Hoy concluye una nueva edición del Carnaval de Lincoln, una fiesta única que la convierte en una de las más importantes del país. Declarada “Capital Nacional del Carnaval Artesanal”, cada fin de semana de corsos recibe miles de personas que se acercan para ver, sobre la avenida Massey, un desfile de carrozas, batucadas, comparsas, disfrazados, atracciones mecánicas y un espectáculo de cierre con bandas de diversos géneros musicales.
El primer fin de semana de esta fiesta tuvo una amplia convocatoria de púbico y un impecable desfile de gran cantidad motivos artesanales que se mezclaron con el ritmo de las comparsas y batucadas que este año vuelven a competir por un premio.
“Fue el mejor inicio si lo comparamos con los años anteriores en los que estuvimos organizando. Generalmente el primer fin de semana suele ser un poco desordenado y no tan concurrido, pero esta vez nos sorprendió. El orden del desfile, la predisposición de la gente, la alegría de todos los artistas que participan, y a la vez la convocatoria de turistas fue magnífica”, afirma Mario Tarelli, director de la Agencia Municipal de Carnaval. “El hecho de haber bajado los precios en mesas y gradas para la gente local, hace que sea más accesible para todas las familias, creemos que fue una medida positiva. Además, la gente que nos visita disfruta de esta fiesta y de la oferta gastronómica que es muy variada porque hay 60 puestos de comida a lo largo del recorrido y 20 puestos más en el Patio de Comidas, donde hay opciones de gastronomía gourmet”, resalta.
Crecimiento de una fiesta genuina
El carnaval de Lincoln tiene características especiales. Al talento de los artesanos, se suma la alegría de toda una ciudad donde se destaca la participación de los vecinos y la energía de todos los linqueños que salen a la calle durante las noches de corso. Desde el año pasado se sumó la Peña del Carnaval, organizada por la Secretaría de Cultura municipal, donde cada noche, en la avenida paralela al corsódromo, se pueden escuchar artistas locales de estilos diversos y el público puede participar de un karaoke popular. También hay feria de artesanías y opciones gastronómicas gourmet. Otra de las joyitas que tuvo esta nueva edición fue El NotiCarnaval, un programa conducido por títeres que cuenta con su propio canal de Youtube. Producido y dirigido por los artistas Julia Sigliano y Manuel Mansilla, recorre la historia del carnaval de la mano de sus protagonistas.
El poder de convocatoria del Carnavalincoln ha ido multiplicándose en los últimos años y lo ha transformado en uno de los espectáculos a cielo abierto más importantes de la Provincia de Buenos Aires. “Este último fin de semana fue único, superando también todas las expectativas”, agrega Tarelli. “Si bien la convocatoria de Los Palmeras superó lo esperado, las actuaciones de Los Ratones Paranoicos, Abel Pintos y Coti Sorokin terminaron por redondear una edición impecable”, concluye Tarelli.
Un carnaval con historia.
El carnaval de Lincoln tiene una historia de 130 años. En 1889 se registran las primeras colaboraciones de la comuna con la organización de los festejos que contaban con una animada concurrencia de los pobladores. Pero fue en 1928 cuando se produjo el gran quiebre. Ese año, el profesor Enrique Alejandro Urcola sumó sus conocimientos de artista plástico e incorporó la técnica de cartapesta, una de las características principales del carnaval de Lincoln a lo largo de su historia. La cartapesta le permitía lograr el modelado de grandes figuras caricaturescas sobre esculturas de barro mediante la superposición de trozos de papel con engrudo, técnica que también desarrollaba en sus trabajos de escenografía en el Teatro Colón. Ese año, Urcola confeccionó una carroza con movimientos a la que llamó “Los Peliculeros” y dio origen a lo que con el tiempo se convertiría en el principal atractivo de esta tradición artesanal que ya suma más de 90 años y que ostenta una costumbre popular que se asemeja al Carnaval de Viareggio, en el norte de Italia, por la calidad de los trabajos y el espíritu de carnaval que anima esta celebración. Con la llegada de las nuevas generaciones de carroceros los trabajos fueron superándose en calidad, no sólo por los ingeniosos personajes elegidos sino también por la cuidadosa técnica de realización que permitía el detalle sutil de los gestos y una producción que el público premia con exclamaciones y aplausos. Con el paso de los años surgieron las minicarrozas, las máscaras sueltas y los cabezudos. Estas atracciones de cartapesta, junto a las carrozas, representan verdaderas expresiones populares y marcan la identidad creativa colectiva del carnaval linqueño. También se le suman las atracciones mecánicas, se trata de automóviles reciclados que logran realizar diversas destrezas de diferentes tipos: un Ford T que da vueltas en dos ruedas, un Fiat 600 que se parte en dos mitades, cada una girando sobre su eje, un auto rana, o cuatriciclos que se cruzan en una carroza-rampa, entre otros motivos.