CULTURA
Fuera De cuadro

La posteridad de los que mueren

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Gela S. Autorretrato. | cedoc

En su testamento, citado por Paul Auster en “La invención de la soledad”, Israel Lichtenstein escribió: “Varsovia, 31 de julio de 1942. Quiero que recuerden a mi esposa, Gele Seckstein, artista, con docenas de obras, llena de talento, aunque nunca pudo exhibir ni mostrar sus obras en público. Durante los tres años de la guerra, trabajó como educadora, haciendo escenografías y trajes para las obras de los niños y recibió premios. Ahora, ambos nos preparamos para recibir la muerte ... Quiero que recuerden a mi pequeña hija, Margalit, de veinte meses de edad. Habla perfectamente el yiddish, un yiddish puro.”

Ya saben que van a morir. “No sobreviviré”, escribe con letras para la posteridad. Según se sabe, este periodista participó de la misión de esconder una amplia gama de materiales, incluidos registros públicos, recortes de prensa, carteles, folletos publicitarios, cupones para alimentos, correspondencia personal, publicaciones y diarios. También su testamento y el de su esposa Gele. El grupo conocido como Oneg Shabbat por sus trabajos los días sábados, también recopiló propaganda nazi y otros materiales que describen las actividades de los alemanes.

Cuando quedó claro que el gueto de Varsovia sería liquidado y que los miembros del Oneg Shabbat serían enviados a campos de concentración, cada uno de los artículos fue depositado en cajas de metal y lecheras que enterraron en varios lugares. El historiador judío polaco Emanuel Ringelblum y la mayoría de los demás miembros del Oneg Shabbat no sobrevivieron al Holocausto. Los que lo hicieron, regresaron en 1946 para desenterrar el primer lote de documentos y un segundo conjunto fue encontrado en 1950 entre los escombros de una excavación y forman lo que hoy se conoce como el Archivo Ringelblum.

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Gela sueña con un futuro: “un museo judío con el propósito de revivir la vida cultura de los judíos de pre-guerra”. Para eso ha pintado y pide, en esa misma carta de despedida, “tener en consideración que bajo las presentes circunstancias tuve que disminuir su formato”. La ternura de esta frase no hace sino duplicar su magnífico y trágico legado.