CULTURA
Entrevista

Eugenio Zanetti: "La proximidad de la muerte siempre fue motor del trabajo creativo"

El director fue responsable de la puesta de la ópera 'Los cuentos de Hoffmann', que emitirá el Teatro Colón este domingo 9 de agosto por streaming y las redes sociales.

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"Eugenio Zanetti". | Cedoc Perfil

Con más de 50 años de carrera y todos los reconocimientos que pueda recibir un artista multifacético como él, Eugenio Zanetti se siente pleno de energía y con varios proyectos en marcha, con la certeza de que la pandemia de coronavirus va a ser, muy pronto, algo del pasado. “La vida va a volver, y mucho más rápido de lo que pensamos. Esa es mi teoría personal. El ser humano no se puede parar, ni siquiera la muerte lo para. En el momento en que esté la vacuna, se cortó. Me acuerdo porque de niño viví la poliomielitis, yo era muy niño… la gente se olvida de todo… era como esto, había toque de queda, y cosas así… nosotros vivíamos en Córdoba. Era muy duro, muy duro”, evoca el director y define “las situaciones límite, las situaciones que le recuerdan a uno la finitud, la proximidad de la muerte siempre han sido motores del trabajo creativo. Porque de ahí salen las sustancias que tienen que salir de la vida y la muerte, de ese filo por el que se camina y no quiero romantizar al artista. Pero el artista camina por un filo donde si no se conecta con su finitud, no puede producir su obra”, dice.

Con ese ideario y profundamente optimista, Zanetti cuenta con cierto pudor cómo vive la cuarentena. “No quiero sonar mal, es delicado el tema, ¿no? Pero personalmente, ha sido una eclosión de creatividad. Estoy terminando el guión de una película que vengo trabajando desde hace mucho tiempo, que quiero dirigir el año que viene, estoy trabajando en un espectáculo inmersivo que se llama “Las mil y una noches de cuarentena”, para el cual ya he dibujado 900 imágenes. Es un libro animado”, relata. “Es un espectáculo al que se puede acceder de distintas maneras. Hay uno famoso que se hizo de Gustav Klimt hace unos años en Europa. Uno entra en un ámbito donde paredes, techo y piso están siendo proyectados con imágenes que tienen coherencia entre sí misma, música, etcétera, etcétera, que generan un completo environment (ambiente) para el espectador, que no está fijo en un lugar, sino que camina, se tira, se acuesta, se sienta en el piso, y demás. Y en eso, hay una ilusión de 3D”, se entusiasma.

Claro, semejante espectáculo es inimaginable si pensamos en el distanciamiento social que se prevé que se mantendrá cuando se comience a volver a la vida normal, pero eso a Zanetti lo tiene sin cuidado, porque confía en que esto también pasará. “Esto comenzó para mí hace 25 años cuando hice “Más allá de los sueños”, que en el fondo tenía las mismas cosas, la misma intención. Estoy trabajando en eso, es intenso y muy, muy interesante. En el mismo sentido trabajó la puesta de la ópera ‘Los cuentos de Hoffmann’, que se estrenó a fines de 2019 en el Teatro Colón, y que podrá verse a través de la web el domingo 9 de agosto a las 20 horas, en el programa #culturaencasa, del coliseo porteño. “Todo el desarrollo de multimedia de ‘Los cuentos…’ fue hecho con la misma gente con la que estoy haciendo el libro, hay  una continuidad de la búsqueda. En esta puesta, todo lo que son proyecciones tienen un sentido bastante cinematográfico”, explica.

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En esta puesta, Zanetti fue el director de escena, diseñó la escenografía, el vestuario y todos los elementos de multimedia. La dirección de la Orquesta Estable del Teatro Colón estuvo a cargo del maestro Enrique Arturo Diemecke y el Coro estable del teatro, fue dirigirdo por Miguel Martínez. Sobre su trabajo, Zanetti dice: “Fui acumulando esas cosas en cincuenta años de trabajo, no por una situación que yo impuse. Stanley Kubrick decía que un filme es un sueño dirigido y que el director es quien dirige ese sueño. Eso es cierto en la ópera, en el teatro, en la poesía…”, enumera.

