Ni una cara triste, ni lágrimas o bronca por la eliminación. El último día de la selección de Eslovenia en Johannesburgo, tras haberse quedado afuera del Mundial de Sudáfrica 2010, tuvo otros condimentos: varias botellas de whisky, cerveza, habanos, polca a todo volumen y mujeres, muchas mujeres. Una palabra resume el sentimiento que marcó la fiesta: descontrol. 442 estaba en el hotel Southern Sun Hyde Park y presenció cómo los eslovenos tiraron la casa por la ventana antes de volver a su país, sin pena ni gloria.