Una escena en Los diarios de Emilio Renzi: Piglia cuenta que está leyendo el Ulises, y que se cruza con Puig. Encuentra una sorpresa en lo que hace el otro, y la registra: Puig toma el libro, lo mira, lo ojea, y entiende enseguida, anota Renzi, que Joyce usa un estilo diferente para cada capítulo. El episodio produce una categoría: la del “lector instrumental”, el que lee y apenas con pispear un poco entiende no de qué va la cosa, sino cómo está hecha y con qué. La anécdota, tal vez, tiene su reverso en el epílogo de Formas breves, porque en la cita que recupera Piglia la operación es inversa: “Escribí este libro y aprendí a leer”.
Agustina Bazterrica es una escritora visceral: quien haya leído Cadáver exquisito –que se tradujo a más de diecisiete idiomas y es un éxito de ventas en Estados Unidos– o los cuentos de Diecinueve garras y un pájaro oscuro puede dar fe de esto. Literatura o muerte es su primera incursión en la escritura de no ficción. La misma visceralidad que caracteriza sus libros aparece ya desde la bajada: “La literatura es un parásito sagrado que se aloja en la carne; la lectura, su alimento”.
El libro inaugura la colección “Intimidad”, de Godot. Reúne una docena de textos breves en los que el ensayo se mezcla con la crónica para reflexionar en torno a la literatura en clave personal. Los textos tienen el plus de mostrar no solamente el proceso creativo de Bazterrica sino también una manera de leer. Una manera apasionada, sin dudas, marcada por una confesada obsesividad, y por la relevancia del cuerpo en el procesamiento literal y metafórico tanto de la lectura como de la escritura. “Necesito que mis sentidos estén involucrados en la lectura y, también, necesito transmitirlos en la escritura”, dice; “Así me siento cuando escribo: las palabras son la música, la materia enloquecida que corre por mi cuerpo”.
El libro es generoso en que pone como punta de lanza su carácter instrumental. Y no hace concesiones en este sentido, ni se demora en adornos ni imposturas. Literatura o muerte es el libro de alguien que leyó para escribir mejor, y que escribe para leer mejor. El tono recuerda a veces a la proximidad coloquial, por momentos casi irreverente de Stephen King en Mientras escribo o, sobre todo, Danza macabra. Pero lo preeminente es este gesto: Bazterrica abre la puerta de su estudio, arrima una silla y dice sin reservas: para escribir esto leí así, para leer así escribí esto.
Hay grandes maestros –Juan José Saer, tiene un lugar aparte–, y hay también un estante de la biblioteca dedicado a la reflexión sobre el oficio: Escribir, de Robert Louis Stevenson; Escribir, de Marguerite Duras; Cómo escribir de Eduardo Berti; Ser escritor, de Abelardo Castillo. También hay método (“Me propuse escribir todos los días, y así lo hice durante un año y medio porque la idea ya estaba completamente grabada en mi cuerpo y no había marcha atrás”), y una sentencia que es un consejo: “Todos podemos escribir un mal libro”.
Literatura o muerte
Autora: Agustina Bazterrica
Género: ensayo
Otras obras de la autora: Cadáver exquisito; Diecinueve garras y un pájaro oscuro
Editorial: Godot, $ 17.900