Algún día la mala se iba a terminar para San Lorenzo. Y fue ayer a la tarde, justo cuando enfrente estaba Argentinos Juniors, uno de los líderes de la Superliga y también uno de los clubes que los hinchas del Ciclón más recuerdan, porque fue el que concretó el descenso en el 81. San Lorenzo recuperó la memoria y lo goleó 3-0, resultado que sirvió para que el propio Marcelo Tinelli confirmara a Diego Monarriz en el banco azulgrana hasta fin de año.
En la previa habían corrido las versiones de la llegada de Pipo Gorosito, pero el triunfo de Diego Monarriz, que logró su primer triunfo de todos sus ciclos, sirvió para cambiar los ánimos. San Lorenzo gozó de la efectividad que no había tenido en el último mes, resolviendo la historia en los primeros 45 minutos.
Los hermanos Oscar y Angel Romero fueron grandes responsables: a los 20 minutos, el primero lanzó el centro para el 1-0 de Gonzalo Rodríguez y a los 35, tras una combinación entre los guaraníes, definió de cabeza el juvenil Adolfo Gaich para ampliar la ventaja.
Y antes de cumplirse el tiempo reglamentario, el árbitro Nicolás Lamolina sancionó penal por una mano de Miguel Angel Torrén y Angel Romero lo cambió por gol para darle marco de goleada y celebrar con los hinchas que pusieron la cara en el duro momento.
Porque San Lorenzo volvió a ganar después de cuatro derrotas consecutivas y se metió nuevamente en la pelea por la clasificación a las copas internacionales.
Para el Bicho fue otra posibilidad perdida, porque la semana pasada, cuando estrenaba la punta en soledad, empató con Defensa y Justicia y fue alcanzado por Lanús, que este sábado perdió el clásico con Banfield. Ahora ambos podrían ser superados por River y Boca.
Si algo hay que destacar de San Lorenzo fue la intensidad defensiva para frenar el ofensivo planteo de Argentinos. El local tuvo el control del partido y desequilibró como quiso en los pies de los hermanos Romero.
Los dirigidos por Diego Dabove no tuvieron conexión, no encontraron las líneas de pases y se les hizo imposible desbordar con Hauche y Batallini, para asistir a Santiago Silva.
El cabezazo de Gaich, a los 35, llegó para darle tranquilidad al Ciclón y confirmar que los hermanos Romero eran los dominadores del juego. El penal por una mano de Torrén –la tenía sobre el pecho pero Lamolina lo cobró igual– le dio la chance a San Lorenzo de sentenciar la historia y Angel Romero no perdonó. Así, el complemento estuvo totalmente de más. Pero sirvió, al menos, para restablecer el vínculo con los hinchas.
