CULTURA
LIBRO

Feria del Libro de Buenos Aires: la resiliencia

Entre la algarabía, la duda y la zozobra, la primera edición pospandemia de uno de los baluartes culturales de nuestro país emerge como un faro, a la vez que arrastra un caudal de interrogantes para aquellas editoriales que se vieron obligadas a fraccionar su oferta de novedades y también a disminuir la tirada de ejemplares. Los protagonistas de la industria analizan y reflexionan sobre el estado de situación del sector.

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Feria del Libro 2022. | pablo temes

Un dique de contención. Una olla a presión. Así se percibe la 46ª edición de la Feria Internacional del Libro. Atípica, única, y quizás la más importante desde la vuelta de la democracia al país. 

Detrás de este muro editorial que se celebra en La Rural hasta el 16 de mayo, un ariete de problemas lo golpea. Y muy duro, poniendo a prueba su monolítica resistencia de casi medio siglo. Luego de atravesar una pausa sanitaria obligatoria, son muchos los frentes que el evento cultural del año deberá afrontar. “Va a ser distinta, con muchas ganas de juntarnos, pero también con gente que tendrá miedo de asistir a un evento masivo en un lugar cerrado. Además habrá editoriales que no van a invertir en stands porque no están seguras de si esto va a funcionar o no”, comenta la escritora Claudia Piñeiro, quien en esta edición de la Feria conversará junto a Marcelo Piñeyro acerca de la exitosa serie El reino.

Hernán Rosso, socio en la librería Eterna Cadencia y al frente de la distribuidora Big Sur, ejerce el doble comando de librero-distribuidor. Y pinta un cuadro ideal del momento editorial en el que está inmersa la Feria. “Estamos asimilando una pospandemia, nos está atravesando, y en la actualidad observamos los rezagos, las ramas caídas: los vidrios rotos después del temporal”, grafica.

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La estampida se oye del otro lado de la línea telefónica, ruidos de papeles, la voz que se va, urgencias y disculpas por tener que solucionar cuestiones de organización al instante. Algo disperso –como si fuese una metáfora del estado de situación catártico que vive la industria del libro 2022–, el periodista y novelista Ezequiel Martínez, flamante director general (desde octubre) de la Fundación El Libro, se vio con la responsabilidad de organizar una feria en tiempo récord: desde diciembre y con una pandemia encima. “Habrá un pabellón aparte para la firma de autores (Firmódromo) y se contrató a una empresa que instalará baños de bioseguridad como también habrá purificadores robóticos que recorrerán, por las noches, cada pabellón para sanitizarlos”, comenta para desdramatizar.

Son varias las voces que coinciden en que, ante la llegada intempestiva de esta cita librera, las novedades editoriales se priorizaron de prepo y las obras de fondo quedaron en suspenso. Es a todo o nada. Y este panorama fue a contrapelo con lo que sucedió durante la planicie pandémica, donde las editoriales echaron mano a su fondo editorial, ya que los lectores compraban online lo que recordaban haber visto en una vidriera suspendida en el tiempo. “Esto impactó en los autores más recientes, que fueron castigados”, agrega Piñeiro, quien está escribiendo un nuevo libro y piensa finalizarlo a mitad de año. ¿La Feria les dará revancha?

“Salimos muy bien parados de la pandemia ya que hubo políticas destinadas a tener control de stock. Ahora se está imprimiendo más que el año pasado y en esta feria presentaremos ochenta títulos nuevos. La gente va a volver, pero no sé si será una fiesta del consumo”, sostiene con cierto optimismo Adriana Fernández, directora editorial de Grupo Planeta. Por su parte, Ariel Granica, presidente de la Fundación El Libro, enfatiza que el libro se “ratificó en la pandemia”, demostrando una gran capacidad de recuperación. “A esta actividad no llegan empresas grandísimas sino que está poblado de pymes, unipersonales. No es un sector que tenga un respaldo de acumulación”, expresa. 

Para varias voces, la pandemia se superó solo en términos sanitarios y las consecuencias en los últimos meses, para la industria editorial, no fueron arrasadoras, tal cual se preveía solo un año atrás. Pero tampoco se la llevaron de arriba, por más que las predicciones apocalípticas de librerías fundidas, editoriales quebradas y libros juntando polvo no llegó a hacerse realidad. “El sector viene de una crisis importante, esperamos que la presencialidad de esta Feria ayude a mitigar el problema. Eso sí, no percibo tanto clima de fiesta ya que hubo cosas que no fueron resueltas”, dice Martínez. Y si su organizador lo reconoce…estamos en problemas.

