La relación entre Marcelo Bielsa y Sebastián Piñera nunca fue buena. Por eso no llama la atención que en Chile algunos acusen al presidente chileno de haber influido en las elecciones de la Asociación Nacional de Fútbol (ANFP) que terminó con el triunfo de Jorge Segovia y la salida de Harold Mayne-Nicholls y, por ende, también del Loco. Pero del otro lado de la Cordillera no sólo hablan de la antipatía entre el rosarino y el primer mandatario, sino de los intereses que podría haber tenido éste último para torcer el rumbo de la puja por el control de la entidad madre del fútbol en ese país.