Lejos del brillo de aquel Cosmos de New York que a fines de los ’70 contratara cracks de la talla de Pelé y Beckenbauer para hacerlos jugar el torneo de la extinta NASL (North American Soccer League), el Columbus Crew, con cuya casaca amarilla y negra jugará Guillermo Barros Schelotto, se ha caracterizado en sus escasos 13 años de vida por ser uno de los equipos más modestos de la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos.
De hecho, el club que juega en la ciudad de Columbus del estado de Ohio, en el noroeste del país, no sólo es uno de los que nunca ganaron el título en la liga norteamericana, sino que en las dos últimas temporadas terminó como último de seis participantes en su zona.
En el torneo del año pasado, incluso, el Columbus fue el equipo que menos puntos sumó y el que menos goles anotó (sólo 30 en 32 partidos, con un promedio inferior a uno por encuentro) de los 12 que participaron del certamen, en cuya fase inicial los clubes son distribuidos en dos secciones o “conferencias”: la “Este” y la “Oeste”.
La última vez que el club pudo seguir en competencia luego de ese primer tramo del campeonato, pasando al sistema de “playoffs” que se utiliza para dirimir el título, data de 2004, año en que ganó con bastante comodidad la Conferencia Este. Pero ello de poco y nada le sirvió, ya que cuando nadie lo esperaba fue eliminado en cuartos de final por un New England Revolution que había terminado anteúltimo en su misma zona.
En la presente edición del campeonato, el club arrancó obteniendo dos magros empates sin goles en sus primeros partidos, ante los New York Red Bulls y el Real Salt Lake. Este jueves, en tanto, igualó 2-2 en su visita al New England Revolution, en uno de los adelantos de la tercera fecha de la MLS.
Otra pauta de la poca trascendencia del Columbus dentro de la MLS la dan los nombres de los cinco argentinos que jugaron hasta ahora allí: el volante ofensivo Marcelo Carrera, quien apareciera en Independiente a comienzos de la década del ’80 sin poder afirmarse nunca en el equipo; Mario José Gori, el ex lateral izquierdo de Rosario Central que salió airoso en Estados Unidos de un proceso judicial por violación; el defensor Ricardo Iribarren, de actuación discreta en Estudiantes de La Plata; el marcador de punta Sergio Míguez, ex Racing y Platense, y Silvio Rudman, el máximo trotamundos argentino de la historia, que jugó en ¡nueve países! y en el Boca de Menotti pero nunca llegó a ser lo que prometía a fines de los ’80 en sus comienzos en Argentinos Juniors.
Otros conocidos del público argentino que pasaron por las filas del club son el chileno Sebastián Rozental, de muy olvidable paso por Independiente, y el sudafricano Doctor Teophilus Khumalo, cuya breve actuación en Ferrocarril Oeste constituyera toda una extrañeza a mediados de la década del ’90, pero nada más que eso.
Actualmente, las máximas figuras del equipo son el defensor Frankie Hejduk, habitual integrante de la selección de EE.UU., el zaguero chileno Marcos González, quien en la Argentina vistiera fugazmente la casaca de Colón de Santa Fe, y el delantero costarricense Andy Herron, uno de los refuerzos contratados con mayor expectativa por el club para este campeonato.
Datos a la vista, en definitiva, resulta muy fácil entender por qué para el Columbus la contratación de Barros Schelotto representa todo un acontecimiento, además de la más importante realizada por el club en su historia como sus propios dirigentes la calificaron sin dudarlo siquiera un instante.
En efecto, más allá de un esfuerzo económico importantísimo, jamás realizado antes por la institución, la presencia del ex jugador boquense trae aparejado para la gente de Ohio nada menos que la posibilidad de soñar con salir del oscuro lugar que la MLS parece tenerles reservado en sus competencias. Algo que justifica con creces lo invertido por quien es, sin dudas, “la gran esperanza blanca” de un club con ganas de salir de pobre de una vez por todas.