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La gran mentira de “tenemos un proyecto”

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Gago. Perdió el Superclásico y se tuvo que ir. | afp

En el vertiginoso fútbol argentino, donde la paciencia es un bien tan escaso como la lógica y los pocos proyectos de largo plazo que existen lucen como utopías, la dimisión de Fernando Gago no es sorpresa, sino la confirmación de una tendencia que lleva décadas.​ Como la muerte de Santiago Nasar, la salida del entrenador de Boca era un suceso anunciado. Todos lo sabíamos. Acá, la sarasa del “tenemos un proyecto” no existe porque siempre choca con la realidad de tiempos y resultados.

Hace ocho meses, el antecesor de Gago (Diego Martínez) expresaba en conferencia de prensa al anunciar su renuncia: “Creo que, en este momento, más allá de sentir que somos todos un poco responsables, lo más sano es que nosotros dejemos el cargo”. Su sucesor, recientemente eyectado del cargo ni siquiera habló en conferencia, pero seguramente podría haber dicho algo muy parecido.

No hay entrenador que no piense que dirigir en el fútbol argentino es meterse en una picadora de carne. En ese rubro, por peso específico y por quienes lo conducen, Boca es una máquina de máxima potencia.

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Es vox populi que los proyectos futbolísticos son una mentira porque no hay paciencia. La necesidad de obtener resultados es inmediata y la injerencia de factores externos, para los entrenadores, es una constante.​ Las redes sociales exacerbaron la presión sobre los protagonistas. Cualquier advenedizo, sin haber pateado nunca una pelota, te arma un video hermoso que llega a los cien mil likes y que te transforme en meme. Hoy no hay tiempo ni respaldo para la construcción de un equipo que transmita confianza, es meter el pleno de lleno o nada.

En Crónica de una muerte anunciada, García Márquez cuenta la historia de Santiago Nasar, quien es asesinado brutalmente por los gemelos Vicario, que buscan vengar el honor de su hermana. Nasar es acusado injustamente de haberle quitado la virginidad antes de su boda. La novela narra cómo, pese a ser de público conocimiento, nadie interviene para evitar el crimen. No hace falta mucha imaginación para trazar un paralelismo entre Gago y Nasar, el consejo de fútbol y los gemelos, Riquelme y el padre de la novia, y el honor de Ángela con el de Boca mancillado al quedar fuera de la Copa Libertadores.

Nasar es asesinado a cuchilladas en la puerta de su casa y a plena luz del día. Como hizo Chicho Serna, cuando dejó trunco el ciclo de Gago con un “hasta acá llegó” que quedará para la historia. A Fernando, el 62% de efectividad (17 victorias, 5 empates, 8 derrotas), no le alcanzó para sostener el cargo tras la derrota en el Superclásico.

La pregunta es: ¿Cómo se construye una identidad o un estilo frente a tantos vaivenes decisorios y un clima de inestabilidad? De Almirón que no dirige ni plantea partidos como Martínez, a pasar de Martínez que está lejos de asemejarse a Gago, el salto es cuántico. Quien venga ahora tiene por delante el desafío de amalgamar a velocidad un equipo mareado.

​Mientras tanto, el plantel quedará nuevamente a cargo de Mariano Herrón. Rodolfo Arruabarrena, Kily González, Gustavo Quinteros y Alexander Medina son algunos de los candidatos. Por delante están los playoffs del campeonato local y, en junio, el Mundial de Clubes, donde comparte grupo con Benfica, Bayern Múnich y Auckland City.

Se estima que para esa fecha ya llegará con nuevo entrenador porque el chivo expiatorio les permite a las sociedades y a ciertos grupos evadir su propia responsabilidad. Boca los ejecuta de manera cada vez más frecuente.