El museo Casa de Yrurtia quedó atrapado por la dudosa modernización edilicia del barrio de Belgrano. La casona colonial, que el escultor argentino Rogelio Yrurtia (1879-1950) diseñó y construyó para su vivienda, funciona como museo desde 1949. En ella está su obra y conserva el mobiliario, además de las pinturas de prestigiosos pintores argentinos contemporáneos suyos. Con el paso del tiempo, quedó cercada por los pretendidamente coquetos edificios de departamentos que señalan el estilo del barrio.
Pero el museo se defiende, no es solo un reducto nostálgico y memorioso, porque incorpora, a su modo, el paso del tiempo. La presencia misma de la obra de Rogelio Yrurtia, aun en su marcado corte clásico y realista, habla de una conciencia del artista sobre la importancia de la invención. Las piezas chicas que están en su interior son buenos ejemplos de esto.
Para ver lo mejor de este interesante escultor están los estudios y bocetos de las obras, que no hacen más que enviar a los interesados a otros barrios de la Ciudad: Plaza Miserere, donde descansa en lo alto el mausoleo de Bernardino Rivadavia; Paseo Colón e Independencia, para apreciar la contundencia de Canto al trabajo. En la intersección de las calles Viamonte y Suipacha se debe prestar atención al monumento a Manuel Dorrego. Es verdad que también el mejor Yrurtia está en el jardín de la casona, ya que entre los árboles se distinguen los bellos pugilistas que integran la obra Combate de box, la escultura en bronce de 1925.