En Francia se acaba de publicar un libro con 160 cartas de amor entre Antoine Saint Exupéry y su mujer Consuelo Gómez Carrillo. Este material inédito, más ilustraciones y fotos, completan las más de 300 páginas de "Correspondencia 1930-1944". Con este libro editado por Gallimard, la histórica editorial francesa de ‘El Principito’, estas 160 cartas de amor pusieron fin a una guerra entre los herederos de Antoine Saint-Exupéry. Hace unas semanas, fueron ellos mismos quienes mencionaron esta cuestión. Hablaron que antes de decidir colaborar este nuevo libro tuvieron “una batalla legal estéril de 18 años”.
Si bien Antoine Saint-Exupéry tuvo amantes y amoríos, su única esposa y viuda fue Consuelo Goméz Carrillo. Consuelo, salvadoreña de nacimiento, era viuda cuando se encontró con el autor de “El Principito”, en Buenos Aires. Ese amor no fue bien visto por la familia del francés y al morir éste, comenzó la tensión por su legado. Paul Webster, autor de “Saint-Exupéry: vida y muerte del Principito” y de “Consuelo de Saint-Exupéry, la rose de El Principito”, explicó en una nota lo que significó para los aristócratas Saint-Exupéry la boda de Antoine con Consuelo Gómez Carrillo. “Casarse con una extranjera se consideraba peor que casarse con un judío”, dijo Webster que asi se lo describió un pariente del famoso francés.
Los derechos de Saint-Exupéry los tienen su familia y la viuda de un jardinero y chófer.
Consuelo Suncín Sandoval había nacido en El Salvador en 1901. Según relata Webster en la biografía “Consuelo de Saint-Exupéry, la rose de El Principito”, ella “a los 19 años estudiaba en Estados Unidos; a los 21 se casó en México y enviuda a los 22. Se convierte en amante de José Vasconcelos, ministro de Instrucción Pública, filósofo, escritor y amigo del revolucionario mexicano Pancho Villa. Con él se van exiliados a París donde conoce a Gómez Carrillo, cónsul argentino, corresponsal de un diario español, íntimo de la espía Mata-Hari, millonario y gran duelista. Esa relación dura once meses, Consuelo se convierte en viuda por segunda vez, en heredera universal del argentino millonario.” Y en 1930 se casa con Saint-Exupéry.
El legado de Saint Exupéry era más que importante. Según se estima, desde su publicación en 1943, “El Principito” vendió más de 200 millones de ejemplares, a lo que se suma un mercado colateral a la vida y obra de su autor. Consuelo Gómez Carrillo no mantuvo buena relación con su familia política y los derechos de autor heredados fueron parte de ese distanciamiento. A su muerte en 1979, Consuelo se vengó. Al menos esa es la mirada que sostiene el biógrafo Paul Webster. Su plan fue evitar que los herederos de Saint-Exupéry se quedaran con los derechos de autor que ella retenía. Y así fue: Consuelo se los legó a su jardinero-chofer José Fructuoso Martínez.
En 1929 Saint-Exupéry llega por primera vez a la Argentina.
Muertos Antoine Saint Exupéry y su mujer Consuelo, la batalla legal siguió. El nuevo heredero José Fructuoso Martínez perdió un juicio con los Saint-Exupéry por haber publicado un libro sobre Antoine y Consuelo sin el consentimiento de ellos. Luego, éste le ganó un juicio y ellos tuvieron que darle una parte proporcional de una versión en dibujos animados que se hizo en base al “El Principito”.
Para “Correspondencia 1930-1944”, el libro que acaba de salir en Francia, ambas partes parecen haber hecho la tregua. Martine Martínez Fructuoso, viuda del jardinero-chofer de Consuelo, además de los derechos heredados tiene muchas de las cartas de amor que se publican en el libro. Los herederos de Saint Exupéry, otras tantas y el resto de los derechos. Sin ese armisticio entre herederos, el libro no hubiera sido posible.
