"Ahora puedo ir a los restaurantes sin que me lleve Manu"

Fabricio Oberto llegó a la NBA en silencio. Era uno de los mejores jugadores de Europa pero no le importó bajar su perfil y relegar protagonismo. Fue al banco en silencio, respetó la estructura de una franquicia consagrada y no presentó ni una queja a pesar de sus pocos minutos en cancha. Después de una primera temporada de adaptación, regresó a San Antonio con la noticia de que los dos pivotes más utilizados por el entrenador Gregg Popovich (Rasho Nesterovic y Nazr Mohammed) habían sido traspasados. Y aprovechó su oportunidad. En silencio fue ganando la confianza del DT y de sus compañeros hasta consolidarse como titular en los partidos de la pretemporada. Hoy triplica sus minutos en cancha y aporta tanto en los rubros intangibles que el equipo sufre cuando está afuera. “Disfruto este momento. Y si bien estoy un poco sorprendido, me siento contento por mi rendimiento, por ver que le puedo responder al equipo cuando me necesita”, explica desde San Antonio, con su clásica serenidad.

— ¿Tenías miedo de fallarle a Popovich?
—No, yo ya llevo muchos años jugando al básquet y él siempre supo qué era lo que le podía dar. Pero esto es largo, la liga es muy física y quedan bastantes partidos por delante. Veremos cómo continúa la historia. La forma de ganar su confianza es con el trabajo día a día. Antes, al ser quinto pivote, por ahí no entraba ni en los entrenamientos de cinco contra cinco porque no estaba en la rotación. Ahora eso cambió y estoy listo.

— ¿Te sentís cómodo con este nuevo rol que te quita algunas responsabilidades en ataque, o preferirías volver a ser determinante como en Europa?
—Para mí es un orgullo estar al lado de jugadores de tamaña dimensión. Acá cada uno sabe su rol y yo estoy muy contento con el que me tocó. Hay partidos en los que puedo tener una mejor actuación ofensiva que en otros, pero no es algo determinante para mí. Si tengo que tirar, tiro, y si la tengo que pasar, la paso . Trato de preocuparme por hacer bien mi trabajo, de defender a pivotes más altos y más veloces que yo y de ayudar como sea. Cada uno es determinante en el papel que le toca.

Estilo de vida. Oberto asegura que el período de adaptación está superado, que se siente mucho más a gusto que en el primer año y que ya se anima a salir sin compañía por la ciudad. “Con mi mujer, por ejemplo, ya nos mandamos solos. Ahora puedo ir a los restaurantes sin que me lleve Manu. Me siento más seguro”, revela. Y Agrega: “ Igual, tengo una vida muy normal acá: me entreno, tomo mate a la tarde, duermo la siesta, estoy con mi familia, toco la guitarra y, después de los partidos, generalmente ceno con Manu y nuestras señoras”.

Finalmente, toca tres temas de su día a día en la ciudad. Primero reconoce que lo sorprendió el fanatismo de los hinchas por el equipo: “Son cálidos y están muy pegados, es una motivación extra”. Luego comenta que trata de seguir a los otros tres argentinos de la NBA cuando él no juega: “Siempre que puedo los miro por TV y hago fuerza para que les vaya bien”. Y más tarde asegura que Ginóbili lo ayuda en todo momento: “Es un buen amigo y un jugador especial para este equipo; cada vez que puede, me da consejos”.

Con respecto a la Selección, no duda: “Amo la camiseta argentina, y claro que quiero estar en el Preolímpico, pero todavía es temprano para pensar en eso. Por ahora sólo me enfoco en los Spurs”.

—¿Qué opinás de todo el revuelo que se generó con Sergio Hernández?
—Si el tiro de Nocioni hubiese entrado nadie estaría cuestionando nada. En este grupo nunca se habló por atrás. Creo que no hay que darle más importancia al tema. Vivimos una etapa nueva y diferente. Cada uno tiene su forma de trabajo y Sergio tiene la suya. Y hay que respetarla. Con él estuvimos a un tiro de la final, de eso hay que hablar.

Entre las cuerdas
Ya es ultra conocida la pasión de Fabricio Oberto por la música. El pivote de Las Varillas ya lleva cuatro años aprendiendo a tocar la guitarra y cada vez se lo nota más enganchado con el hobby. “Ahora estoy intentando armar un grupo acá junto a Brent Barry, algo informal, para hacer un poco de ruido. Yo me paso al bajo, él toca la guitarra y un scout de la franquicia la batería”, explica. Y al instante agrega: “Lo que pasa es que acá sólo se entrena una vez por día y por la mañana, por la gran cantidad de partidos que hay en la semana, por eso, como tengo la tarde libre, me prendo con la guitarra a full. Me desenchufo”. En su paso por Pamesa ya había formado un grupo de rock junto a su compatriota Federico Kammerichs (guitarra) y Víctor Luengo (batería). Se autodenominaban “De Pipis” y hasta tenían sala de ensayo, pero el proyecto no duró mucho. No obstante, lejos de conformarse, parece que el cordobés ahora va por más.

Durante la gira de pretemporada de los Spurs por París visitó la tumba de Jim Morrison, el fallecido líder de The Doors, y siempre que puede se prende en algún recital que haya en San Antonio. “Ahora creo que voy a ir a ver a BB King, que viene dentro de poco”, confiesa. Es fanático de Pearl Jam, U2 y de Nirvana (impulsores del grunge, su género preferido). Recomienda clásicos como Nevermind, de la ex banda de Kurt Cobain, o Ten, de Pearl Jam. “O cualquiera de U2, tengo todos los discos de ellos, son excelentes”, asegura. De nuestro rock, prefiere Los Piojos. “También escucho grupos de acá, de San Antonio, que pasan por la radio y que, por ahí, no tienen tanta trascendencia. Después lo normal, me gusta el rock de los 80, el grunge... La verdad, trato de escuchar de todo porque eso amplía un poco más la visión sobre la música”, afirma.

Crecer de golpe
* Si bien van sólo nueve partidos de la temporada regular, Oberto ha mejorado sus números en casi todos los rubros: promedia 5.8 puntos por partido, 6 rebotes y 19 minutos por juego.
* Desde que comenzó la temporada, el pivote cordobés ha superado su récord personal en puntos en la NBA (22, contra los Suns) y en rebotes defensivos (siete ante el mismo rival).
* Además, es el jugador más efectivo de su equipo en porcentaje de dobles (67%) y el segundo mejor reboteador detrás de Tim Duncan (6,6 por juego).