Aún falta un pasito, pero por Banfield los colores verde y blanco ya copan todo de cara a una noche que puede ser histórica. Y es que, de ganarle a Tigre (el último en la tabla), el club fundado en esa localidad el 21 de enero de 1896 podrá obtener ni más ni menos que su primer título en Primera.
Claro que, para que eso sea posible, los banfileños tendrán que sufrir antes esperando que Newell's pierda o empate con Gimnasia en su visita al Bosque platense. Pero ni ese detalle ni el fantasma de su reciente derrota ante Racing preocupan al equipo de Falcioni. Ni, mucho menos, a sus hinchas, que agotaron en pocas horas todas las entradas a su disposición.
Para cuando en La Plata los rosarinos comiencen a jugarse a las 19 sus últimos cartuchos frente al comprometido Lobo, efectivamente, ya nadie más cabrá en el muy coqueto y remodelado Estadio Florencio Sola, el mismo donde aquel Taladro de Eliseo Mouriño hilvanara un invicto récord de 49 partidos entre 1949 y 1953.
Fue por esos años, precisamente, que Banfield contó con el equipo que hasta hoy más cerca estuvo de darle a su gente la alegría de un título en la categoría superior: aquel de Graneros; Ferretti y Bagnato; Capparelli, Mouriño y D'Angelo; Converti, José Sánchez Lage, Albella, Nicolás Moreno y Huarte, que, apoyado por Evita, llegó a jugar dos finales por el certamen de 1951contra el Racing apadrinado por el ministro de Hacienda de Perón, Ramón Cereijo.
Desde aquel año lejano, la institución sureña nunca volvió a estar tan cerca de la gloria como esta noche. Y no precisamente por no haber contado con grandes figuras o excelentes equipos, como aquel que en 1962 ganara de punta a punta el ascenso y que -con pocas modificaciones- cumpliera luego recordadísimas actuaciones en la categoría superior.
Así como del "Mono" Zárate, el "Nene" Maidana, Calics, el "Toro" Raffo, el arquero Ediberto Righi y otros grandes jugadores que pasaran por el club en aquellos años '60, tampoco podrán olvidarse los hinchas albiverdes del equipo que en 1976 peleara el viejo Nacional de Primera con Adolfo Pedernera como DT, y con futbolistas como Héctor Pitarch y Félix Orte.
Ya más cerca en el tiempo, brillaron también jóvenes como Horacio García, Marcelo Benítez y Daniel Toribio Aquino en aquel equipo dirigido por Angel Cappa que no pudo evitar el descenso pese a jugar muy bien en la temporada 1987/88. O estrellas aún más recientes de la calidad de Javier Zanetti, Mauro Navas, Julio Cruz y Patrulla Jiménez, artífices de otros grandes éxitos del club en Primera allá por la primera mitad de los '90.
Cierto es que esas alegrías nunca duraron mucho ni sirvieron para que Banfield se afirmara en Primera como viene haciéndolo desde su último regreso a la divisional, que obtuviera en 2001 de la mano del acaso mayor ídolo de su público en los últimos años: el trágicamente fallecido José Luis Garrafa Sánchez, enganche y máxima figura de ese conjunto.
A partir de entonces, algo pareció cambiar en el viejo club sureño, que de alternar algunas buenas campañas con otras muy malas y descensos a la segunda división pasó a vivir el período acaso más prolífico de su centenaria historia.
Más precisamente, fue con la asunción como técnico de Julio César Falcioni en 2003 que el Taladro comenzó a acostumbrarse a ocupar un lugar destacado no sólo en el campeonato local, del que volvió a ser subcampeón en 2005, sino también internacionalmente, jugando la Copa Sudamericana en 2004 y la Libertadores al año siguiente.
Son estos tiempos los que hoy pueden tener su coronación como los mejores en la historia del club. Tiempos de arqueros como Lucchetti y Barbosa, del otrora defensor y hoy ayudante de campo Javier "Archu" Sanguinetti -quien ostenta el récord de partidos con la casaca albiverde- y de otros grandes valores surgidos de las inferiores del club como Andrés San Martín, Daniel Bilos, Jesús Dátolo y Darío Cvitanich.
Allí, en ese trabajo que la institución viene haciendo con su semillero, se encuentra sin dudas una de las claves de este presente exitoso, a la que Falcioni supo adosarle refuerzos con experiencia y fuego sagrado como Sebastián Méndez (campeón con Vélez y San Lorenzo), Marcelo Quinteros o el uruguayo Santiago Silva. Hombres que hoy pueden quedar definitivamente en un sitial de privilegio para toda esa gente que, como ellos, espera ansiosa abrazarse a la gloria.
(*): De la redacción de Perfil.com.