¿Cuál será el papel de esta Feria, entonces? “Hay mucha expectativa y ansiedad. Atravesamos un síndrome de abstinencia”, resumen desde la organización, mientras Ecequiel Leder Kremer, director de la librería Hernández y consejero de la Cámara Argentina del Libro, afirma que “hay muchas ganas contenidas de encontrarse con los libros ya que vivimos una reconfiguración de la matriz. La pandemia modificó hábitos, y el sector ha enfrentado antes muchas dificultades y muy serias: dictadura militar, hiperinflación, 2001, el macrismo y, ahora, la pandemia: capeamos el temporal”.

Reinvención y resiliencia fueron algunos hashtags libreros a los que recurrieron Granica y Leder Kremer para caracterizar a su amada industria en pos de recuperar la práctica lectora. Aunque el temor siempre está. “Estamos nerviosos porque ya no hay certidumbres. Esta es la primera feria de Big Sur y no tengo certezas, solo optimismo. Si no sale bien voy a perder mucha guita”, se sincera Rosso sin filtro. A lo que el escritor Federico Jeanmarie, reciente ganador del premio Unicaja por Darwin o el origen de la vejez, agrega que no sabe cómo va a ser la reacción de la gente. “Esta Feria es un gran signo de interrogación, dudo que sea de las mejores ediciones”.

Por otro lado, a contramano de los presagios más nefastos, lo que salvó al libro fue su némesis que lo deglutiría: la venta online. Las librerías se aggiornaron y nadie puso el grito en el cielo ante el copamiento tecnológico. Al contrario, los salvó. “En 2020 las ventas crecieron un 12%, al año siguiente un 18% y ya para 2022 acumulamos un 40%”, redondea Juan Pampín, titular de la editorial Corregidor. Esta apreciación coincide con la de Leder Kremer, quien vivió a fondo la transformación pandémica. “Con la vuelta a la presencialidad, las ventas cayeron un 30% en comparación con la época más dura de la pandemia, cuando el despacho online se llevó el 80% del movimiento de caja. Valoramos la importancia de la virtualidad”.

Por su parte, Claudia Piñeiro rescata de la era covid que la lectura fue un lugar seguro para decenas de miles. “La gente se refugió en los libros y en la lectura. Leer en la soledad del hogar demostró lo bien que les hizo a muchos y lo necesario que fue”, confiesa la autora de la novela Catedrales, que se presentará en esta Feria. Con la pandemia dura las grandes librerías perdieron público y la demanda fluyó hacia los bordes, la distribución cambió y se abrió hacia las periferias del sistema: las librerías de barrio. “Se produjo un hermoso reencuentro con el vecino, ya que el librero es lector y los shoppings perdieron terreno. Y hacia allí fue el comprador”, dice la voz de Hernández, quizás uno de los principales damnificados.

Otro de los problemas nodales a los que se enfrenta esta feria es la escasez de papel y el vertiginoso ritmo con que aumentan los precios de la materia prima. El bookcel (60, 65 y 80 gramos), por su alta opacidad, gran espesor, eficacia en la impresión y nulo desprendimiento de pelusa, es el elegido para las novelas y cuentos, entre otras temáticas. “Para que haya prácticas de lectura debe haber libros, y para que estos existan tiene que llegar el papel. Seguimos con ese problema, y el Estado debe dar una respuesta. La pyme se quedó sin papel”, se queja Leder Kremer. Por su parte, Ariel Granica, sumergido en el megaevento editorial del año, expresa que “es muy preocupante el problema del suministro y la capacidad de producción editorial. La compra de libros por parte del Estado junto a las boletas que se imprimieron para el Censo 2022 tomaron muchas horas de máquina y retrasaron la producción ajena. Con los gráficos y editores trabajamos en conjunto para llegar a una solución”, sostiene.

Pampin, al frente de una editorial con 52 años de trayectoria, se muestra muy indignado. “En solo siete días, sí, una semana, el valor del bookcel aumento un 10% y el papel ilustración ¡un 25% en dólares! Estamos ante una inflación del 120% anual. Es muy difícil stockearse así, porque el papel se paga a muy corto plazo”. A lo que Rosso, agrega: “Lo más crítico fue febrero, con respecto a falta del insumo, y ahora estamos saliendo. Me preocupan los precios para adquirir la materia prima”.

