse de una larga siesta. Dicha oblicuidad: ¿pudiera corresponder al resultado de un encuentro pugilístico que desconocemos, habilitándonos así a entender el trágico final?
A renglón siguiente pasamos a demostrar nuestra hipótesis, porque:
¿Qué hizo Sebald para disimular el desplome de su párpado? Se dejó los bigotes. Permitió que Dios emergiera bajo la nariz para darle entusiasmo a su cara pero abriendo, también, la posibilidad de abandonar su cuerpo para siempre, que es lo que hizo en el accidente (*).
[...] Charles Spencer Chaplin Jr. nació en Londres el 16 de abril de 1889, mientras que Adolf Hitler nació en la Europa continental el 20 de abril del mismo año. Para la numerología, el 16 se relaciona con el exceso de orgullo y con una posible pérdida de posición que obliga a luchar por su recuperación. Se señala que hubo un abuso de poder en la vida anterior del estigmatizado por esta cifra. Quien se dice que sufrió abusos en su niñez fue Hitler (“Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre me azotaba”, confesó a su secretaria). Pero Hitler nació el 20 –quizá la estadística numerológica contemple un margen de error semanal–...
(*) A modo de homenaje, el cantante español Julio Iglesias adaptó la letra de la canción Me va, me va (perteneciente al álbum Mi vida): “Se bald, se bald. Se bald la vida, se bald la gente, de aquí y allá”, etc. Herederos impidieron que el tema se diera a conocer quemando las cintas de audio originales