CULTURA
Narcolepsia

"La canción de Prévert", de Serge Gainsbourg

Gainsbourg fue, antes que todo, un trovador: una forma de producción artística donde la música y la lírica resultan inseparables.

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Serge Gainsbourg (París, 2 de abril de 1928 – 2 de marzo de 1991). | © Claude Truong-Ngoc / Wikimedia Commons

En el Suplemento Cultura de Diario PERFIL, ofrecemos cada semana "Narcolepsia - Coordenadas para una aproximación a la poesía", y el elegido en esta ocasión es "La canción de Prévert", de Serge Gainsbourg:

 

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Esta canción era la tuya

Era tu preferida

Creo que es de Prévert y Kosma

 

Y cada vez que las hojas muertas

Te traen a mi recuerdo

Día tras día los amores muertos

No terminan de morir

 

A otras me entrego, por supuesto,

Pero su melodía es monótona

Y poco a poco me resulta indiferente

Contra esto no hay nada que hacer

 

Nunca podremos saber dónde comienza

Y cuando termina la indiferencia

Pasa el otoño y llega el invierno

Así como la canción de Prévert

 

Esta canción, las hojas muertas

Desaparecen de mi recuerdo

Y ese día mis amores muertos

Habrán terminado de morir

 

Y ese día, mis amores muertos

Habrán terminado de morir…


 

(trad. Juan Arabia)

 

Serge Gainsbourg (París, 2 de abril de 1928 – 2 de marzo de 1991) fue, antes que todo, un trovador: una forma de producción artística donde la música y la lírica resultan inseparables. Aunque no componía sus canciones para las cortes de la Edad Media, sino para los mass media, y para demás juglares de la música pop y ye-yé.

Artista visual retirado, consideraba a la música como un arte menor, como un simple medio de supervivencia: “No me importaría, como Van Gogh, perder una oreja por la pintura, pero no por la canción”.

Era su padre quien le había enseñado algunos trucos en el piano para sobrevivir, pero fue el arte escénico de Boris Vian el que lo impulsó a ejercer su carrera.

Gainsbourg, que nunca dejó de grabar discos y de estar en la vanguardia musical, pasó con facilidad de la chanson francesa, así como por el jazz y el reggae, convirtiéndose en el personaje mediático más popular en Francia. 

Sin embargo, sus conocidos excesos con el alcohol lo llevaron a convertirse en un personaje que lo fue alejando de Birkin y de sus hijas, hasta exhibirlo por todos los canales televisivos bajo el nombre de “Gainsbarre”: un borracho melancólico y violento, un mediático maldito.

De esta época datan dos de sus escándalos más conocidos. El primero, de tinte superficial, cuando en un programa de televisión le llegó a decir a Whitney Houston que la “quería coger”, y el segundo, a cuando encendió un billete de 500 francos para demostrar como la “prostituta” del socialismo se quedaba con el 74% de sus ingresos, aludiendo a los impuestos estatales. 

Pese a todo esto, las incursiones de Serge en música, cine, literatura y fotografía fueron de una extrema e inalcanzable productividad, y en sus solitarios y últimos días conoció la admiración y respeto de la mayoría de sus colegas y críticos culturales, así como del público en general. 

Fijador de vértigos profundos y claros, como Jacques Prévert, dedicó una de sus últimas grandes canciones a Jane Birkin: “Y cuando yo me eleve hasta la aurora / Y recorra los cien pasos del corredor / Los crisantemos son flores para los cuerpos / Fríos, idóneos para cuando duermes / Alejarse de los pesares y los remordimientos / Lautréamont, Los cantos del Maldoror / Tú ya no me amas, pero yo te adoro”.