El sábado 28 de junio, el Espacio Peces se convirtió en un refugio sonoro para quienes buscaban reconectar con lo esencial. En el cierre de la muestra colectiva Celebración, la artista y musicóloga Miriam García, bajo el seudónimo TELÚRIKA, ofreció un concierto único con cantos ceremoniales y sonidos ancestrales del folklore argentino, interpretados con una profundidad conmovedora.
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Con una trayectoria que la vincula directamente a Leda Valladares, de quien fue discípula y colaboradora, Miriam García es hoy una de las principales referentes de la tradición vocal andina. Su trabajo rescata cantos de pastoreo, coplas chapacas, bagualas, tonadas de carnaval y vidalas que sobreviven gracias a la memoria oral de las comunidades rurales.

Durante el concierto, la cantora compartió con el público el origen y la simbología de los instrumentos que la acompañaron: la caja, corazón rítmico del canto ancestral; el pututu, un caracol marino traído desde la costa por los antiguos chasquis, utilizado para convocar a la comunidad y comunicarse con los apus, las deidades tutelares andinas; y el biqué, un instrumento monocorde construido con una lata y un arco, que evoca los saberes artesanales y domésticos de los entornos rurales. Cada uno de estos sonidos, con su resonancia ritual, tejió un puente entre lo sagrado y lo terrenal, y sumergió a los presentes en la profundidad espiritual de la cultura andina.
La ceremonia coincidió con el Inti Raymi, el nuevo año andino, una celebración solar que marca el retorno de la luz y el inicio de un nuevo ciclo agrícola. Como expresó García en escena: “Estamos celebrando el nuevo nacimiento del sol, tan vital para la subsistencia de las comunidades. Y estos cantos son colectivos, circulares, vibrantes. Son una forma de crear comunidad”.
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Uno de los momentos más significativos fue cuando el público participó activamente en la interpretación de una tonada de verano, con estructura de copla intercalada por dos motes "albahaca y anís". La voz colectiva se sumó al ritual, entre repeticiones y palmas suaves, generaron un ritual colectivo que borró la línea entre espectador y cantor, integrándolos en una única energía sonora y comunitaria.

Más allá de su rol como intérprete, Miriam García es una incansable investigadora y formadora. Dirige la cátedra de “Canto andino con caja, técnicas vocálicas y ancestrales” en el Centro Cultural Ricardo Rojas (UBA) desde 1999. En 2000 editó junto a La Tinya el disco Cantos milenarios de la tierra, merecedor del Premio Trimarg de la UNESCO por su fidelidad a la música étnica auténtica.
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A lo largo de su trayectoria, Miriam ha colaborado con diversos artistas y proyectos vinculados tanto a la música tradicional como a la experimentación contemporánea. Participó como voz invitada y coautora en composiciones de Chancha Vía Circuito, y trabajó junto a figuras como Jorge Preloran, Silvia Iriondo, Kamaruko Percusión, José Tcherkaski y Soneros de Calamaní, entre otros.
Durante la presentación en Barracas, la artista propuso un recorrido sonoro que incluyó coplas, conjuros y cantos de tradición oral, en diálogo con los tres planos de la cosmovisión andina: el Hanan Pacha (el mundo de arriba), el Kay Pacha (el mundo terrenal) y el Uku Pacha (el mundo subterráneo). Más que un concierto, TELÚRIKA se presentó como una experiencia sensorial y colectiva que invitó a la introspección, el encuentro comunitario y la conexión con lo ancestral.