Para intentar solucionar este problema de raíz, el titular de la Cámara Argentina del Libro, Martín Gremmelspacher, se reunió la semana pasada con el secretario de Comercio Interior de la Nación, Roberto Felleti, para presentarle documentaciones sobre el estado de situación. “Los precios están desbocados, no paran de aumentar. Él nos dijo que iba a tomar cartas en el asunto, ya que estaba al tanto del tema, y prometió hablar con las papeleras”, confía sobre la eventual reunión con las autoridades de Celulosa Argentina, firma que monopoliza la fabricación de bookcel.

A este flagelo también se suman las trabas para importar y exportar, tal como lo vivió Federico Jeanmaire, recién aterrizado de España, donde giró por un mes para presentar su nueva novela. “No habrá muchas copias en la Feria, serán unas 150, y para los próximos meses llegarán 600 más. Nos imponen un límite para traer libros. Me preocupa porque va a ser poca la gente que lo pueda leer”, le confía a PERFIL sobre Darwin o el origen de la vejez, que se distribuirá a través de Grupal.

A lo largo de las décadas no fueron pocos los que miraron al libro con un guiño de cara al patíbulo. Su destino inexorable ante el brutal avance de la tecnología parecía condenar a la obra en papel a una muerte lenta y segura. Pero nada de ese destino trágico se cristalizó. “Al libro se le decretó la muerte muchas veces, es un objeto movido por una pasión, imbatible desde la experiencia. El momento que te regala, desde la desconexión hasta la relajación, no te lo da otra cosa. Es único”, dice Rosso. “Jamás tuve miedo de que la industria se fuera al tacho. Uno ya vivió las amenazas al libro, como los electrónicos, el audiolibro, y nadie lo venció. El libro tiene mas de cinco siglos y sigue igual que siempre, con el mismo formato: un par de tapas y papel adentro”, dice Martínez, de un modo reduccionista pero muy efectivo.

Otra de las preguntas que siempre flota alrededor de la cita editorial del año es: ¿quién lee la Feria? ¿Cuál es el perfil del visitante que recorre cientos y cientos de metros de stands atestados de libros? “Es una feria masiva, desde todo punto de vista, al que no va solo el público lector. Es un programa familiar y también para el turista que busca sorprenderse. No es un plan casual. Además, los más jóvenes (entre 12 y 25 años, que ocupan la tabla del 50% de las ventas de libros) son los que más van. Es como un shopping, en el mejor de los sentidos”, dice Adriana Fernández. 

Hernán Rosso aporta que la Feria de Editores (FED) apunta a un segmento puramente lector mientras que la FIL es más popular. “Es un encuentro esperado, ir a escuchar a escritores con la fantasía de descubrir un libro que no había visto en otro lado. En otras épocas no era tan fácil hacerse de una ‘perla’ u obra rara. Hoy sigo yendo a comprar libros a la Feria porque a veces van editoriales no tan expuestas en librerías”, dice Piñeiro. Por su lado, Leder Kremer hace su aporte con una mirada más general, afirmando que va todo el mundo: el avezado y el principiante. “El lector duro te va un jueves o martes a la noche, que va poca gente, otros lo viven como el encuentro anual con el libro –y no van a librerías– y, por último, tenés al que se stockea de ejemplares para todo el año, le gusta el espectáculo, va al Firmódromo y la cholulea”.

El futuro de la industria editorial es, al igual que el desarrollo de la Feria del Libro hasta mediados de mayo, un verdadero enigma. Ambas partes marchan de la mano transitando un terreno que fue un tembladeral. Pero estoicamente, con la frente en alto, desafían su destino. “Este 2022 comenzó la recuperación, y pienso que para 2023 crecerá un 5% más. En una escala de valores del uno al diez, en la distribuidora nos fue ocho, y nueve en Eterna Cadencia. Pero le preguntás al de un centro comercial y le fue cuatro”, dice Rosso.

Salir de una pandemia obligó a que varios editores fraccionaran su oferta de novedades y también disminuyeran la tirada de ejemplares. “Si hace dos años se imprimían 1.800 ejemplares, hoy gracias si se llega a los mil. Casi un 50% menos. Y si  antes presentábamos diez, en esta edición serán seis lanzamientos”. Y cierra sin contemplaciones. “La industria del libro es resiliente, se atomizó el mercado y, a nivel general, creemos que la recuperación se está poniendo difícil por la necesidad de reinventarnos: pero volveremos a trabajar en lo mismo porque somos apasionados. Ante una crisis, no nos queda otra que mejorar la puntería”. 