A la hora de definir la ópera de Jacques Offenbach, Zanetti explica que se trata de “un producto del siglo XIX de muchas maneras. El compositor era lo más parecido a Andrew Lloyd- Weber, un creador de éxitos, un creador de eventos teatrales, muy poderoso. Entonces, había un aspecto en la puesta, que tenía que reflejar lo que pasaba cuando esto se veía en el siglo XIX. Con un lenguaje del siglo XXI, entonces, realizamos una puesta multimedia. Fue muy rico porque yo creé un metamensaje. Perdón, voy a ser pretencioso un minuto y medio, si puedo…”, se ríe.

 

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“Hay una cosa proustiana esta ópera. Le agregué al personaje que se estaba filmando una especie de historia de su vida y que había un equipo de filmación que lo seguía filmándolo, porque el problema de Hoffmann es que él no sabe si es un hombre o es un personaje de ficción. Entonces, este metamensaje de que su vida está siendo filmada y él se da cuenta de eso, creo que le da un tuis, una vuelta de tuerca que tiene que ver con el siglo XXI a este drama romántico, que es sobre el deterioro de un ser humano en búsqueda del amor y cómo él sistemáticamente ha hecho las elecciones incorrectas”, explica.

Ver y descargar el programa de mano: Los cuentos de Hoffmann.

Para Zanetti, hay una lectura obvia de esta obra que prefirió evitar. “Hoy en día, es muy fácil. Eso se atribuye en psicología a su crianza, su origen, su familia, a la relación con su padre, su madre, etcétera. Pero no lo llevé a ese nivel, porque me parece que ese nivel no está en la música, entonces no puedo inventarlo yo, lo que sí está es el deterioro y la caída de este personaje. Su deterioro psíquico y moral, como quieran llamarlo, este derrumbe… Al mismo tiempo, tampoco quise hacer una puesta a la alemana, en la que se reemplace uno que bebe mucho por alguien que se pone heroína… Las puestas del norte de Europa tienen una crudeza que no condice con Offenbach. Todo está reducido a un mundo en que vive el norte de Europa en el cual la droga muy pesada provoca estragos. Pero son mundos que no son nuestros. Nosotros no tenemos eso, hay toda clase de problemas, pero no es una situación cultural, son situaciones separadas. No hago la trasposición a lo peor de hoy porque tampoco era lo peor del siglo XIX”, completa.

 

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Para cuando pase la cuarentena, Zanetti tiene un espectáculo planificado para realizar en la plaza de toros de Toledo junto al tenor Ramón Vargas, y dos películas más. “Cuando empezó todo esto de la pandemia, yo estaba en Serbia por empezar una película, americana, y ahora se está negociando los productores con las compañías de seguros para ver si podemos hacer una filmación en cuarentena, o sea, los actores y los técnicos están todos en hoteles, sin entrar ni salir, básicamente. Esa película, se va a llamar Tau Ceti, que es el nombre de una estrella, es de ciencia ficción y va a funcionar de esa manera. Así que ahí estamos todavía más cerca de la normalización de la actividad que en los teatros”, comenta y agrega: “La otra película es sobre el cacique Enriquillo, que es una figura muy importante en Santo Domingo, que junto con el padre Fray Bartolomé de las Casas. Es un cacique llegó a ser una persona muy importante en Europa también, en el siglo XVI. Es el héroe arquetípico indígena. Es muy interesante su vida. Todo lo que cuenta la película es real, la destrucción de una cultura y Bartolomé de las Casas que no era cura, sino que se convierte en cura para ayudar a los indios. Ese es un filme escrito por Angel Orrios que es un neoyorkino que es el director del teatro latino de Manhattan”.

Otro de sus proyectos es la película “Instrucciones para muertos recientes”, “es una comedia de alguna manera, me ha llevado cuatro años de desarrollo, la película en sí, tengo a Geraldine Chaplin que la va a hacer, está todo, salvo armar la estructura básica de producción que la dejé para el final”, relata, finalmente.“Hay que encontrar una forma de alegría en cada etapa de la vida, y en el ‘tercer acto’ es muy importante. Sin alegría no hay trabajo creativo. La alegría no es necesariamente bailar en una pata. La alegría es una cosa que fluye automáticamente cuando uno lo deja fluir. Y se penetra en todo lo que uno hace. Y yo, humildemente, me gustaría conservar la alegría”, completa, casi en un ruego.