San Carlos Borromeo, una figura monumental en la historia de la Iglesia, es recordado cada 4 de noviembre en el santoral católico. Nacido en 1538 en Arona, Italia, en el seno de una familia noble, su vida estuvo marcada por un profundo compromiso con la reforma y la renovación eclesiástica, siendo un pilar del Concilio de Trento y la Contrarreforma.
La vida y obra de un gigante de la fe
Desde temprana edad, Carlos mostró una inteligencia notable y una piedad profunda. Su tío, el Papa Pío IV, lo elevó al cardenalato y lo nombró Arzobispo de Milán. A pesar de su juventud y los privilegios de su posición, Carlos vivió con gran austeridad, dedicándose por completo al servicio de Dios y de su rebaño. Renunció a sus cuantiosas rentas personales para destinarlas a obras de caridad y a la mejora de su diócesis.

Su labor pastoral en Milán fue incansable. Implementó las reformas del Concilio de Trento con fervor, reorganizando la administración eclesiástica, estableciendo seminarios para la formación de sacerdotes y promoviendo la instrucción religiosa del pueblo. Recorrió incansablemente su diócesis, visitando parroquias remotas y llevando consuelo y la palabra de Dios a todos los rincones.
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San Carlos Borromeo fue también un defensor acérrimo de la fe católica frente a la expansión del protestantismo. Su liderazgo durante la peste de Milán en 1576 es un testimonio de su heroísmo. Mientras muchos huían, él permaneció en la ciudad, atendiendo a los enfermos, distribuyendo limosnas y organizando los servicios funerarios, poniendo su propia vida en riesgo.
Se le atribuyen varios milagros, como curaciones instantáneas y la multiplicación de alimentos para los pobres. Estos actos de intervención divina reforzaron la fe de sus contemporáneos y consolidaron su reputación de santidad. Su muerte en 1584, a los 46 años, fue lamentada por toda Europa.
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La devoción a San Carlos Borromeo sigue siendo fuerte hoy en día, especialmente en Italia y en las comunidades que valoran la reforma eclesiástica y el servicio desinteresado. Es considerado patrón de catequistas, seminaristas y obispos. Sus enseñanzas y ejemplo continúan inspirando a muchos.
Una oración común a San Carlos Borromeo es: "Oh glorioso San Carlos Borromeo, que con celo apostólico y espíritu de sacrificio te entregaste por la salvación de las almas, intercede por nosotros para que, siguiendo tu ejemplo, vivamos con fe ardiente y caridad sincera. Amén."
Además de San Carlos Borromeo, el 4 de noviembre el santoral católico también conmemora a San Vital de Bolonia y a San Agrícola de Bolonia. Durante esta semana, recordamos figuras como Santa Isabel de Hungría (17 de noviembre) y San Andrés (30 de noviembre), entre otros santos.