Hagan sus apuestas, señores, la moneda está en el aire.

 

46ª Feria Internacional del Libro

Días: Hasta el 16 de mayo.

Lugar: Predio La Rural, avenida Santa Fe 4201, Palermo.

Horarios: Lunes a viernes de 14 a 22 y sábados y domingos de 13 a 22. 

Gratis: Menores de 12 años, personas con discapacidad, docentes que acrediten su condición, estudiantes y jubilados y quienes tengan pase cultural o tarjeta Más Cultura.

Valor: $ 300 (de lunes a jueves), $ 450 (viernes, sábados y domingos). Pase –solo compra online– de tres días por $ 700.

Beneficios: Con la compra de cada entrada, la Fundación El Libro entregará un chequelibro de $ 450 para usar a partir del 17 de mayo en librerías adheridas. Presentando las facturas de compra de libros en los stands de la Feria por más de $ 3.500 la Fundación El Libro entregará un chequelibro de $ 450 en el mostrador del Pabellón 9, para usar a partir del 17 de mayo en librerías adheridas. Con cada entrada hay un descuento del 10% para compras en la Feria.

 

Hoja de ruta

◆ 30 de abril a las 16.30 (Sala Tulio Halperin Donghi): Daniel Balmaceda presenta Grandes historias de la cocina argentina.

◆ 30 de abril a las 16.30 (Sala Julio Cortázar): Tiffany Calligaris presentará Galen Pembroke.

◆ 30 de abril a las 16.30 (Sala José Hernández): Florencia Bonelli presentará El hechizo del agua.

◆ 1º de mayo a las 16.30 (Sala Alejandra Pizarnik): Liliana Bodoc, presentación homenaje Tiempo de dragones 3. 

◆ 2 de mayo a las 18.30 horas (Sala José Hernández): A cien años del nacimiento de Saramago, presentación del libro Saramago. Sus nombres.

◆ 4 al 6 de mayo a las 18.30 horas (Sala Domingo Faustino Sarmiento): Mariana Enríquez inaugurará el Diálogo de Escritoras y Escritores Argentinos con la participación de Gabriela Massuh, Eduardo Muslip, Félix Bruzzone, Natalia Zito y Kike Ferrari, entre otros. 

◆ 5 de mayo a las 16.30 (Sala José Hernández): John Katzenbach presenta El Club de los Psicópatas.

◆ 5 de mayo a las 16.30: Jornada “40 años de Malvinas”.

◆ 6 de mayo a las 18.30 (Sala Alfonsina Storni): Gabriela Exilart presenta El susurro de las mujeres.

◆ 6 de mayo a las 20.30 (Sala Alfonsina Storni): Eugenio Raúl Zaffaroni presenta Colonialismo y derechos humanos.

◆ 6 al 8 de mayo desde las 9 (Espacio Mirta Colángelo): 25° Encuentro Internacional de Narración Oral, con el lema “25 años, más que mil y una noches”, el encuentro que valoriza la riqueza de la transmisión oral seguirá expandiéndose. Contará con la presencia de Sandra Guzmán (Brasil) y Martín Céspedes Vargas (Bolivia) (actividad arancelada).

◆ 7 de mayo a las 18.30 (Sala Victoria Ocampo): Cristian Alarcón presenta El tercer paraíso.

◆ 7 y 8 de mayo, de 9 a 13: Taller de periodismo cultural, por Jorge Carrión.

◆ 8 de mayo a las 18.30 (Sala José Hernández): Mario Vargas Llosa presenta La mirada quieta.

◆ 11 de mayo a las 20.30 (Sala Domingo F. Sarmiento): Alberto Kornblihtt presenta No, no está bien. Está mal. 

◆ 13 de mayo a las 18.30 (Sala José Hernández): Encuentro Internacional de Bookfluencers.

◆ 14 de mayo a las 16.30 (Sala José Hernández): El doctor Daniel López Rosetti presenta Estrés, sufrimiento y felicidad.

◆ 15 de mayo a las 16.30 (Sala Julio Cortázar): Claudia Piñeiro presenta Catedrales.

Ciclos 

◆ Cine: En la librería Libros del Pasaje (Thames 1762). Entrada libre y gratuita.

◆ Puig Revisitado: En el stand del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

◆ Trama Federal:  Escritoras y escritores de distintos puntos del país se reúnen para conversar sobre escritura, circulación y tensiones en la escena de la literatura argentina.