El británico Max Mosley permanecerá en su cargo de presidente de la Federación Internacional de Automovilismo, después de que la asamblea general extraordinaria del organismo le diera hoy en París un voto de confianza pese al escándalo sexual que protagonizó.
Mosley seguirá hasta octubre de 2009, cuando termina su mandato, gracias a 103 votos a favor, por 55 en contra, siete abstenciones y cuatro sufragios nulos, según los datos oficiales comunicados por la FIA. Sin embargo, entre los miembros que votaron en contra hay federaciones de mucho peso, como las de Estados Unidos, Australia, Japón, Francia, Alemania o España. Algunas de ellas, junto al mismo jefe de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, e importantes casas fabricantes, habían pedido ya abiertamente la dimisión de Mosley.
"Me sorprendería mucho que la organización permaneciera unida", dijo tras la reunión el presidente del organismo estadounidense, Robert Dalbernet. "En cuanto al futuro, no creo que las cosas puedan ser mucho más difíciles de lo que puedan ser ahora. Es un resultado muy desafortunado, es un día muy desafortunado para la FIA".
Tras la celebración de la votación en la sede de la FIA, en la parisina Place de la Concorde, los miembros de la organización tuvieron un almuerzo al que, sin embargo, mucha gente no asistió.
Mosley, de 68 años, solicitó la convocatoria de la asamblea extraordinaria tras el estallido del escándalo sexual en el que se vio envuelto a finales de marzo, cuando el diario sensacionalista "News of the World" publicó en su web un video en que se ve a Mosley en una orgía de presuntos tintes nazis con cinco prostitutas.
El presidente de la FIA nunca negó su participación en la orgía, pero rechaza que su contenido tuviera connotaciones nazis, algo que, por encargo del organismo rector del automovilismo, fue investigado por el abogado Anthony Scrivener.
El letrado expuso sus conclusiones frente a la asamblea y aseguró que la orgía sadomasoquista, en la que se ve a las mujeres vestidas con uniforme militar y ropas de presidiarias y hablando alemán, no tuvo tintes nazis.
El presidente de la FIA, que según los asistentes a la reunión estuvo tranquilo en todo momento -"muy en su lugar"-, es hijo de Oswald Mosley, fundador de la Unión Británica Fascista y ex miembro del Parlamento representando a los laboristas y los conservadores. El padre del presidente de la FIA murió en 1980.
"La conclusión fue que no tiene nada que ver con temas nazis. Eso es algo que se dijo muy clara y expresamente", dijo a la agencia de noticias dpa el presidente de la Federación Austriaca de Automovilismo, Bernard Kraus, que fue, sin embargo, uno de los que votó en contra de la continuidad. "Nosotros votamos en contra porque creemos que ya no es la persona que puede representarnos", explicó.
De hecho, la asamblea decidió que Mosley continúe en el cargo, pero que no sea más el rostro de la FIA en actos oficiales, algo que quedará en mano de sus vicepresidentes, Franco Lucchesi y Marco Piccinini. "Va a ser duro", dijo a dpa sin embargo el mandatario de la Federación canadiense, Tim Shearman. "Porque los estatutos dicen que es el presidente quien debe cumplir ese rol, así que habrá que ver los estatutos".
De momento, el canadiense no sabe si Mosley acudirá el fin de semana al próximo Gran Premio de Canad en Montreal. Pese a las diferencias, la reunión discurrió, según los presentes, en un tono de cordialidad. "Hubo opiniones muy fuertes de ambos lados. Pero todo de manera respetuosa", dijo Shearman. "El ambiente fue muy amistoso. No hubo discusiones, ni peleas ni agresividad", agregó Kraus.
Mosley apenas mostró emociones durante la asamblea a puerta cerrada, en la que hablaron 25 personas, pero al final, tras la votación, agradeció la confianza de la mayoría de los asistentes. "Es un hombre muy fuerte con una alta capacidad para el debate", lo describió el presidente de la Federación holandesa, Guido van Waerken. La FIA tiene 222 miembros, pero no todos tienen derecho a voto.
Fuente: dpa