"Somos de buena sangre los argentinos", dice Esteban Solari, y ríe. La frase se desprende de una anécdota que tiene que ver con su titularidad en el Apoel de Chipre durante su primer paso por el club, allá en 2005. Son de buena sangre para el fútbol los Solari, se puede agregar. Es que de los cuatro hijos varones del ex jugador y DT Eduardo Solari, tres sellaron su destino a la pelota: Santiago, el Indiecito, uno de los argentinos que durante los primeros años del 2000 formó parte de los éxitos del Real Madrid; David, el más pequeño, de gran presente en el Hapoel Kiryat Shmona de la liga israelí y Esteban, el argentino del Apoel que hoy buscará hacer aún más grande la hazaña del club en la Champions League al enfrentar al equipo merengue, uno de los más poderosos del mundo.